Alejandro Canales
UNAM-IISUE-PUEES
@canalesa99
(Publicado en la versión digital de Campus Milenio No. 1089. Mayo 8, 2025)
La presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, inauguró una nueva sede del programa Universidades para el Bienestar Benito Juárez García (UBBJG). Actualmente, al parecer, ya suman más de dos centenares de sedes. Sin embargo, desde la instauración de los primeros planteles, el proyecto ha sido opaco en sus números, en su funcionamiento y en su alcance.
El pasado 3 de mayo, cuando la presidenta dirigió unas palabras, a propósito del nuevo plantel en el Lago de Texcoco, mencionó que la inauguración de una nueva universidad pública debía festejarse. Y sí, sin duda debe celebrarse la ampliación de las oportunidades educativas, especialmente para los jóvenes que provienen de los deciles de ingresos más bajos.
La presidenta Sheinbaum anotó: “la Universidad del Bienestar Benito Juárez García, que muchos —imagínese nada más— han querido minimizar, dicen: ‘Esa no es una educación de calidad’. Claro que es una educación de calidad, es de las mejores educaciones que hay en nuestro país, lo que pasa es que sirve a aquellos que no tenían acceso a la educación y eso, no lo pueden reconocer todos aquellos que defendieron el periodo neoliberal”.
El acceso a la universidad sigue siendo limitado, y más para los sectores socioeconómicos desfavorecidos. Las cifras oficiales muestran que solamente tres de cada diez jóvenes del grupo de edad están matriculados en la educación superior (SEP, Principales cifras 2023-2024, p. 85).
Pero no solamente tenemos una tasa neta baja en educación superior, también es muy desigual. La cobertura para este nivel educativo es total para los jóvenes del decil de ingresos más alto, mientras que para el primer decil apenas ronda el 20 por ciento.
Las sedes de las UBBJG, según su decreto de creación, estarían enfocadas a estudiantes ubicados principalmente en zonas de alta y muy alta marginación (DOF, 30.07.2019). Una medida justa y muy necesaria. Al iniciar el sexenio anterior, el proyecto era instaurar 100 unidades y matricular a 64 mil alumnos.
El primer informe de gobierno del expresidente López Obrador reportó que para el primer año ya se habían construido las 100 sedes y estaban matriculados casi 40 mil alumnos (pág. 153). Es decir, de forma insólita, lo que se planeaba para un sexenio se alcanzó en un año.
Sin embargo, luego resultó que los números no eran los que se pensaban. La misma fuente de datos, en el segundo informe, dos años después, indicaba que la matrícula más bien era de 15 mil alumnos y eran 80 las sedes, no un centenar.
Lo relevante no es la exactitud de los números; después de todo, se trataba de un programa en marcha, con números en movimiento constante. Lo importante es que era y es un programa que no forma parte de la estructura administrativa de la SEP y, por tanto, no sigue las reglas de información, transparencia y evaluación que rigen a otras iniciativas gubernamentales. De hecho, de forma explícita rechazó la evaluación del Coneval.
Tal vez por la misma forma de operación, los avances del programa se han visto con escepticismo, cuando no con rechazo. Diferentes aproximaciones al programa, por medios diversos, han documentado que múltiples sedes no se ubican en los municipios de mayor marginación; también se ha mostrado la escasa infraestructura de los planteles o las condiciones precarias e inestables de la planta de profesores.
Los conflictos son frecuentes en todas las instituciones universitarias, pero son preocupantes los que ocurren en las UBBJG. Las redes sociales y los medios han dado cuenta de los conflictos laborales que se han suscitado sin cesar desde la instauración del programa. Otro tanto ocurre con la inconformidad de los alumnos por los cambios en las carreras que cursan, por la gestión de las sedes o porque no reciben sus títulos.
El programa, lejos de abrirse a la búsqueda de soluciones y desplegar la información de interés público, se ha encerrado en sí mismo. Si bien existe una página electrónica sobre las UBBJG en la que aparece información básica, no es toda la que importa, ni tampoco funcionan todas las ligas de la página. Por ejemplo, lectora lector, intente encontrar la estadística elemental de estudiantes y profesores por cada una de las sedes. No la encontrará. Y mucho menos intente averiguarla presencialmente en las sedes. Los informes de gobierno solamente proporcionan datos agregados.
La directora del programa UBBJG, Raquel Sosa, en el mismo acto inaugural de la sede en el Lago de Texcoco, mencionó que actualmente suman 202 sedes, 85 mil alumnos y mil 652 profesores. Además, adelantó que el programa seguirá creciendo, porque habrá “20 nuevas sedes para este próximo ciclo escolar de 2025-2; y ojalá, 20 sedes nuevas por año hasta completar 300 sedes educativas” (Lago de Texcoco 03.05.2025).
Los números pueden ser deslumbrantes, pero si el programa seguirá creciendo, lo mejor será asegurarnos de que las oportunidades educativas que reciben los jóvenes más desfavorecidos representan verdaderas opciones de formación y no destellos que cegarán el futuro laboral de esos jóvenes. En la próxima entrega retornaremos con algunos números simples.
Pie de página: Esta semana se realizó en las instalaciones de la UNAM el Encuentro Nacional de Rectores Universia México, acudieron más de un centenar, ya veremos qué plantearon y qué sugieren.