Los jóvenes
Alejandro Canales
UNAM-IISUE/SES
canalesa@unam.mx
Twitter:@canalesa99
Es el grupo de
edad que está entre los 15 y los 29 años e incluye desde la educación básica
hasta el posgrado. No solamente en materia educativa, tampoco se trata nada más
de los jóvenes y no es únicamente cosa de cifras. Pero ahí se localizan
principalmente los grandes retos de este periodo y de esta administración.
El primer
desafío ya comenzó con la reciente “Campaña nacional de alfabetización y
abatimiento del rezago educativo”. Actualmente, son poco más de 5 millones los
jóvenes que no iniciaron o no han concluido su educación elemental; una cifra
abultada, aunque no representa la parte mayoritaria de los 32 millones del
volumen global de rezago educativo.
En términos
relativos, los jóvenes en situación de rezago educativo suman entre 15 y 20 por
ciento del total. El punto de quiebre para la mayoría de esos jóvenes ha sido
la secundaria. Ahí, en alguno de los tres años del nivel, se truncó su
trayectoria escolar y no concluyeron sus estudios.
Ninguna
persona debiera carecer de los conocimientos elementales de la enseñanza
básica. Todavía menos aquellas que están en la etapa más productiva o que
tienen un horizonte de más largo plazo. Las mismas autoridades han reconocido
las dificultades de atender el rezago educativo en las personas de edad
avanzada y en las zonas más dispersas.
Así que,
seguramente, la mayor cuota del combate al rezago, las mayores probabilidades,
y especialmente del último tramo de la educación básica, vendrán de la
población más joven. Sin embargo, demandará estrategias especiales de captación
y atención educativa. El asunto es: ¿están previstas? No lo parece.
Otro gran reto
es el de ampliar las oportunidades educativas en el grupo de jóvenes de los 15
a los 17 años, la edad correspondiente a la media superior. La Constitución ya
establece la obligatoriedad de este nivel, la cual deberá alcanzarse plenamente
en el ciclo escolar 2012-2022.
La actual
administración, en su programa sectorial, se ha propuesto llegar a una tasa
bruta de 80 por ciento (de los cuales 79 por ciento de hombres y 81.1 por
ciento de mujeres) para el ciclo 2018-2019. En el ciclo escolar del año pasado,
la matrícula llegó a los 4.5 millones y la tasa de cobertura se estimaba en
alrededor del 66 por ciento.
Es decir, en
este periodo se propone incrementar alrededor de 14 puntos porcentuales la tasa
de cobertura. Al siguiente, nada menos, le corresponderá alcanzar los 20 puntos
restantes para lograr la universalización. Una proyección de crecimiento muy
rápido en muy poco tiempo: más de tres puntos porcentuales cada año hasta el
2022. Difícil.
Además, el
incremento de matrícula debe producirse en el contexto del ajuste estructural
que está en marcha con la reforma del nivel. Pero todavía no logra establecer
el sistema nacional de bachillerato (solamente incluye a alrededor del 5 por
ciento del total de planteles de media superior) ni contener el grave problema de
abandono escolar que es recurrente.
Un desafío más
es el de las metas de cobertura educativa para los jóvenes entre los 18 y 22
años, el grupo de edad de la educación superior. En el programa sectorial quedó
como meta incrementar ocho puntos la tasa bruta de escolarización: pasar de 32
a 40 por ciento entre el 2012-2013 y 2018-2019. Una meta que tampoco está a la
vista que se pueda alcanzar fácilmente, como en estas mismas páginas Roberto
Rodríguez lo ha examinado (CampusMilenio
No. 522).
Ciertamente, la
campaña nacional de alfabetización o el “Programa de expansión en la oferta
educativa en educación media superior y superior”, así como los programas de
becas y diferentes iniciativas institucionales para tratar de ofrecer respaldo
a los jóvenes, han buscado remediar los problemas.
Sin embargo, los esfuerzos han sido insuficientes en los asuntos más elementales; ni hablar del tema del empleo. Los jóvenes representan una tercera parte de la población en México, pero la tasa anual de su crecimiento perdió impulso desde los años ochenta. Las oportunidades más bien se les han ido estrechando.
(Publicado en
Campus Milenio No. 573. Agosto 28, 2014, p.5)