Alejandro
Canales
UNAM-IISUE/SES
Twitter:
@canalesa99
Tal
vez porque el grave conflicto sobre la controvertida reforma educativa ocupa el
centro del debate o quizás porque es demasiado pronto para ponderar cuál será
su alcance. El caso es que suscitó poca atención y escaso interés el anunció de
la puesta en marcha de una amplia plataforma educativa. Un sitio creado por la
Fundación Carlos Slim y presentada por él mismo.
La
idea no parece irrelevante, menos si se trata de una iniciativa de un jugador
de grandes ligas como Carlos Slim y su habitual sagacidad para los grandes
negocios, es una plataforma que ofrecerá contenidos educativos en línea desde
nivel primaria hasta maestría.
Slim
señaló: “Necesitamos refrescar la educación, hacerla divertida. La tecnología
ha permitido que la gente esté comunicada y tenga la oportunidad de acceder al
conocimiento. Queremos ofrecer e integrar todos esos cursos en una plataforma
educativa donde todos se puedan capacitar” (Milenio
Diario 15.06.2016).
La
plataforma se denomina “app-prende” (aprende.org) y ofrece contenidos
educativos en diferentes áreas de conocimiento, cursos de capacitación para
empleo en diversas especialidades, diplomados e incluso la posibilidad de certificación.
Además, en el nivel superior permite vínculos con sitios web como Coursera o Udacity, organizaciones que ofrecen los
llamados cursos online masivos y abiertos (Mooc, por sus siglas en inglés).
El director general de la Fundación Telmex,
Arturo Elías Ayub, ha dicho que los contenidos ofrecidos por app-prende van de
la primaria hasta maestría y son gratuitos. Suman casi un centenar de cursos,
más de tres millares de videos y se supone que la plataforma está activa en 147
países. Elías Ayub dijo que: “Es un cambio de paradigma donde la calidad del
contenido está 100 por ciento controlada”.
Al
parecer, por lo que anunciaron Slim y Elías Ayub, y seguramente es parte del
motor de la iniciativa, se alentará la re-utilización de teléfonos inteligentes
(“un mercado secundario”) y se potenciará la conectividad en aquellos segmentos
de la población que todavía no tienen acceso a Internet. Desde luego, a través
de las compañías proveedoras del servicio del mismo Slim.
Es
previsible que el proyecto app-prende pueda tener un mayor impulso porque han
dicho que se presentará el próximo mes de septiembre a la Unión Internacional
de Telecomunicaciones (UIT) para que otros países y operadores puedan ser parte
de la iniciativa. La UIT es un organismo perteneciente a Naciones Unidas
(basado en la asociación público-privada), especializado en tecnologías de la
información y la comunicación que agrupa a casi dos centenares de países y alrededor de 700 entidades del
sector privado.
Por
ahora no se ve con claridad si el proyecto de la plataforma modificará
sustancialmente la forma de prestar el servicio educativo, al grado de competir
con el complejo y tradicional sistema escolar presencial, si su impacto será
principalmente en el disputado negocio de las telecomunicaciones o si sus
efectos se notarán en ambos terrenos.
Ciertamente,
los dispositivos tecnológicos y las tecnologías de la información han ingresado
velozmente en la vida cotidiana y han modificado nuestros hábitos y costumbres
sin apenas percatarnos. Pero, frecuentemente, se pierde de vista que son solamente
instrumentos o medios, y se les atribuyen más capacidades y responsabilidades
de las que pueden cumplir.
No
es la primera vez que Carlos Slim impulsa proyectos sociales, asociados a las
telecomunicaciones, y seguramente no será la última. En este caso, lo que llama
la atención es la relativa facilidad con la que creó y puso en marcha una
plataforma educativa.
En
contraste, se advierte la dificultad gubernamental para diseñar e implementar
razonablemente bien casi cualquier acción de las que ha planteado, ya no
digamos la reforma educativa. Por ejemplo, algo técnicamente similar, como la
Universidad Abierta y a Distancia de México, o incluso algo más reciente y más
acotado: el Repositorio Nacional.
Sí,
el Repositorio es esa plataforma digital para almacenar y preservar información
científica y académica financiada con fondos públicos. A la fecha todavía no
existe, aunque se supone que desde hace dos años se trabaja en el plan del
repositorio y ya debía estar funcionando desde hace un par de meses.
Claro,
el gobierno federal y Carlos Slim son jugadores muy diferentes en una misma
cancha, como también sus plataformas informáticas son dos proyectos muy
diferentes, con organizaciones, finalidades y extensión también distintas. Sin
embargo, no pueden dejar de notarse las diferencias en recursos y en
capacidades.
(Publicado
en Campus Milenio No. 664, Julio 7, 2016, p.5)
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