(Publicado
en Campus Milenio No. 749. Abril 12, 2018. Pág. 5)
Lo
que actualmente ocurre con el manejo de datos por parte de las empresas Cambdrige Analytica (CA) y Facebook (FB) tiene los ingredientes para
un episodio de Black Mirror. Esta
última es la exitosa serie de televisión británica cuyos derechos compró Netflix. El eje de la serie es mostrar
cómo es o podría ser nuestra vida con el uso intensivo de la tecnología. Las
situaciones que ilustra pueden ser irrisorias o dramáticas, pero casi siempre
son muy perturbadoras. Todavía más porque un episodio, posible en la realidad
real, no solamente altera el comportamiento individual, también puede minar instituciones
básicas del Estado.
Al
menos en el caso mexicano, el Instituto Nacional Electoral (INE) y la comisión
de ciencia y tecnología de los diputados, públicamente, establecieron contacto
oficial con FB, la plataforma más importante a nivel mundial en las redes
sociales. Tiene el mayor número de usuarios de todo el mundo: 1.8 mil millones.
Y cómo no va a ser inquietante si nadie sabe qué destino tiene o tendrá la
acumulación de información o la mezcla entre lo virtual y lo real de esta red
social.
Tampoco
está claro el orden de las cosas: lo virtual nos anticipa los hechos o, más
bien, es a la inversa. Desde hace décadas, ante acontecimientos en el mundo
real que se habían escapado a la imaginación de los guionistas se decía: la
realidad superó a la ficción. Hoy son realidades paralelas y en ocasiones se
confunden. Claro, el dolor de un ladrillazo en la cabeza o en el pie nos traen
inmediatamente de vuelta al mundo fáctico y nos recuerdan que no estamos frente
a una pantalla, pero lo virtual también tiene consecuencias.
En
el más reciente acontecimiento, todo comenzó cuando en el mes anterior, un
exempleado de CA reveló que esa compañía había utilizado información y
prácticas indebidas con los datos recabados por FB, principalmente para
intervenir en las preferencias electorales. CA, empresa británica, consultora,
tiene dos divisiones: una comercial y otra política. La primera se dedica a
mejorar estrategias de mercado y la segunda a influir en los potenciales
electores (https://cambridgeanalytica.org/). Esta última es
la que está en el centro de atención.
La acusación del
exempleado motivó investigaciones de varios diarios estadounidenses que confirman
el uso de información personal y la propagación de noticias falsas. Las
primeras declaraciones de Mark Zuckerberg, el fundador de FB, también apuntan
en el mismo sentido. Sin embargo, los detalles todavía no están documentados
con suficiencia ni los mecanismos de operación. En Wikipedia está una
cronología de los principales acontecimientos y de las fuentes que los han
destacado (https://goo.gl/RavJxa)
El
hecho de filtrar información personal es grave y todavía más si lo que se busca,
deliberadamente, es inducir patrones colectivos de comportamiento, como
generalmente ocurre. Las herramientas de inteligencia artificial analizan
millones o miles de millones de datos que circulan en las redes sociales y
pueden deducir lo que puede ser más probable a nivel personalizado. Por eso el
registro del consumo en línea o la utilización de ciertos programas, hacen
relativamente predecible lo que es más cercano a las preferencias individuales.
Por supuesto, la ayuda de “noticias falsas” ayudan a trazar ese camino. Claro,
es muy diferente la selección de un producto o un servicio a la de un jefe de
Estado o de gobierno. ¿O no?
En
esta semana, Zuckerberg, debió comparecer ante comisiones del Congreso
estadounidense para explicar lo ocurrido con la filtración de datos a CA y qué
haría para solucionar el problema (al escribir esta columna todavía no estaban
los datos de la comparecencia). El fundador de FB ha confirmado que los
usuarios invlocrados son 87 millones y la mayoría son estadounidenses (los
mexicanos son casi 800 mil).
Lorenzo
Córdova, el presidente del INE, en cuanto se supo sobre la filtración de datos
de FB, se apresuró a aclarar que el Memorándum de coooperación (MOC) que firmó
con esa compañía el pasado 5 de febrero no tenía ningún convenio oculto ni le
proporcionaría datos del padrón electoral. El documento de tres hojas se puede
consultar aquí: https://goo.gl/5X58qN
Por
su parte, la comisión de ciencia y tecnología de los diputados, el 3 de marzo
de 2016 se reunió con Diego Bassante, el gerente de política y gobierno para
América Latina de FB. Según lo indicó el informe de los diputados, la reunión
fue para “dar a conocer el uso adecuado de esta red social en el sector público
y político”. Por supuesto, tal vez ni uno ni otros anticipaban el escándalo con
la filtración de datos que ocurriría dos años después.
Tal
vez tardaremos en advertir plenamente los efectos de la tecnología en nuestras
vidas y el pago que haremos por esa supuesta comodidad y sensación de expansión
e inmediatez que ofrecen las tecnologías informáticas. ¿Un largo episodio que
dejaremos que se autoregule? Seguramente nos saldrá muy caro.
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