Alejandro Canales
UNAM-IISUE/PUEES
Twitter: @canalesa99
(Publicado en la versión digital de Campus Milenio No. 963. Septiembre 8, 2022)
El voluminoso cuarto informe de gobierno, al menos las 14 páginas del apartado de ciencia y tecnología, es un relato épico de una profunda y fructífera transformación del sector. Lo que llama la atención es que ningún logro en la materia fue mencionado en el mensaje político que pronunció con ese propósito el presidente López Obrador el mismo 1 de septiembre.
Sin embargo, no es la narrativa del informe escrito y su ausencia en el mensaje político lo que nos debería sorprender, después de todo el sector es una menudencia en las graves e importantes tareas de gobierno, lo más relevante es que el relato del apartado no resiste las comparaciones ni la contundencia de los datos fríos.
¿Tiene importancia la omisión de logros del sector en el mensaje político? No mucha, la verdad. Por una parte, las conferencias de prensa matutinas del ejecutivo federal han sido un instrumento eficaz para repetir y amplificar una y otra vez los temas de una crónica epopéyica. Entonces, si alguna, pocas novedades quedaban por informar en el mensaje político.
Además, los mensajes políticos de los informes de gobierno, del actual y de los anteriores, solo le dan espacio y volumen a lo que quieren enfatizar ante los gobernados. Seguramente, por la misma razón, el discurso de López Obrador, con un cambio en marcha de contenidos para la educación básica, tendió puentes con los profesores. “Son, de verdad, apóstoles de la enseñanza... Esa propaganda vulgar, sucia, de que los maestros no trabajaban y eran rebeldes sin causa ha quedado en el basurero de la historia”, dijo.
En cambio, el informe por escrito de sector abre su presentación apuntando: “A casi cuatro años de iniciada la Cuarta Transformación del país, la reorientación de la política de ciencia y tecnología se ha traducido en hechos. Se eliminaron los mecanismos institucionales que se caracterizaban por su poca transparencia y que facilitaban el uso poco eficiente de los recursos públicos” (p.468).
¿Cómo cuáles? Una vez más se refiere a la eliminación de los fideicomisos ordenada por decreto presidencial y anota como logro: “Se recuperaron 21,853 millones de pesos para la Hacienda Pública que incluyeron recursos pasivos de la recuperación (sic) de más de 7 mil millones de pesos de proyectos técnica o administrativamente insolventes. Los recursos de los 26 fideicomisos de los Centros Públicos de Investigación (CPI) se concentraron en sus tesorerías conforme a lo expuesto en el decreto publicado el 6 de noviembre de 2020” (p. 469).
El problema es que, en términos estrictos, la información nos dice que se retiraron casi 22 mil millones de pesos del sector y pasaron a manos de Hacienda. Tómese en cuenta que la cantidad es equivalente al presupuesto anual del Conacyt. Obviamente un retiro de ese tamaño tuvo consecuencias para las instituciones y para los proyectos de investigación, y no precisamente para volverlos más eficientes.
El informe dice: “En contraste con la administración neoliberal del sexenio anterior que demeritó el financiamiento a la ciencia básica y de frontera hasta llegar al extremo de no destinar ni un solo peso a estos rubros fundamentales en 2017 y 2018, a partir de 2019 y hasta junio de 2022 se han aprobado más de mil proyectos de ciencia básica o de frontera”.
No obstante, en el informe no aparece el porcentaje de inversión “en ciencia de frontera como porcentaje del Gasto en Investigación Científica y Desarrollo Experimental (GIDE)” para este periodo. El hecho incontrovertible es que en 2016 el GIDE representaba un 0.39 por ciento respecto al PIB y hoy está alrededor del 0.30 por ciento. Las consecuencias no pueden pasar desapercibidas.
¿Los recursos de los fideicomisos fueron reintegrados posteriormente? No en su totalidad, solamente para los 26 CPI y muchos todavía no pueden utilizarlos. Aparte, el Conacyt en 2018, en pesos corrientes, tenía un presupuesto anual de 21 mil 512 millones de pesos, un año después tenía dos mil millones de pesos menos y conservó una cantidad similar para 2020 y 2021, apenas en este año contó con un presupuesto corriente similar al del inicio de periodo, pero que sigue siendo menor por el efecto de la inflación.
Lo grave es que a la fecha no se ha mostrado ningún informe oficial ni evidencia de corrupción en el manejo de los fideicomisos en el sector, en cambio sí constituían el principal instrumento para la operación cotidiana de muchos de los CPI y proyectos en marcha. La eliminación dejó en el limbo a unos y otros; ni más eficientes ni mejores.
Una situación parecida ocurre con las becas de posgrado, el número de proyectos apoyados y la cooperación internacional. El informe dice que ahora se pondera de manera honesta la pertinencia, el rigor académico y la entrega directa, pero los indicadores muestran que al inicio del periodo Conacyt administraba 53 mil becas nacionales y hoy apenas suman 49 mil; las becas al extranjero eran 3 mil 313 y en este año son la mitad. Los proyectos apoyados sumaban en el 2018 más de un millar y en el presente apenas sobrepasan el centenar.
En fin, puede prevalecer la narrativa épica de una reorientación de la política en el sector, pero los datos no se corresponden, muestran que el impulso no es mayor, tampoco hay más ni mejores apoyos. Vale la pena examinar otros componentes del informe, pronto los veremos.
Pie de página: Este jueves 8 de septiembre el gobierno federal entrega el paquete económico para el año próximo y no trae buenas noticias.// La oposición en el Congreso hace pública su iniciativa de ley general de ciencia, así que pronto comenzará la discusión sobre la nueva ley del sector. Pendientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario