jueves, 30 de enero de 2025

El reglamento y las nuevas universidades

 

Alejandro Canales

UNAM-IISUE/PUEES

@canalesa99.bsky.social

 

(Publicado en Campus Milenio No. 1077. Enero 30, 2025, pág. 4)

 

La nueva Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (Secihti) ya tiene su reglamento interior. Una norma que deben exhibir todas las dependencias gubernamentales para precisar su organización y funcionamiento.

 

Aunque en realidad esa norma, y casi cualquier otra similar, por su propia naturaleza, solamente está en la esfera de interés de los directamente involucrados y de lo propiamente burocrático. Para el resto, se entiende, carece de importancia.

 

Sin embargo, en este caso, había cierta expectativa sobre el reglamento. Por una parte, debía regular a una dependencia gubernamental que no existía. Por otra y, tal vez más relevante, delimitaría la responsabilidad entre secretarías acerca del modelo de universidades que pondrá en marcha la actual administración.

 

Según la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, el reglamento interior de cada una de las Secretarías de Estado lo expide la persona titular de la presidencia de la República para determinar las atribuciones que tendrán y cómo se deben suplir las ausencias de sus titulares (artículo 18). Por cierto, aunque la Ley Orgánica fue reformada el pasado mes de noviembre, el artículo citado todavía se refiere a la persona como “Presidente de la República”.

 

El nuevo reglamento está publicado en el Diario Oficial de la Federación (24.01.2025) y establece que la Secihti tendrá dos subsecretarías: Ciencia y Humanidades, y Desarrollo Tecnológico e Innovación. A su vez, la primera cuenta con tres direcciones generales: Investigación Científica y Humanística; Becas y Apoyos; y Promoción e Incidencia. La segunda tiene cuatro: Desarrollo, Transferencia de Tecnología e Innovación; Centros Públicos y Laboratorios Nacionales; Programas Prioritarios; y Sistemas Nacionales de Información Científica.

 

Además, la Secihti tiene tres unidades: Políticas Transversales; Administración y Finanzas; y Asuntos Jurídicos. Y cada unidad tiene dos o tres direcciones generales. Por último, en la estructura de la dependencia también está la Secretaría Ejecutiva de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem), misma que no tiene direcciones generales.

 

En el tabulador de la administración pública, las unidades ocupan el nivel inmediato siguiente a las subsecretarías. En conjunto, la nueva secretaría tiene dos subsecretarías, tres unidades, una secretaría ejecutiva y 14 direcciones generales. Después le sigue toda la estructura de direcciones de área, subdirecciones, jefaturas de departamento y demás personal. Es decir, conserva las restricciones de crecimiento del servicio público instaurado en el sexenio anterior y, en especial, el esquema de dos subsecretarías por dependencia gubernamental.

 

Entonces, ¿cuál subsecretaría o quién tiene la responsabilidad sobre el nuevo modelo de universidades? El artículo 12 del reglamento, al establecer las funciones de la Unidad de Políticas transversales, especifica que a esa unidad le corresponde: “Colaborar, en acuerdo con la persona Titular de la Secretaría, en la coordinación con la Universidad Nacional Rosario Castellanos y con la Universidad de la Salud” (sic). No dice “administrar” como lo había establecido el decreto de creación de la Secihti (Artículo 38 Bis, Fracción X).

 

La redacción del reglamento sobre la responsabilidad no es la mejor, pero se entendería que la atribución correponde a la persona titular de la Secihti y a la Unidad de Políticas Transversales. Vale la pena recordar que la Secretaría había anticipado que las universidades se sumarían a los Centros Públicos de Investigación. Sin embargo, nótese que no estarán reguladas por la subsecretaría responsable de los Centros Públicos.

 

El caso es que el reglamento, al enumerar las facultades de la persona titular de la Secihti, no menciona ni sugiere nada concerniente a las dos universidades. Así que tal vez habría que esperar a la reforma del correspondiente reglamento interior de la Secretaría de Educación Pública (SEP), la otra dependencia que también debe tener atribuciones al respecto, para conocer con mayor detalle la distribución de responsabilidades del nuevo modelo de universidades.

 

Por cierto, si fue eliminada la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación y se supone que su función pasará a formar parte de la estructura administrativa de la SEP, esta última debe emitir un nuevo reglamento interior para precisar la jerarquía normativa que le asignará y las actividades a cumplir.

 

En fin, la iniciativa de llevar a escala nacional un nuevo modelo de universidades es de la Secihti, publicamente se desconocen los ragos generales del proyecto y, como se podrá advertir, normativamente tampoco están delimitadas las atribuciones y responsabilidades.

 

Pie de página: Ya está en el Congreso la iniciativa de ley de la presidenta Claudia Sheinbaum para modificar la Constitución y establecer la obligación del Estado de garantizar el cultivo de maíz libre de transgénicos. Un paso importante después de la resolución del Panel de Controversia del T-MEC. Luego vendrá lo complicado: cómo garantizarlo y ponerlo en marcha

viernes, 24 de enero de 2025

Trump: presagio de insensatez

 

Alejandro Canales

UNAM-IISUE/PUEES

@canalesa99

 

(Publicado en la versión digital de Campus Milenio No. 1076. Enero 23, 2024)


El nuevo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, tomó posesión esta semana y las medidas que había anticipado, por si alguna duda asomaba, las reiteró en su discurso inaugural. Tal vez no logre todo lo que se propone, pero lo intentará, y la amenaza es su principal instrumento. Lo más probable es que su periodo sea un punto de inflexión no solamente para la nación que gobernará.

 

Hace siete años, cuando inició el primer periodo de gobierno de Trump, la principal variable de interés en el campo educativo y científico fue la serie de restricciones a la movilidad académica. Un tema de relevancia para los denominados dreamers, que podían ser deportados, así como para jóvenes promesas que buscaban ingresar a los Estados Unidos para estudiar y trabajar.

 

Las restricciones también desataron temores en las personas que ya residían legalmente, se desempeñaban en alguna institución académica o participaban en convenios de cooperación científica, pero no eran ciudadanos estadounidenses. Después, los trámites se relajaron, relativamente, para los trabajadores de alta tecnología.

 

Sin embargo, ahora, en el nuevo periodo de gobierno, con un Trump más experimentado y con mayores facultades, tal parece que no solamente podrían retornar las deportaciones y las restricciones a la movilidad académica, sino que también se sumará el veto a algunas áreas de conocimiento, el desconocimiento de convenios internacionales y el impulso a proyectos asociados a integrantes de su gabinete.

 

Los editores de la prestigiosa revista Nature, en el número de esta semana (Vol. 637. Issue 8046. 16.01.2025), días antes de la toma de posesión, le dirigieron una carta pública al ahora presidente Trump. La misiva puntualiza las implicaciones de las polémicas posiciones del entonces candidato en campaña y le sugiere qué hacer para mejorar la ciencia.

 

Por ejemplo, de forma juiciosa lo exhortan a “examinar las evidencias sobre lo que funciona y lo que no antes de anunciar nuevas políticas”. En especial, le hacen notar por qué deben ser prioridades la seguridad climática y enérgetica. Destacan que, desde el punto de vista de la ciencia, es indudable el problema del cambio climático y el calentamiento global, tanto como la vulnerabilidad de todas las naciones por las graves alteraciones que está provocando la quema de combustibles fósiles.

 

Sin embargo, la advertencia y las evidencias del caso parece que le tienen sin cuidado al presidente Trump. En su discurso de toma de posesión advirtió que comenzará una “revolución del sentido común” y anticipó: “Tenemos algo que ninguna otra nación manufacturera tendrá jamás: la mayor cantidad de petróleo y gas de cualquier país de la Tierra, y vamos a utilizarlo”.

 

Los asistentes a la ceremonia se pusieron de pie y aplaudieron el anuncio. Es decir, tal parece que la revolución del sentido común significa actuar de forma contraria a lo que indicaría la sensatez. En este caso, en lugar de reducir la utilización de los combustibles fósiles, explotarlos al máximo.

 

Todavía más, añadió que piensa poner fin al “Green New Deal” (GND) y revocar el mandato de los vehículos eléctricos, para salvar a la industria estadounidense del automóvil. O sea, sin más, eliminarla. El GND es una iniciativa para mitigar el cambio climático y, al mismo tiempo, abatir la desigualdad económica; impulsada al final de la década pasada por la congresista Ocasio-Cortez y el senador Markey para “descarbonizar” la economía de esa nación en el lapso de una década (ScienceDirect, September 2020, 101529).

 

La carta de Nature también insta a que Trump se comprometa con la acuerdos internacionales de cooperación científica, la transparencia, el intercambio de conocimiento y la garantía de que “los Estados Unidos sigan dando la bienvenida a investigadores de todas partes del mundo”.

 

Sin embargo, Trump, contrario a la aceptación de la inclusión y la diversidad, anunció: “Esta semana también pondré fin a la política gubernamental de tratar de imponer socialmente la raza y el género en todos los aspectos de la vida pública y privada. Forjaremos una sociedad daltónica y basada en el mérito. A partir de hoy, la política oficial

del Gobierno de Estados Unidos será que solo hay dos géneros, masculino y femenino”.

 

Casi al final de su discurso, Trump soltó que los Estados Unidos perseguirá su destino manifiesto hacia las estrellas y los astronautas estadounidenses plantarán “las barras y estrellas en el planeta Marte”. Elon Musk, el empresario multimillonario presente en la ceremonia, sonrió y batió las palmas fuertemente. No es fortuito. Musk fue un abierto activista de la campaña de Trump, ahora tiene una posición en el gobierno, es dueño de SpaceX --empresa especializada en cohetes espaciales-- y su meta principal es llegar a Marte y colonizarlo (NYT. 14.07.2024).

 

Tal vez el mandatario estadounidense no cumplirá todo lo que promete. Sin embargo, garantiza que el sentido común quedará extraviado en su grandilocuencia mediática, las amenazas que profiere y las acciones desmesuradas. Un augurio de insensatez.

 

Pie de página: El Congreso prepara la agenda legislativa para el próximo periodo ordinario de sesiones, y suman más de 70 puntos. ¿Ahí estará la reforma a la ley de ciencia? Recuérdese que el actual organismo rector ya no es un Consejo, es una Secretaría. Dos preguntas más: ¿el Congreso puede reformarla sin la resolución de la Corte sobre la constitucionalidad de esa misma ley? ¿Cuándo o cómo resolverá la Corte?

jueves, 16 de enero de 2025

El primer presupuesto para la Secihti ¿una potencia?

 

Alejandro Canales

UNAM-IISUE/PUEES

@canalesa99

 

(Publicado en Campus Milenio No. 1075. Enero 16, 2025, pág. 4)

 

Las expectativas sobre el presupuesto que le correspondería al sector científico y tecnológico, ahora con rango de secretaría de Estado, ya eran limitadas. El propio gobierno federal había anticipado que, respecto a lo que recibía la anterior entidad administrativa, no habría mayores recursos y, en efecto, en su proyecto de presupuesto para el 2025 apenas proponía un incremento de 0.4 por ciento (Campus Milenio No. 1069).

 

Todavía restaba que los legisladores modificaran o no el proyecto del gobierno federal. Pero tampoco hubo buenas noticias. Los diputados hicieron reasignaciones importantes, aunque no en el Ramo 38, el que ejercerá centralmente la ahora Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (Secihti).

 

El presupuesto para el sector, como se sabe, se compone de lo que cada dependencia gubernamental destina para actividades científicas y tecnológicas y, además, lo que ejerce centralmente la Secihti (ramo 38). El gobierno federal había previsto asignar poco más de 128 mil millones de pesos (mmdp) para todo el sector, y de ese total, 33.3 mmdp para el ramo 38.

 

Los diputados le añadieron 7.8 mmdp a lo propuesto por el gobierno federal (DOF. 24.12.2024). Sin embargo, ni un peso de esa cantidad fue para la Secihti. Los recursos adicionales fueron principalmente para la SEP, con 7.4 mmdp; luego para la Sagarpa, que recibió otros 366 millones de pesos; y para la nueva Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones, con 69 millones de pesos.

 

En resumidas cuentas, la Secihti ejercerá centralmente menos de una cuarta parte del total del presupuesto destinado a actividades científicas y tecnológicas, mientras que la SEP controlará más de la mitad. Además, como ya lo habíamos advertido, la nueva Secretaría operará con un presupuesto menor, en términos reales, al que ejerció el año pasado el ya desaparecido Conahcyt.

 

Lo sorprendente es que, aparte de los programas tradicionales que operan en el sector y que, cabría suponer, continuarán en el actual periodo, las autoridades le han sumado a la Secihti otras tareas y han dicho que convertirán a México en una potencia científica. A la gestión de las becas de posgrado, el Sistema Nacional de Investigadores, el financiamiento de proyectos de investigación y las Cátedras, le han añadido la administración de dos nuevos modelos de universidad.

 

Por cierto, el decreto de creación de la Secihti utiliza la palabra “administración” para referirse a su responsabilidad con la Universidad Nacional Rosario Castellanos (UNRC) y la Universidad de la Salud (Unisa), mientras que la propia dependencia dice “coordinar”. Tal vez cuando esté disponible el reglamento interno de la dependencia, se precisarán las atribuciones que tendrá sobre las nuevas instituciones universitarias.

 

Por lo pronto, la Secihti ha dicho que los dos modelos de universidad se sumarán a los 25 Centros Públicos de Investigación que están bajo su responsabilidad y el reciente gobernador de Chiapas, Eduardo Ramírez, anunció que el próximo mes de marzo, en Comitán, iniciará actividades la primera unidad académica estatal de la Universidad Nacional Rosario Castellanos.

 

A su vez, aunque el presupuesto aprobado no lo muestra, la presidenta Claudia Sheinbaum, en su informe sobre sus primeros 100 días de gobierno, mencionó que ya están trabajando “y se destinarán recursos suficientes para implementar los proyectos científicos de desarrollo tecnológico”. Anotó el auto eléctrico mexicano, el diseño de semiconductores, los aviones no tripulados, la extracción de litio y la fábrica de software libre.

 

Y la mandataria volvió a reiterar: “Como me comprometí: México será una potencia científica” (12.01.2025). Queda para el registro. Sin embargo, sea la administración de los nuevos modelos universitarios o los encomiables proyectos de desarrollo tecnológico, ambos seguirán localizados en el terreno de la narrativa, hasta que no se conozca la distribución de responsabilidades entre las dependencias gubernamentales, los detalles técnicos de las iniciativas y el insustituible presupuesto con el que contarán.

 

No está nada mal la intención de convertir a México en una potencia científica, lo que no se ve nada bien, ni fácil, es que pueda hacer más con menos. La nueva Secihti, la dependencia rectora de la política sectorial, tiene más tareas y responsabilidades, pero no controla la mayor proporción de recursos y, en términos reales, tendrá un presupuesto menor al organismo que sustituyó.

 

Tampoco se ve cómo México se podría convertir en una potencia científica y tecnológica si su Gasto en Investigación y Desarrollo Experimental (GIDE) es de alrededor del 0.32 por ciento respecto al PIB. Tómese como referencia que ese indicador representa una cuarta parte de lo que destina Brasil, está por debajo del gasto promedio de América Latina (0.56) y es menos de lo que destina Argentina (0.55) o Chile (0.36).

 

Pie de página: El manejo de las redes sociales de la mayoría de los Centros Públicos de Investigación sobre la propaganda de los primeros 100 días de gobierno no parece una novedad, pero sí lo es. // El asunto sobre el maíz genéticamente modificado todavía no concluye y puede empeorar.