Alejandro Canales
UNAM-IISUE/PUEES
@canalesa99.bsky.social
(Publicado en la versión digital de Campus Milenio No. 1082. Marzo 6, 2025)
A diferencia del período de gobierno anterior, tal parece que ahora el Plan Nacional de Desarrollo (PND) sí tendrá el formato usual de planeación estratégica. Sin embargo, también es posible que, por la turbulenta y contingente relación con nuestro principal socio comercial del norte, el Plan no sea el plan
Pero, con independencia de si el PND será o no el documento rector del desarrollo nacional, en los ámbitos científico y educativo tiene prevista la continuidad con las iniciativas que estaban en marcha y no incluye indicadores para anticipar que México se podría convertir en una potencia científica.
La titular del Poder Ejecutivo Federal, Claudia Sheinbaum remitió su propuesta de PND a la Cámara de Diputados la semana pasada (Gaceta Parlamentaria 28.02.2025). Por primera vez, después de la reforma a la Ley de Planeación del 2018, tenía hasta el último día hábil de febrero para remitir el Plan (artículo 21), y ese día lo envió.
A su vez, los diputados tendrán dos meses, contados a partir de la recepción del Plan, para aprobarlo. Esto nos llevará a los primeros días del próximo mes de mayo y, si no se pronunciaran al respecto, vencido el plazo, se dará por aprobado en sus propios términos.
En realidad, para efectos prácticos, la versión que recientemente entregó la presidenta será la que prevalezca, porque los diputados solamente deben verificar que el documento incluya los fines establecidos en la Constitución y hasta donde muestran los registros, ninguna legislatura ha rechazado el Plan.
Tal vez el caso más extremo fue en el período de gobierno anterior. ¿Usted lo recuerda? Hubo dos versiones de PND, una elaborada por el ejecutivo federal y otra por el secretario de Hacienda. Este último dijo que la versión del ejecutivo era un manifiesto político, no era un plan y que las políticas públicas no contaban con el debido sustento (29.07.2029). Unos días después, el secretario renunció y los diputados, sin más, aprobaron el documento del presidente.
El PND actual tiene un formato ortodoxo. Es decir, plantea los principios rectores que lo conducirán, unos ejes de coordinación, un breve diagnóstico en cada eje, los objetivos de desarrollo nacional que persigue, así como las respectivas estrategias para cada objetivo y las metas para el final del período. Lo más importante es que también incluye una serie de indicadores para valorar la marcha del Plan, como lo han hecho los diferentes planes desde el año 2000.
En el apartado de la presentación, firmado por la presidenta Claudia Sheinbaum, perteneciente al mismo partido político del gobierno anterior, no solamente se establecen las líneas de continuidad, también algunos de los principios que lo animaron y un atisbo del delicado equilibrio en el que estará en las próximas semanas o en todo el período.
Por ejemplo, escribe la presidenta: “En el mundo global promovemos una relación abierta con todas las naciones, partiendo de nuestra vinculación con la región de América del Norte, Estados Unidos de América y Canadá, siempre defendiendo nuestra soberanía y poniendo por delante el interés y la dignidad del pueblo mexicano” (pág. 5). Una vinculación que hoy parece muy contingente y una defensa que estará a prueba.
También de forma explícita anuncia que la misión de su período será la consolidación de los avances que logró el gobierno de López Obrador, como la “transformación democrática y pacífica de México”, o bien, la “separación del poder político del poder económico”, el principio de que “no puede haber gobierno rico con pueblo pobre”, la honradez de los funcionarios públicos, entre otros.
El PND plantea cuatro ejes generales: Gobernanza con justicia y participación ciudadana; Desarrollo con bienestar y humanismo; Economía moral y trabajo; y Desarrollo sustentable. Y tres ejes transversales: Igualdad sustantiva y derechos de las mujeres; Innovación pública para el desarrollo tecnológico nacional; y Derechos de las comunidades indígenas.
Lo concerniente a educación y al ámbito científico y tecnológico forman parte del eje general “Desarrollo con bienestar y humanismo”. Sobre la primera, el objetivo se dirige a “garantizar el ejercicio pleno del derecho a una educación inclusiva y equitativa para niñas, niños, adolescentes, jóvenes y personas adultas, promoviendo una formación humanista, científica, intercultural, plurilingüe e integral” (pág. 101). E incluye siete estrategias, entre ellas la expansión de la oferta educativa, el fortalecimiento de planes y programas conforme a los principios de la Nueva Escuela Mexicana o reforzar el papel de las maestras y maestros.
En cambio, sobre el ámbito científico y tecnológico, solamente destaca que se impulsará “a través de la educación, formación y capacitación para el trabajo, garantizando servicios innovadores, pertinentes y actualizados” (pág. 102). Propone cuatro estrategias, como el reforzamiento de las alianzas entre sectores público, social y productivo para la capacitación de jóvenes y la formación dual.
Después, en el eje transversal sobre Innovación pública para el desarrollo tecnológico, recupera el compromiso de convertir a México en una potencia y plantea como objetivo: “Impulsar la investigación colaborativa, el desarrollo tecnológico y la innovación en sectores estratégicos, con el objetivo de convertir a México en una potenia científica y tecnológica soberana”.
Las cinco estrategias que propone se refieren a procesos de formación, el escalamiento de tecnologías conforme problemas prioritarios, la generación de conocimiento alineado a prioridades nacionales, mecanismos de vinculación e integración de redes de colaboración interinstitucionales.
En una próxima entrega analizaremos las metas que busca alcanzar el PND, por lo pronto solamente mencionemos que se propone llevar la educación superior de un 43.8 por ciento de tasa de cobertura bruta que tenía en el año 2024 a un 55.0 por ciento para el año 2030. Ya lo constataremos.
Vale la pena hacer notar que en el período de gobierno anterior, se propuso pasar de 42.5 por ciento a 50 por ciento, pero aunque instauró más de dos centenares de unidades del programa Universidades Benito Juárez, solamente avanzó poco más de un punto porcentual.
Resulta difícil anticipar qué condiciones prevalecerán para el próximo mes de mayo, cuando se apruebe el PND, tal vez, como ha ocurrido en administraciones anteriores, el Plan y sus metas seguirán como si nada y las relaciones contingentes llevarán el desarrollo nacional por otro.