A menudo, como lo indica la directora general de la UNESCO en las palabras introductorias del informe, Irina Bokova, el conocimiento científico de la sociedad está menos desarrollado en las partes del mundo donde es más necesario. Tal vez podemos estar edificando una ‘sociedad del conocimiento’, añade la directora, pero luce muy diferente dependiendo de la perspectiva regional que se trate. Efectivamente.
La semana anterior, la UNESCO dio a conocer el informe: 2010 World Social Science Report. Knowledge Divides (disponible en la página web del organismo internacional). Es una actualización del informe que publicó en 1999 sobre el mismo tema. El documento actual estuvo a cargo del Consejo Internacional de Ciencias Sociales (CICS) y a lo largo de una decena de capítulos, ofrece un panorama global de las ciencias sociales.
En el informe se advierte la rápida expansión de las ciencias sociales, expresado por el mayor incremento de estudiantes de licenciatura y de posgrado en el total de la matrícula universitaria. También por la multiplicación de las publicaciones que circulan y por la demanda creciente de las habilidades y el conocimiento de las ciencias sociales, particularmente en los problemas clave del mundo contemporáneo, como las inequidades en el ingreso, las tendencias demográficas, la pobreza, el cambio climático, la violencia, el problema del agua, la seguridad pública o el desarrollo sustentable, entre muchos otros. Problemas que han propiciado la realización de cierto tipo de investigación y un trabajo más interdisciplinario.
La influencia creciente de las teorías y de los conceptos de las ciencias sociales se ha diseminado en la sociedad, en buena medida debido al contexto globalizado en el que hoy nos encontramos y a la internacionalización de la educación superior y de la investigación. Pero también debida a los avances en las tecnologías de la información que permiten una mayor circulación de los conocimientos y formas de colaboración.
Sin embargo, como se destaca en la parte introductoria del reporte, no todo es miel sobre hojuelas. A la par de la influencia y del crecimiento de las ciencias sociales, ha aparecido la crítica sobre su desempeño. Por ejemplo, a los economistas se les culpa de perder de vista la realidad social, al embelesarse con modelos abstractos y sofisticados, lo mismo que al confiar en el valor del mercado y no prever ni anticipar las crisis económicas o financieras. A los politólogos se les reprocha su escasa capacidad de anticipación de los cambios profundos en la opinión de la sociedad o los equivocos en los escenarios electorales que trazan. O bien, se advierte las fallas de los sociólogos para identificar las grandes tendencias sociales.
Pero el mayor problema que se advierte en el reporte es la brecha del conocimiento. Según sostienen Yves Gingras y Sébastien Mosbah (capítulo 4), la globalización y la internacionalización de la investigación, esencialmente, ha favorecido a Europa Occidental y a América del Norte que concentran alrededor de tres cuartas partes de las revistas especializadas.
De acuerdo a los datos del reporte, Europa representa alrededor del 45 por ciento de la producción en las revistas y América del Norte el 37 por ciento, lo cual suma el 82 por ciento del total de la producción en revistas publicadas en todo el mundo.
Al desagregar la información por lugar de edición de las revistas, entre los primeros 20 países: nueve son europeos, cuatro asiáticos, dos de América Latina (Brasil y México), dos de Oceanía, dos de América del Norte (Estados Unidos y Canadá) y uno de Afríca (Sudáfrica). Además, en Estados Unidos se edita una cuarta parte del total de las revistas especializadas en ciencias sociales.
El asunto es que al publicarse la mayor parte de revistas en Europa o en América del Norte, el 85 por ciento del total de revistas son editadas total o parcialmente en inglés. Es decir, a la concentración de temas, a pesar de los contextos locales de los problemas, se agrega el fuerte dominio del inglés en las ciencias sociales.
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