Hoy es claro
que no habrá nueva secretaría de ciencia y tecnología, ni tampoco de educación
superior, ciencia y tecnología. Por lo menos no en el corto plazo. En su lugar,
tal vez, tome impulso la idea de una agencia nacional de innovación.
En las iniciativas
de reforma que presentó el presidente electo, Enrique Peña Nieto, el pasado 14
de noviembre, no estuvieron consideradas la educación ni la ciencia. Las propuestas
tienen otros propósitos. Una primera reforma tiene al senado como cámara de
origen y se refiere a la creación de una
Comisión Nacional Anticorrupción y un Consejo Nacional por la Ética
Pública.
Se supone que
la nueva comisión tendrá como principal objetivo el combate a las faltas administrativas y las conductas de corrupción en el
ámbito gubernamental en sus diferentes niveles. A su vez, el Consejo Nacional
por la Ética Pública estaría integrado por representantes de todos los niveles
de gobierno, de las principales instituciones políticas y algunos sectores de
la sociedad. Esta iniciativa supone la desaparición de la actual Secretaría de
la Función Pública.
La segunda
iniciativa tiene a la cámara de diputados como cámara de origen y es la que se
refiere a la modificación de la Ley Orgánica de la
Administración Pública Federal. Básicamente propone concentrar en la Secretaría
de Gobernación las actividades de seguridad interior, así como la conducción de
las políticas en materia de seguridad interior y el mando sobre la policía
federal y auxiliar. La misma secretaría también estará encargada de llevar a
cabo las relaciones con los otros poderes y los actores políticos.
También
propone que la Secretaría de Desarrollo Social se concentre en combatir la
pobreza y la desigualdad en la niñez, la juventud y las mujeres, por lo que
incorporará actividades que actualmente están bajo la responsabilidad de otros
organismos. Igualmente sugiere la creación de la Secretaría de Desarrollo
Agrario, Territorial y Urbano, la cual asume las funciones de la actual Secretaría
de la Reforma Agraria.
En fin, como
puede advertirse, las dos principales iniciativas de reforma del presidente
electo, consideran elementos relevantes de la organización de la administración
pública y seguramente tendrán un procesamiento relativamente expedito en el
Congreso. Pero ninguna se refiere a las actividades científicas y tecnológicas
o a la educación.
En el periodo
de campaña el presidente electo había manifestado su rechazo a la propuesta de
crear una nueva secretaría de ciencia y tecnología. Después de celebradas la
elecciones, Enrique Peña Nieto reconsideró su posición inicial. Todavía el
pasado 27 de septiembre, cuando recibió el documento “Hacia una agenda nacional
en ciencia, tecnología e innovación” y nombró un responsable del equipo de
transición para el sector de ciencia y tecnología, comentó que analizaría la posibilidad.
Y no, parece
que no le convenció, al titular o a todo el equipo gobernante, la idea de una
nueva estructura administrativa para el sector científico y educativo. ¿Esto
quiere decir que se canceló la propuesta? No, pero difícilmente podría
adoptarse en el periodo de la siguiente administración.
La experiencia
con la reciente iniciativa de reforma laboral y por la composición de las
fracciones parlamentarias, particularmente en la cámara de diputados, hacen
difícil pensar en una modificación a la iniciativa de ley en el Congreso. Lo
más probable es que se apruebe tal y como se presentó.
Tampoco parece
probable que una vez presentado este paquete de reformas, se presenten otros
proyectos de ley para reformar la administración pública en el corto plazo. Al
menos no los habrá de esa misma magnitud y no en esta legislatura.
Entonces
¿permanecerá sin cambios el sector científico y tecnológico? Seguramente sí
habrá modificaciones pero acotadas y dirigidas. Es suficiente recordar que el
todavía presidente electo, sigue reiterando como parte de sus compromisos
nacionales y especialmente el que se refiere al tema de “Más educación y de calidad para todos”, el compromiso número 9:
“Apoyar la creación de una fundación para la innovación, ciencia y tecnología,
con la participación de la iniciativa privada”.
(Publicado en Campus Milenio No. 487. Noviembre 22, 2012)
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