Acceso
abierto y Repositorio Nacional
Alejandro Canales
UNAM-IISUE/SES
El Senado aprobó una iniciativa de ley
para normar e impulsar el Acceso Abierto (AA) a la información
científica y académica. La iniciativa ya pasó a la Cámara de
Diputados y seguramente será aprobada en el corto plazo. En breve estará
vigente el tema y sus implicaciones. Ni más ni menos.
El proyecto original de ley lo presentó en marzo del 2013la Senadora Ana Lilia Herrera, legisladora priista por el estado de México, pero lo retiro en agosto para hacerle algunas adecuaciones y volvió a ingresarlo el 9 de diciembre de ese mismo año. El dictamen correspondiente se discutió y aprobó en el pleno el 13 de marzo de este año. Una relativa celeridad para los tiempos del Senado.
La iniciativa considera modificaciones a las leyes de Ciencia y tecnología, General de educación y Orgánica de Conacyt. El objetivo principal es establecer como principio legal para las políticas públicas en la materia, la diseminación de contenidos científicos, educativos, de investigación e innovación, mediante el usos de plataformas de acceso abierto.
En particular, la propuesta de ley define lo
que es el AA y el Acceso a Recursos de Información Científica y Tecnológica de
Calidad (ARICYTC). También faculta a Conacyt para diseñar y
ejecutar la estrategia de AA, lo mismo que para crear y establecer un
Repositorio Nacional de Acceso Abierto y la coordinación de los
repositorios ya existentes.
Por ejemplo, en la reforma a la ley de
ciencia y tecnología, se precisa que por AA se entenderá: “el acceso
a través de un plataforma digital y sin requerimientos de suscripción, registro
o pago, a las investigaciones, materiales educativos, académicos, científicos,
tecnológicos y de innovación, financiados con recursos públicos o que hayan
utilizado infraestructura pública en su realización, sin perjuicio de las
disposiciones en materia de patentes, protección de la
propiedad intelectual o industrial, seguridad nacional y derechos de
autor, entre otras, así como de aquella información que, por razón de su
naturaleza o decisión del autor, sea confidencial o reservada” (artículo 65).
Un cambio notable y deseable en el acceso
a la información científica que recupera la intencionalidad del Congreso de
Budapest del 2001, cuya definición es mejor conocida como la BOAI (Budapest
Open Acces Initiative,por sus siglas en inglés). Una reunión
en la que se reconoció, por primera vez, la inminencia del AA a
revistas científicas y académicas por la posibilidad que ofrecía Internet
para la libre diseminación de bienes, algo que no era posible en los días del
formato único de papel impreso.
En cuanto al ARICYTC, la reforma
propuesta en México aclara que se refiere al “conjunto de técnicas utilizadas
para buscar, categorizar y acceder de manera inequívoca, al texto completo de
publicaciones reconocidas por los sectores de ciencia, tecnología e innovación,
y que son resultado de la revisión por pares” (artículo 66), pero que también
incluye bases de datos que contienen, citas, información bibliográfica de
revistas, tesis, protocolos, memorias de congresos y patentes, entre otros.
El Repositorio Nacional será operado
por Conacyt y su función principal será el “acopio, preservación,
gestión y acceso electrónico de información y contenidos de calidad” que
se producen con fondos públicos. El repositorio “operará mediante estándares
internacionales que permitan buscar, leer, descargar textos completos, reproducir,
distribuir, importar, exportar, identificar, almacenar, preservar y recuperar
la información que se reúna” (artículo 70).
Un primer elemento a considerar es que el AA
depende enteramente de los derechos de autor, si el propietario de ese
derecho permite el acceso no existe ningún problema, pero en caso contrario, el
acceso simplemente no procede.
Otro asunto es si trata de un acceso libre y/o gratuito. Esto es, como lo planteo el estudio de UNESCO del año pasado, un asunto es permitir el AA para reusar el contenido o solamente para su lectura. El primer caso es libre; el segundo es el gratuito que no permite explícitamente otros tipos de reuso.
Un elemento adicional, y quizás el
más sobresaliente, es el papel de las grandes revistas en la diseminación
del conocimiento. Una buena ilustración del caso es la de Randy Schekman, biólogo
de la Universidad de Berkeley, ganador del Premio Nobel de Medicina en 2013,
quien anunció un boicot a las prestigiosas revistas Nature,Sicence o Cell y,
en su lugar, voltear a las revistas de libre acceso que son gratuitas
para cualquiera que quiera leerlas y no tienen caras suscripciones que
promover. (El País10.12.2013).
El debate
ya está aquí.
(Publicado
en Campus Milenio No. 552. Marzo 20, 2014, p.4)
No hay comentarios:
Publicar un comentario