Alejandro
Canales
UNAM-IISUE/SES
Twitter:
@canalesa99
Desde ahora el
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) ha comenzado los festejos
por sus primeros 45 años de existencia. Una conferencia con George Fitzgerald
Smoot, premio Nobel de física de 2006, fue la ocasión para dar inicio a la
conmemoración.
La iniciativa de
ley para la creación de Conacyt fue remitida por los diputados el 4 de
diciembre de 1970, pero ésta se discutió en el pleno el 8 de diciembre del
mismo año y se debatió en diferentes sesiones. Finalmente se aprobó el 21 de
diciembre y el decreto se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 29
de diciembre de ese mismo año.
En esa época le
correspondió al ingeniero veracruzano Eugenio Méndez Docurro encabezar su
puesta en marcha. El ingeniero Méndez, fallecido apenas el pasado mes de
agosto, previo a su responsabilidad como primer director de Conacyt, también
había participado como vocal en el Instituto Nacional de Investigación
Científica (INIC), institución predecesora del actual Consejo. Aunque de esa
fecha al día de hoy, las instituciones no son lo que eran ni el país tampoco.
El INIC fue
creado en 1950 y reorganizado en diciembre de 1961. El problema es que, en
realidad, tuvo serias limitaciones para establecer una auténtica política
científica. Tal vez por esa razón el gobierno echeverrista, los legisladores y
la comunidad científica de entonces, consideraron que el INIC sería incapaz de
asumir la responsabilidad de ser el órgano central de coordinación de esfuerzos
en la materia y se propusieron reemplazarlo por el Conacyt.
Efectivamente, a
partir de los años setenta se registra un esfuerzo más organizado y consistente
para la formulación de una política científica y tecnológica. La normatividad
para regular la existencia de CONACYT, en su parte sustantiva, argumentaba
diferentes razones para ponerlo en marcha.
Una de los
principales motivos se refería, claramente, al papel de la ciencia y la tecnología
en el progreso del país. Se indicaba que sus resultados se deberían convertir
en “poderoso instrumento del desarrollo general e integrado del país”, al mismo
tiempo que deberían asegurar la independencia económica de la nación y su
participación a nivel regional e internacional.
Aunque, seguramente
como resultado de las características del discurso nacionalista y en contra del
interés extranjero de entonces, también prevenía que no se trataba de “adoptar
mecánicamente las numerosas técnicas modernas” y advertía la necesidad de
complementarse con la “actividad general en cuanto a la aprovechamiento de
recursos disponibles, al acervo de inventos e innovaciones, y a los procesos de
industrialización y comercializaciones de productos”.
Sin embargo, tal
vez el principal argumento para la creación de Conacyt fue admitir la
dispersión de esfuerzos que comandaban al sector en esa época y la importancia
de crear una infraestructura institucional de investigación, incrementar los
recursos humanos en el área y, sobre todo, fortalecer e integrar los distintos
recursos y actividades existentes para implementar una política científica y
tecnológica.
La propuesta de
ley de Conacyt de 1970 tenía una veintena de artículos, organizado en cuatro
capítulos, en los que se precisaba su integración, organización, atribuciones y
patrimonio. Desde el principio se le consideró como un “organismo público
descentralizado, con personalidad jurídica y patrimonio propio, asesor y
auxiliar del Ejecutivo federal en la fijación, instrumentación, ejecución y
evaluación de la política nacional de ciencia y tecnología” (artículo 1). Por
esta razón, Conacyt desempeña dos grandes conjuntos de funciones: las de
asesoría al ejecutivo federal y las de ejecución de la política científica y
tecnológica.
No obstante, uno
de los grandes cambios de los inicios a la actualidad es la desectorización del
organismo. En la ley de 1970 el organismo estaba sectorizado a la SEP, es decir
era dependiente orgánica y presupuestalmente primero de esa secretaría, luego
fue de otras. En la ley vigente se específica, también en el primer artículo,
que es un organismo “no sectorizado”.
La reforma del
2002 a la normatividad científica y tecnológica, propuso, entre otras
modificaciones, la desectorización de Conacyt. Un cambio que implicó no
solamente la relativa independencia administrativa del organismo, sino también
un incremento de sus capacidades y facultades de coordinación del sector y la
creación del ramo 38 en el Presupuesto de Egresos de la Federación.
Otro asunto son
los nuevos programas que ha impulsado el organismo, los que han persistido en
estas más de cuatro décadas y los resultados que se han obtenido. Por lo
pronto, los primeros 45 años de vida expresan la madurez del organismo.
(Publicado en
Campus Milenio No. 630 Octubre 29, 2015, p.5)
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