El pasado 20 de mayo, cuando el gobierno federal
presentó el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2013-2018, causó relativa
sorpresa la relevancia concedida a la prueba Enlace (Evaluación Nacional de
Logro Académico en Centros Escolares), como principal instrumento de evaluación,
así como la meta autoimpuesta en materia de cobertura en educación media
superior y superior.
La sorpresa por la continuidad de Enlace
se debía, sobre todo, a las fuertes críticas que tal prueba recibió desde que
se puso en marcha en el 2006 y donde lo más sensato parecía revisarla
cuidadosamente. Pero no, en la parte de diagnóstico del PND, se destacó su avance
de la última década.
El PND anotó como principal logro
el esfuerzo realizado para “conocer los resultados
del aprendizaje de los estudiantes de educación básica y media superior, a
través de la aplicación periódica de pruebas nacionales de logro académico (por
ejemplo ENLACE) en las áreas de español, matemáticas, ciencias naturales y
ciencias sociales” (p. 62).
Lo inquietante
era que la actual administración inició con la idea de elevar a rango
constitucional la autonomía del Instituto Nacional para la Evaluación de la
Educación (INEE) y conferirle el estatus de máxima autoridad en materia de
evaluación. En tal sentido, se suponía que estaría a revisión todo el sistema
de evaluación.
Entonces,
conciliar, por un lado, una idea de autonomía plena a un ente regulador de la
evaluación, y por otro, una prueba nacional específica como mecanismo a
utilizarse, parecía más bien producto de una disonancia cognitiva a nivel de
sistema o, una vez más, una franca simulación del papel de la evaluación.
Por otra
parte, las metas sobre cobertura para la educación media superior (80 por
ciento) y superior (40 por ciento) que se anunciaron en el PND para el fin de
sexenio causaron más bien decepción. Los porcentajes eran inferiores a las que
había prometido el ahora ejecutivo federal en su periodo de campaña. Además, como
lo ha documentado Roberto Rodríguez en estas páginas, parecen relativamente
inexplicables las razones de la disminución.
En el PND,
según la Ley de Planeación y como lo hemos advertido aquí en otras ocasiones, deben
precisarse los objetivos nacionales, las estrategias y las prioridades del
desarrollo nacional, así como la previsión de recursos para tales fines, los
instrumentos y los responsables de la ejecución.
La misma norma
establece que una vez aprobados, el PND y los programas sectoriales, son
obligatorios para las dependencias de la Administración
Pública Federal, en el ámbito de sus respectivas competencias (artículo 32).
Esto, simplemente, quiere decir que en la ejecución de los objetivos y
estrategias, las dependencias no pueden ni deben desviarse de las coordenadas
trazadas en el PND.
Todavía más, en la presentación del
PND, tanto el ejecutivo federal como el secretario de Hacienda, destacaron una
de las diferencias del actual Plan respecto de los anteriores: por primera vez
contiene indicadores específicos para medir los avances de la administración
pública. Una innovación la llamaron. Y sí, aunque las dos administraciones
anteriores utilizaron indicadores por primera vez, lo hicieron en el programa
sectorial.
El PND contiene dos indicadores para
medir el progreso de la calidad de la educación: el puntaje de la prueba Enlace
y la eficiencia terminal. El primero, en su momento dijimos que era persistir
en el error (Campus No. 511), porque
era una evaluación realizada directamente a los estudiantes en las aulas; el
segundo porque valora el número de estudiantes que concluye sus estudios de
forma oportuna.
Ahora resulta que se cambiará el
puntaje de Enlace, dado que el secretario
de Educación Pública anunció el pasado 18 de julio que la prueba ya no se
aplicará a partir del próximo ciclo escolar.
Lo
sorprendente es que el anunció no lo hizo el INEE, no solamente autónomo en
materia de evaluación educativa, también un organismo que el pasado 13 de junio
instaló un comité de especialistas para revisar Enlace y Excale, para “dar
cuenta de la calidad técnica de ambas pruebas, en especial de su validez y confiabilidad”
(Boletín No. 6). Pero no, hasta el momento no hubo resultados de la revisión. Primero
llegó el anuncio del secretario del ramo.
(Publicado en Campus Milenio No. 519. Julio 25, 2013, p.4)
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