viernes, 20 de octubre de 2017

¿Dar GNCTI por GIDE? ¿Cómo alcanzamos las metas?

Alejandro Canales
UNAM-IISUE/SES
Twitter: @canalesa99

(Publicado en Campus Milenio No. 727. Octubre 19, 2017. Pág. 5)

El director de análisis estadístico del Conacyt, el doctor Guajardo, como se puede advertir en la carta anexa, me envía una precisión a la posdata que anoté aquí mismo la semana pasada. Ahí ratifica la afirmación del titular del organismo y añade: “pero existe una confusión de conceptos en dicho apartado del citado artículo” y vuelve a insistir en que se llegará al uno por ciento del PIB.

Aclarar este punto es de suma relevancia. Involucra la meta principal de esta administración en el sector científico y tecnológico. No solamente. Además, fue un compromiso firmado por el presidente Enrique Peña, ese que el mismo director de Conacyt, el día de su toma de protesta le reconoció y valoró (Comunicado 03.01.2012); también es uno de los puntos del Pacto por México, suscrito por tres partidos políticos nacionales; y uno de los indicadores más sobresalientes de comparación internacional.

En primer lugar, la verdad, no sé de quién es la confusión de conceptos. En la posdata anotada, claramente se indica que es el “gasto nacional en CTI” (GNCTI). También es el mismo tipo de gasto que dijo el doctor Cabrero, el director del Conacyt, e incluso él añadió que llegar al 1 por ciento del PIB seria algo “inédito” y apalancado fundamentalmente en la inversión del gobierno federal (La Jornada 23.09.2017). No hay confusión posible: es el gasto nacional.

Mucho menos es una confusión elemental entre GNCTI y Gasto en Investigación y Desarrollo Experimental (GIDE). Una clara distinción la hicimos aquí hace más de una década (Campus Milenio No. 168) y la volvimos a repetir hace cuatro años (Campus Milenio No. 524). No tiene sentido insistir en que el primero incluye al segundo y que ambos consideran recursos públicos y privados.

Entonces, ¿cuál es el problema? Uno y muy importante: la ambigüedad y confusión que, ahora, la actual administración introduce acerca del indicador para medir su principal compromiso.

En el Pacto por México, quedó registrado: “se dará cumplimiento a la Ley de Ciencia y Tecnología con el objeto de incrementar el financiamiento para la investigación científica y el desarrollo tecnológico, a fin de alcanzar, de manera gradual, una inversión del uno por ciento del PIB” (compromiso 46). Nótese que no dice GNCTI ni GIDE.

A su vez, la citada ley, en su artículo 9 BIS, tampoco precisa que sea uno u otro tipo de gasto. No obstante, de ahí viene el precepto de que el monto destinado por el Estado deberá ser tal que el gasto nacional en este rubro no podrá ser menor al uno por ciento del PIB. Registremos que dice gasto nacional (público y privado).

En su momento, la publicación del Plan Nacional de Desarrollo de esta administración recuperó lo que decía la ley y el Pacto: “Contribuir a que la inversión nacional en investigación científica y desarrollo tecnológico crezca anualmente y alcance un nivel de 1 por ciento del PIB” (estrategia 3.5.1). Eso mismo, en términos idénticos, como debía ser, se replicó como primer objetivo y meta principal en el Programa Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación (PECITI).

En los dos documentos quedó como inversión nacional (pública y privada), sin especificar si era el GNCTI o GIDE. Sin embargo, en el PECITI sí hubo una diferencia fundamental: especificaba el indicador que permitiría valorar el objetivo, la meta y el tipo de inversión.

En la sección de indicadores del programa sectorial dice que es el GIDE y lo describe: “Es el porcentaje que representa el Gasto en Investigación y Desarrollo Tecnológico [público y privado] respecto al PIB a precios de mercado en un año dado. Este indicador permitirá dar seguimiento al monto de recursos monetarios públicos y privados que se destinan a actividades de IDE mediante el porcentaje que representan del PIB” (p. 76). Además, precisó que en 2013 ese indicador era de 0.45 por ciento del PIB y la meta para el 2018 sería del uno por ciento. Ninguna confusión, todo está más que claro.

En este año, la estimación oficial dice que el indicador es de 0.50, la mitad de lo que se prometía, así que para el año próximo, a menos que se produzca un milagro, será imposible que ocurra lo que no se registró gradualmente en los cinco años anteriores. No es ninguna sorpresa. El mismo director de Conacyt, en el 2015, en la víspera del aniversario del aniversario número 45 de Conacyt, ya aventuraba que al final de este sexenio “la inversión podría alcanzar el 0.8 del PIB” (La Jornada 11.12.2015). Ni de lejos alcanzaremos ese porcentaje y, por supuesto, se refería al GIDE.

No puede ser de otra forma. Si usted busca comparar el desempeño científico de diferentes países o de una región y otra, no estará disponible el indicador GNCTI; si lo está es relativamente inútil. Sin embargo, siempre encontrará el indicador GIDE porque es el que mide el trabajo creativo para incrementar el volumen de conocimientos.

Tal vez el GNCTI podría alcanzar el uno por ciento del PIB el año próximo y sólo es una posibilidad porque las estadísticas oficiales se quedaron en 2015, hasta nuevo aviso. Pero la meta, el compromiso y el que importa es el GIDE. Uno y otro no son lo mismo, ni siquiera parecidos a un gato y una liebre (ahorrémonos la referencia culinaria).

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