Alejandro Canales
UNAM-IISUE/SES
Twitter: @canalesa99
(Publicado en Campus Milenio No. 735. Diciembre 14, 2017. Pág. 5)
El Instituto Tecnológico de Massachusetts (ITM) es una institución
educativa privada, altamente prestigiada, orientada a la investigación y una de
las más sobresalientes en el amplio conjunto de universidades de los Estados
Unidos. Generalmente, en las clasificaciones, siempre aparece en los primeros
lugares y se le identifica por sus reconocidos programas de ciencia e
inginiería.
Desde mediados del siglo pasado, el ITM ha venido ampliando su
oferta de formación a las humanidades, las artes y las ciencias sociales. No
obstante, su mayor recnocimiento se funda en su escuela de ingeniería, el
énfasis en la tecnología y su inclinación por la cutura empresarial. Por la
misma razón, es la institución insignia de la innovación tecnológica y de vinculación
con el sector productivo.
En tales condiciones, cabría esperar que los ingresos monetarios
del ITM, como el de otras universidades de características similares, tuviera
su base en la comercialización del conocimiento vía las patentes. No obstante,
una entrevista relativamente reciente con la inginiera Lita Nelsen, la persona
que estuvo a cargo de la oficina de transferencia de tecnología del ITM por 25
años y dejó la posición el año pasado, reveló que los ingresos por concepto de
patentes para ese Instituto no representan más del 4 por ciento de su
presupuesto total (“¿De qué vive el MIT. Una de las mejores universidades del
mundo?”. El País 04.12.2017).
En opinión de Nelsen, ese porcentaje de 4 por ciento es, más o
menos, la misma participación relativa que tiene por concepto de patentes casi cualquier
institución académica. Así que la mayor parte de los ingresos de ITM, dijo,
proviene de las cuotas que pagan los estudiantes, las donaciones privadas y el
financiamiento público para proyectos de investigación. No, no son las
ganancias que dejan las patentes.
Además, dijo Nelsen, “Desde su fundación, el MTI (por sus siglas
en inglés) nunca espero hacer dinero con las patentes”. En el artículo de
referencia, también se indica que 1980, en los Estados Unidos, se aprobó una
ley que permitió que los centros de investigación pudieran patentar los
inventos que habían desarrollado con fondos públicos.
Tal vez no hace falta decirlo, pero estamos hablando de una de las
instituciones tecnológicas más emblemáticas y sí, presenta un estrecho margen
de ganancia por patentes. También hablamos del país con el mayor volumen de solicitud
de patentes que estableció una regulación especial hace más de 30 años.
En las estadísticas internacionales sobre patentes para 2016, de un
total de 233 mil solicitudes por país de origen, Estados Unidos ocupó el primer
lugar con poco más de 56 mil (24 por ciento), seguido de Japón con más de 45
mil (19 por ciento) y luego China con 43 mil (18.5 por ciento). Aunque la
situación podría cambiar en poco tiempo. Es probable que Estados Unidos pierda
la primera posición, sostenida durante años, debido al consistente crecimiento
de solicitudes que ha mostrado China.
Pero ¿qué ocurre en el caso de México? La situación y los números
están bastante alejados de los que hemos anotado. Las solicitudes de patentes estimadas
para este año suman 8 mil 817 y menos de la mitad serán concedidas. Además, de
las 4 mil 200 patentes que presuntamente se concederán, solamente 214 serán
para nacionales y el resto para extranjeros (95 por ciento).
En cuanto a la normatividad para regular y permitir la
transferencia tecnológica en las instituciones educativas, la primera
modificación importante fue en 1999 con un capítulo sobre vinculación con el
sector productivo en la entonces ley para el fomento de la actividad científica.
Luego, en el 2002, con otra modificación para que los centros públicos de
investigación pudieran promover asociaciones, alianzas, consorcios o nuevas
empresas privadas de base tecnológica.
En el 2006 y 2009 se ajustó nuevamente la ley para establecer
porcentajes de regalías por la comercialización de los derechos de propiedad
intelectual e industrial en los centros públicos de investigación. Más
exactamente, fue hace dos años, en diciembre del 2015, cuando se amplió el
rango de instituciones y nuevamente se modificó la ley. Ahí se incluyó a las
instituciones educativas, a las entidades de las administración pública y se
volvió a ajustar el porcentaje de participación en las ganancias.
Según las estadísticas del 2017 (enero-septiembre) del Instituto
Mexicano de la Propiedad Industrial, en el caso nacional, los principales
titulares de patentes son: UNAM (37); Cinvestav (l7); Téc de Monterrey (15) y Poli
(12). Faltaría ver el volumen acumulado y las características de las patentes
pero, como se puede advertir, los números son sumamente modestos.
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