La educación superior en el Foro
Alejandro Canales
UNAM-IISUE/SES
Twitter: @canalesa99
Todavía no hay agenda. Tampoco se
sabe cuál será su estructura ni quienes podrían participar; mucho menos hay
acciones en marcha. Pero tal parece que en el intrincado horizonte de nuestra
vida institucional, se abre una nueva ventana para las iniciativas en el
terreno de la educación superior.
El año pasado, cuando José Franco
asumió la titularidad del Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT),
resaltó la importancia de las instituciones de educación superior en la
generación del conocimiento y al poco tiempo anunció que cambiaría la
estructura del organismo.
El Foro es ese espacio que la
reforma del sector del 2002 creó y cuya principal responsabilidad es la de ser
un órgano permanente de consulta del poder ejecutivo, del Consejo General y de
la junta de gobierno del Conacyt. A la vez, tiene como actividad primordial la
de “promover la expresión de la comunidad científica, académica, tecnológica y
del sector productivo, para la formulación de propuestas en materia de
políticas y programas” (artículo 36).
En el papel, el organismo tiene
más de una década de estar en operación, aunque los primeros años se le fueron
en establecerse, luego en definir su marco normativo, delimitar sus ámbitos de
responsabilidad e influencia y apenas, desde hace unos años, ha tenido una
participación más activa en la formulación de propuestas e implementación de
iniciativas.
La ley establece media docena de
funciones al Foro, pero básicamente debe responder a las consultas que la
autoridad le formula y a tratar de recuperar las expresiones de diferentes grupos
del sector. Esto es, ser un órgano intermedio entre la autoridad y los
principales beneficiarios de las iniciativas del sector. Aunque, como ha
quedado claro en el tiempo que lleva en operación, el organismo más bien se
inclina por un lado o por el otro.
En un principio, al crearse el
Foro y cuando estuvo más o menos regularizado su marco normativo, estaba previsto
que se integraría por una mesa directiva, un consejo directivo y comités de
trabajo especializados. La primera estaba compuesta por 17 integrantes (14
representantes de entidades académicas, educativas y empresariales, y tres
representantes designados); el segundo por el coordinador y su secretario
técnico.
En el 2005 se modificaron los
estatutos del FCCyT para precisar, entre otros aspectos, que la mesa directiva
contaría con tres comités de trabajo (por área de conocimiento) y especialmente
que podría crear comités ad hoc para llevar a cabo propuestas o estudios o contratar personas físicas o
morales.
En el 2010 se volvieron a
modificar los estatutos (ya se registraba la ampliación de la mesa directiva a
23 integrantes), se conservó la facultad de la mesa directiva para crear
comités o grupos de trabajo y se especificó que tales comités no se
establecerían de forma permanente ni serían considerados como parte del mismo.
Ahora, la idea del actual
coordinador del Foro es establecer tres coordinaciones adjuntas para funcionar:
una de Innovación Tecnológica, otra de Investigación y una más de Educación
Superior y Posgrado. Una organización que seguiría, más o menos, la estructura
que tienen el sistema científico y tecnológico, el programa sectorial y el
mismo Conacyt. No es una mala propuesta, sobre todo si realizará un trabajo más
estrecho con sus consultores.
El pasado 14 de febrero se
anunció que ya tuvo lugar la primera sesión de la Coordinación de educación
Superior y Posgrado (la CAESP), presidida por Jaime Martuscelli, en
representación de la UNAM. El objetivo que se le asignó es “identificar mecanismos para cumplir el
apartado sobre Educación de Calidad dentro del Programa Especial de Ciencia,
Tecnología e Innovación (PECITI)” (Boletín 026).
En la Coordinación, aparte de la
UNAM, participan cinco representantes de instituciones académicas de la mesa directiva
del Foro y María Elena Medina Mora representante del SNI. Según lo anunciado,
el próximo 2 de marzo será la fecha límite para que los representantes hagan
llegar sus propuestas para integrar la agenda de la CAESP.
Aunque el objetivo asignado a la
Coordinación está claramente acotado, habrá que esperar la integración de su
agenda y, sobre todo, hacia qué lado apuntarán sus propuestas. Lo peor sería
que no vaya a ningún lado.
(Publicado en Campus Milenio No.
596. Febrero 19, 2015, p.5)
No hay comentarios:
Publicar un comentario