Las mujeres… 20 años después
Alejandro Canales
UNAM-IISUE/SES
Twitter: @canalesa99
En el foro de alto nivel de la
semana pasada, realizado en Santiago, auspiciado por el gobierno chileno y ONU
Mujeres, se puso de relieve que, dos décadas después de la puesta en marcha de la
Plataforma de Acción de Beijin, la búsqueda de igualdad de género ha sido lenta
e irregular.
En 1995, casi dos centenares de
representantes de gobierno, dejaron asentado en el punto 35 de la Declaración
de Beijin su decisión de: Garantizar el
acceso de las mujeres en condiciones de igualdad a los recursos económicos,
incluidos la tierra, el crédito, la ciencia y la tecnología, la capacitación
profesional, la información, las comunicaciones y los mercados, como medio de
promover el adelanto de las mujeres y las niñas y la potenciación de su papel,
incluso mediante el aumento de su capacidad para disfrutar de los beneficios de
la igualdad de acceso a esos recursos para lo que se recurrirá a, entre otras
cosas, la cooperación internacional.
El fin de siglo de aquellos años
y el inminente comienzo de lo que parecía una promisoria nueva época, era la
fecha emblemática para buscar la igualdad de género y el empoderamiento de las
mujeres. Ese fue el objetivo de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer
realizada en septiembre de 1995 en Beijin, en la cual se elaboró un amplio y robusto
documento (“Declaración y Plataforma de Acción”) que sigue siendo el punto de
referencia para las iniciativas en la materia.
La Plataforma de Acción está dividida
en una docena rubros, a los que llamaron “esferas de especial preocupación”,
con asuntos como la pobreza o la
violencia que afecta mayormente a la mujer, o bien el desigual acceso a los
servicios de salud, educación, lo mismo que su participación en medios y posiciones
de toma de decisión, entre otros. En cada esfera se incluyó un somero
diagnóstico, así como múltiples y variados compromisos.
Ahora, 20 años después, en el
foro de Santiago, el grupo de mujeres ahí reunidas destaca que persiste la desigualdad
y declaró que, al ritmo que hoy tiene, lograr la paridad de género en el lugar
de trabajo tomaría otros 80 años y más de 30 años para un equilibrio entre
hombres y mujeres en los puestos de toma de decisión.
Tal parece que los avances, aunque
con una mejoría respecto a lo que ocurría hace 20 años, siguen siendo poco
satisfactorios y con algunas diferencias notables. Por ejemplo, en el tema de la
educación y capacitación de la mujer, en la declaración de Beijin, en 1995, se
destacó que alrededor de 100 millones de niños (por lo menos 60% eran niñas) no
tenían acceso a la educación primaria y de alrededor de 960 millones de adultos
eran analfabetos (dos terceras partes eran mujeres), en buena medida concentrados
en África subsahariana y algunos Estados árabes.
También hicieron notar los sesgos
de género en los programas de estudio de las ciencias y algunas de las
dificultades con los libros de texto sobre ciencias, como la escasa relación
con la experiencia cotidiana de niñas y mujeres, así como el escaso
reconocimiento a las mujeres científicas.
En consecuencia, se establecieron algunos
compromisos, entre otros: asegurar la igualdad en el acceso escolar, lo mismo
que eliminar el analfabetismo en las mujeres e incrementar su acceso a la
formación profesional, la educación permanente, la ciencia y la tecnología.
UNESCO (2do
Informe mundial sobre el aprendizaje y la educación de adultos, 2013, p.
18) señala que en el 2011 existían 774 millones de personas analfabetas, de las
cuales el 63.8 por ciento eran mujeres. Es decir, respecto de 1995, los números
absolutos de personas analfabetas disminuyó, pero en términos relativos las
mujeres casi siguieron conservando la misma posición (dos terceras partes del
total).
Al final de la década pasada, a nivel mundial, la
mayoría de países había logrado la paridad entre los géneros en el ingreso a la
educación primaria, aunque lo cierto es que las tasas de admisión de las niñas
son considerablemente más bajas en las dos regiones que ya estaban
identificadas hace 20 años: África subsahariana y Asia Meridional y Occidental
(UNESCO. Compendio Mundial de la
educación 2010, p. 31).
Los avances y las mejoras en la vida de las mujeres
ha sido importante en estos últimos 20 años, al igual que el mayor
reconocimiento y respeto a sus derechos que han logrado. Pero, ciertamente, por
un lado, persisten algunas desigualdades que solamente pueden deberse al
género. Por otro lado, la Plataforma de Acción de Beijin se propuso una
igualdad de género en todas las dimensiones.
Valdría la pena un examen más
pormenorizado de los datos y las circunstancias de cada caso. La paridad de
género alcanzada en las cifras de matrícula en educación superior en México
serían un buen ejercicio.
(Publicado en Campus Milenio No.
598. Marzo 5, 2015, p.5)
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