Educación de adultos: ¿certificar o simular lo básico?
Alejandro Canales
UNAM-IISUE/SES
Twitter: @canalesa99
El Instituto Nacional de Educación para los Adultos (Inea) anunció
la semana anterior el inicio de un amplio e intenso Programa Especial de Certificación
(Pec), para reconocer saberes y conocimientos de las personas mayores de 15
años que no han concluido su educación básica, con lo cual podrán acreditar y certificar
la primaria y la secundaria.
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Fuente: snn.imer.gob.mx |
Aunque se dice que es un programa novedoso, no tiene nada de nuevo;
el Inea ya tiene experiencia acumulada en certificar conocimientos básicos. Sin
embargo, lo que sí sería distinto es el volumen de personas que intenta
certificar en el año en curso: un millón y medio personas.
En general, salvo medidas o campañas específicas, el promedio anual de
personas que el Inea logra alfabetizar, suman alrededor de 100 mil y otra
cantidad similar para el caso de personas que culminaban su educación básica.
Aunque, curiosamente, en esta administración los números se han modificado más
rápidamente y se supone que el promedio de logro se ha triplicado o
cuadruplicado.
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Fuente: archivo.e-consulta.com |
A diciembre de 2013, el Inea estimaba que la población mayor de 15
años en situación de rezago educativo era, en cifras redondas, de 32 millones
de personas. A la vez, de ese total, 5 millones eran personas que no sabían
leer ni escribir; 10 millones no habían terminado la primaria; y otras 17
millones seguían sin concluir su educación secundaria.
La estimación del mismo organismo, a diciembre de 2015 (con proyección
de población de Conapo de abril de 2013), es que el rezago es de 30.1 millones.
De ese total: las personas analfabetas representan 4.4 millones; las de
primaria inconclusa 9.6 millones; y las que no terminaron la secundaria 16.1
millones. Es decir, en los últimos dos años, el rezago educativo disminuyó casi
en dos millones de personas. También, respecto del 2013, apenas fueron
alfabetizadas alrededor de 600 mil personas, otras 400 mil concluyeron la
primaria y casi un millón la secundaria, el mayor logro.
A pesar de que los cálculos finales pueden variar, dado que son
estimaciones que luego ajusta el mismo organismo, en función de la publicación
de nuevas proyecciones de población o cambios en la metodología de cálculo, las
estimaciones indican que en dos años casi se redujo en dos millones el rezago
educativo.
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Fuente: www.sdpnoticias.com |
Ahora, el director del Inea, Mauricio López Velázquez, sugiere que,
entre el 11 de marzo y el primero de octubre, en menos de un año, con la
participación de tres secretarías, Educación Pública, Desarrollo Social y
Trabajo, el rezago disminuya en 1.5 millones sin considerar el analfabetismo. Este
último, según el programa institucional del Inea de este periodo, tiene como
meta lograr que para el final de la administración 2.2 millones de personas que
estaban en esa condición, aprendan a leer y escribir (Campus Milenio No. 639), aunque a la fecha apenas lleva 400 mil.
El titular del Inea propone como meta certificar a medio millón de personas en primaria y a más
de un millón en secundaria. Dijo: “este novedoso programa se lleva a
cabo a través de dos procesos que se realizarán en Ocho Jornadas Nacionales de
Certificación y a través de Jornadas Permanentes, en más de mil 500 plazas
comunitarias que se distribuyen en toda la República, cerca de 800 Centros
Comunitarios de Aprendizaje”.
Además,
precisó que el proceso podría realizarse mediante un examen en línea o con
lápiz y papel, y “un portafolio de evidencias que estará compuesto por una
autoevaluación, una evaluación de terceros y la recopilación y cotejo de
certificados, reconocimientos y diplomas de capacitación, a fin de verificar
los saberes adquiridos a lo largo de su vida, conforme a políticas que se
alinean a las mejores prácticas internacionales".
Una campaña a favor de abatir el rezago es ampliamente deseable y
justa, lo mismo que plantearse una meta ambiciosa para sacar del atraso
educativo al mayor número de personas posible. También muy necesario asegurar
los mecanismos de acreditación y certificación de las personas. Sin embargo, con
todo, las experiencias del propio Inea con la imposición de indicadores, y del
sistema educativo en su conjunto, han sido realmente poco edificantes, cuando
no indeseables.
Las iniciativas que toman como punto de referencia el cumplimiento
de indicadores para premiar o castigar el desempeño, sean los puntos de una
prueba de logro educativo, el cumplimiento de una meta en plazos imposibles o
alcanzar un determinado índice, colocan una estructura de incentivos para la
perversión y el fraude en las prácticas cotidianas.
Uno de los mayores escándalos se verificó en el 2010 en el Inea,
cuando un diagnóstico calculó que alrededor del 10 por ciento de asesores y
promotores había incurrido en casos de corrupción. Igualmente, ha sido denunciada
la venta de certificados de primaria y secundaria, y en realidad de todos los
niveles.
¿Es urgente reducir el rezago? Sin duda. Pero sin simulaciones.
(Publicado en Campus Milenio No. 648 Marzo 17, 2016, p.5)
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