Alejandro
Canales
UNAM-IISUE/SES
Twitter:
@canalesa99
(Publicado
en Campus Milenio No. 738. Enero 18, 2018. Pág. 5)
El
pasado 12 de enero tuvo lugar la que seguramente será la última sesión del
Consejo General de Investigación Científica, Desarrollo Tecnológico e
Innovación (CGICDTI),
al menos en lo que corresponde a este periodo gubernamental. Un
organismo que tiene un nombre tan largo como el lapso que deja de sesionar y
con funciones tan amplias y de alto nivel que lo debe presidir el ejecutivo
federal.
Tal
vez por la misma razón, el presidente de la República aprovechó la oportunidad
para inaugurar un centro de investigación, entregar premios rezagados –sí, del
2016--, girar nuevas instrucciones al director del Conacyt y resaltar lo que
probablemente serán algunos de los resultados más difundidos de este periodo. Todo
bien. El detalle, sin embargo, es que el principal compromiso, ese que está firmado
y ahora debiera ser punto de comparación, ya solamente es un mal recuerdo.
Incluso,
para una buena parte de medios, las notas de mayor importancia no fueron los
logros del periodo. Una que concentró mayor atención fue un hecho lamentable de
tan malos recuerdos: los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa. El reclamo
silencioso de una de las galardonadas, Rosaura Martínez Ruiz, al vestir una
camiseta para recibir su premio, una que tenía la leyenda “Nos faltan 43”, lo
trajo a la memoria una vez más. La foto fue elocuente y contrastante: las
grandes siluetas de trajes obscuros de los funcionarios públicos y el encuentro
con la menuda figura de camiseta blanca de la premiada.
Otro
hecho que también llamó la atención: la fuerte irritación de ojos que afectó a
varios de los asistentes a la ceremonia de premiación. El incidente incluyó al
mismo presidente de la República y a varios de integrantes de su gabinete, el
malestar fue de tal magnitud que requirieron atención médica. Todavía, cuatro
días después, nadie sabía a qué o a quién atribuir la causa del malestar; la
Secretaría de Salud sigue sin informar.
En fin, en el acto de Querétaro que incluyó
tres partes (sesión del Consejo, inauguración del Centro Nacional de Tecnologías Aeronáuticas y entrega de
premios), en su turno, públicamente, el director de Conacyt dijo: “Usted, señor
presidente, se comprometió durante estos años y los resultados están a la
vista: laboratorios que se han creado en estos años en temas de nanociencias,
en temas de biotecnología, nuevos materiales, como los materiales grafénicos y
otros o laboratorios de geointeligencia, rayos gamma o energías renovables”
(Comunicado presidencia. 12.01.2018).
Y sí, efectivamente, se
crearon algunos laboratorios nacionales, se puso en marcha la idea de
consorcios y se instauraron diferentes programas. El asunto es que los resultados
no están a la vista. El ambicioso programa de creación de infraestrutura que se
había prometido al inicio del periodo, el cual incluía no solamente nuevos
centros de investigación, sino también representación en diferentes emabajadas
en el mundo, nunca llegaron a edificarse. A partir del 2015, los planes
sucumbieron ante los recortes presupuestales y el cambió de expectativas.
No obstante, el
titular de Conacyt dijo que, pese a los necesarios ajustes, “la inversión del
gobierno federal en ciencia y tecnología en este sexenio ha sido la más alta en
términos reales en la historia del país”. Claro, graficamente, si uno compara al
menos los cuatro últimos sexenios, cada uno arrojará una mayor inversión
federal, en términos reales, respecto del periodo anterior; cada uno será
histórico. Otro asunto es si la inversión se compara respecto al PIB.
Otro dato mencionado
por el titular de Concayt fue que en la misma ceremonia se entregaría,
simbolicamente, un diploma a la becaria número 400 mil en la historia del organismo.
El dato es sorprendente porque, según las propias cifras oficiales, hasta el
año 2001 se habían entregado 100 mil becas en los primeros 30 años del Conacyt,
lo cual ya era de por sí increible. Ahora, no solamente la entrega se triplicó
en los últimos 17 años, el presidente
Peña afirmó que Conacyt entregó el 45 por ciento de las 4000 mil becas en su
administración. Fantástico. Examinaremos las cifras en detalle en una siguiente
entrega.
En su turno, el
presidente Peña Nieto, volvió a reiterar el volumen de crecimiento de la
inversión federal para ciencia y tecnología y las cifras de formación de
recursos. Desafortunadamente, no recordó que el único compromiso que sí quedó
firmado, apareció en el programa sectorial y tenía un indicador claro, era el
de contribuir a que la inversión nacional en investigación científica y
desarrollo tecnológico alcanzara el uno por ciento del PIB para este año. El
año pasado estaba a la mitad y así seguirá en éste.
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