Alejandro Canales
UNAM-IISUE/SES
Twitter: @canalesa99
(Publicado en Campus Milenio No. 742.
Febrero 15, 2018. Pág. 5)
No es un
asunto resuelto y podría llevarse su tiempo, pero es posible que la
incompatibilidad entre recibir una beca de Conacyt y contar con un empleo sea cosa
del pasado. La resolución está en manos de un tribunal colegiado, aunque
independientemente de lo que pudiera ocurrir, el tema tiene diferentes aristas.
Todo comenzó,
como lo informó una nota del periódico El
Universal, con el recurso de amparo que promovió un estudiante de posgrado
que perdió la beca otorgada por Conacyt por estar trabajando al mismo tiempo
(09.02.2018). El organismo rector de la política científica y tecnológica
consideró que el posgraduado estaba incumpliendo con el requisito de “dedicación
exclusiva”. El estudiante, por su parte, argumentó que se estaba vulnerando su
derecho a recibir educación.
No es la
primera vez que le retiran la beca a un estudiante de posgrado por motivos
laborales, aunque sí es la primera ocasión que se recurre al amparo y el asunto
va a los tribunales. No está disponible el dato preciso, sin embargo, múltiples
casos de suspensión del respaldo de Conacyt han trascendido públicamente. Unos porque
las instituciones oficialmente reportan que los alumnos tienen un empleo y no
se están dedicando exclusivamente a sus estudios; otros porque los propios
tutores no les firman el informe de actividades a los jóvenes o incluso dan
parte a Conacyt del incumplimiento. Los criterios y requisitos se han
endurecido, especialmente cuando los recursos son escasos.
El tema es
complicado por diferentes motivos. Jóvenes que tienen empleo y están en posibilidad
de elegir entre estudiar o trabajar, renuncian al trabajo para optar por la
beca que les permitirá cursar un posgrado. No obstante, por el grupo de edad,
muchos de ellos tienen obligaciones familiares, ya viven en pareja, están por
hacerlo o incluso por tomar una decisión sobre el embarazo. Al poco tiempo se
percatan que los recursos de la beca son insuficientes, así que postergan todo
o comienzan a buscar otros ingresos económicos. Al egresar, el panorama laboral
puede no ser más alentador.
También están
los jóvenes o no tan jóvenes que no tienen elección. Por las responsabilidades
que han adquirido, cursar un posgrado no está en su horizonte de posibilidad o
si se lo plantean, el monto de la beca, de inicio, es claramente insuficiente y
no solamente deben trabajar sí o sí, deben hacer un mayor esfuerzo para pagarse
ellos mismos la maestría o el doctorado.
Para otro
grupo más, el respaldo descansa en mayor medida en su red familiar, que le
brinda un apoyo amplio y sostenido. Este grupo puede cursar sus estudios con
relativa tranquilidad y tener una trayectoria más o menos predecible, así que podrían
postergar o no algunas decisiones y tener una beca con determinado monto puede
no ser su principal problema.
Las
estadísticas muestran que el número de jóvenes que únicamente se dedica a
estudiar va disminuyendo conforme mayor es su edad y, a la inversa, la
proporción crece de los que únicamente trabajan. Los que trabajan y estudian
son minoría, alrededor del 8 por ciento de jóvenes entre 24 y 29 años. No
existen cifras precisas sobre la proporción que podrían alcanzar los diferentes
grupos de estudiantes de posgrado.
Sin embargo, la
mayoría de jóvenes que alcanzan los niveles superiores de escolaridad provienen
de los deciles de ingreso más altos, son privilegiados; pocos, muy pocos son los
que provienen de los primeros deciles de ingreso. Todos enfrentarán el problema
del empleo, pero no de la misma forma. Trabajar y contar con una beca tampoco
significa lo mismo para todos. Por cierto, actualmente, el monto mensual de la
beca para estudios de doctorado es de 13 mil 769 pesos, la de maestría es de 10
mil 327 y de especialidad de 9 mil 179.
El proyecto de
amparo indicaba que lo importante era si el becario cumplía satisfactoriamente
las expectativas de investigación y formación de Conacyt (con nivel y calidad),
en tanto que era irrelevante si había desempeñado algún trabajo remunerado. Un
razonamiento que parece muy sensato. Al final, la Suprema Corte de Justicia de
la Nación informó que la Segunda Sala: “no emitió pronunciamiento alguno sobre
la validez de los requisitos establecidos por Conacyt, sino que tal aspecto
será analizado, en su momento, por el Tribunal Colegiado al que se devolvió el
asunto” (Boletín 022/09.02.2018).
A propósito,
el reglamento vigente de becas de Conacyt, en el capítulo sobre los derechos y
obligaciones de las partes, en lo concerniente a los becarios (artículo 19) no incluye
el requisito de “dedicación exclusiva” (Diario
Oficial de la Federación 21.10.2009). Sin embargo, en la página electrónica
del organismo sí se indica que, como compromiso adicional, el becario debe
“dedicarse exclusivamente a los estudios para obtener el grado en el tiempo
comprometido” y seguramente también figura en el convenio de asignación.
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