Alejandro Canales
UNAM-IISUE/SES
Twitter: @canalesa99
(Publicado en Campus Milenio No. 752. Mayo 3, 2018. Pág. 5)
La semana pasada comentamos, aquí
mismo, la posibilidad de que en el periodo ordinario que acaba de concluir, los
diputados aprobaran la propuesta de evaluarse a sí mismos. Sí quedó aprobada. No,
no es que hayan cobrado conciencia de la impresión que ha dejado su desempeño
en la ciudadanía; tampoco les dio un ataque repentino de rendición cuentas. Tienen
una alta capacidad de previsión: la reelección a partir de la próxima
legislatura. Bueno, su anticipación es de interés personal, pero sí, la tienen.
En la iniciativa para reformar el
Reglamento de la Cámara de Diputados, se menciona la opinión negativa que
existe sobre los legisladores, así como la transparencia y el acceso a la
información como base de la evaluación, pero sobre todo destaca que entre las
razones para proponer un sistema de evaluación es que no existen parámetros para evaluar y medir su
desempeño de forma objetiva, integral, ágil y sencilla (Gaceta Parlamentaria No. 5006-IX. 17.04.2018)
El sistema de evaluación que
propuso el diputado priista Edgar Romo, en realidad, solamente tiene los trazos
generales de lo que podría ser, pero son suficientes para normar su diseño y su
composición. Por ejemplo, establece que deberá incluir y ponderar todas las
actividades que realizan los legisladores. Lo más importante es que los
lineamientos y la implementación del sistema estará a cargo de un Consejo
Coordinador. Un órgano que será colegiado, consultivo, informativo y cuyas
decisiones “se aprobarán por consenso”.
La composición del Consejo
Coordinador ya era altamente favorable a los diputados, lo dijimos la semana
pasada (Campus Milenio No. 751). Sin
embargo, el pasado jueves, en el pleno, cuando quedó aprobado el sistema de
evaluación, de último momento, la comisión dictaminadora, tal vez para que el
desequilibrio no fuera tan notable, incluyó un añadido a su dictamen previo. Fue
la modificación sustantiva que hizo al proyecto original.
En la propuesta original estaban
considerados: un representante por cada una de las fracciones parlamentarias,
cinco miembros de la propia cámara con distintos cargos, representantes de
instituciones de educación superior, de la sociedad civil y de empresarios
(tres por cada sector). Si se consideran las fracciones parlamentarias
actualmente existentes, los miembros internos sumarían 13 y los externos nueve.
No obstante, en modificación de
último minuto, la comisión planteó que la integración del Consejo Coordinador
fuera no solamente de cada una de las fracciones parlamentarias, sino que
también incluyera un representante de los diputados independientes y los
titulares de dos de sus centros de estudios. Además, propuso que para los
externos, en lugar de tres por cada sector, serían cinco. Es decir los miembros
internos sumarían 16 y los externos 15. El desequilibrio ya no era tan marcado,
pero a fin de cuentas sigue siendo favorable a los diputados.
Si el propósito básico del
sistema de evaluación es aportar elementos para valorar el desempeño de los
diputados, estamos hablando de una evaluación sumativa. Esta última se
identifica porque se concentra en la medición de los resultados para decidir si
se otorga una calificación favorable, un incentivo extraordinario o, como en
este caso, una reelección. Otro tipo de evaluación es la formativa, en este
caso se valoran más bien los procesos, lo cualitativo y se enfatiza el
mejoramiento del desempeño, más que los productos.
¿Qué tipo de evaluación están
proponiendo o propondrán los diputados? Por lo pronto, se aseguraron que el
órgano que tomará las decisiones está de su parte. Un dato que distorsiona y anula
cualquier principio de objetividad o imparcialidad de un ejercicio de
evaluación del desempeño.
Cuando quedó aprobado el sistema
de evaluación, en la penúltima sesión del periodo, no hubo mayor discusión ni
trámite. El diputado presidente de la sesión y también proponente del proyecto
dijo: “Por lo tanto, al no haber oradores, se pide a
la Secretaría que abra el sistema hasta por tres minutos para proceder a la
votación en lo general y en lo particular con las modificaciones debidamente
publicadas” (Versión estenográfica 26.04.2018).
Y sí,
la propuesta quedó aprobada con 358 votos a favor, una abstención y dos votos
en contra. Estos últimos fueron de los diputados Ángel Rangel (PRI) y Salvador
García ( Movimiento Ciudadano). Ninguna razón pública de su voto en contra. Todavía
en la sesión final, el diputado Romo, dijo: “Podemos
sentirnos orgullosos de ser la legislatura que se atrevió a institucionalizar
un nuevo sistema de evaluación de diputados... En fin, cumplimos el deber, guiados por el compromiso que entraña
nuestro carácter de representantes populares. Nos empeñamos en avanzar en la
construcción de una legislación acorde a las demandas de los mexicanos y se
lograron resultados importantes” Ajá.
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