Todavía no es una práctica
extendida, tiene múltiples limitaciones y sus efectos no están claros. No
obstante, tal parece que las políticas públicas registran crecientemente nuevas
formas de intervención; el correo electrónico, los foros virtuales,
las redes sociales y otros mecanismos similares son cada vez más recurrentes.
A las formas
tradicionales de participación en los asuntos públicos, cada vez se incorpora
con más fuerza la mediación de las tecnologías de la información y la
comunicación. Las reuniones presenciales ya no parecen suficientes, tampoco las
opiniones emitidas en los medios de comunicación usuales.
En 1983,
cuando se reformó el artículo 26 constitucional para facultar al ejecutivo
federal para que estableciera los “procedimientos de participación y consulta
popular en el sistema nacional de planeación democrática”, no estaba en el
horizonte el desarrollo informático que después apareció.
El capítulo
sobre participación social de la ley de planeación tampoco prevé un mecanismo
diferente a la participación directa. El segundo párrafo del artículo 20 de dicha
ley establece que las organizaciones obreras, campesinas y populares, así como
las instituciones académicas, profesionales empresariales y sociales, participarán “a través de foros
de consulta popular que al efecto se convocarán”. Una participación presencial.
Sin
embargo, particularmente a partir de este siglo la utilización de medios
electrónicos en la participación social se ha extendido. En el 2001, en la
elaboración del Plan Nacional de Desarrollo (PND) y los programas sectoriales
de Vicente Fox, por primera vez se utilizó Internet para captar la opinión
ciudadana sobre las medidas que debía de poner en marcha el gobierno federal.
Según
la información que se difundió en ese entonces, a través de Internet se recibieron
poco más de 43 mil de un total de 197 mil propuestas para el PND. Es decir,
alrededor del 22 por ciento por medios electrónicos y el resto por correo
postal.
En el
programa sectorial de educación de la administración Fox se recibieron poco más
de 8 mil propuestas, aunque se sumaron tanto las recibidas a través de correo
postal como de Internet. No se precisó la diferencia.
El PND 2013-2018 destaca que el proceso
de consulta incluyó 229 mil participaciones, de las cuales el 57 por ciento
fueron a través de Internet, el 27 por ciento presenciales y 17 por ciento
presentadas física o digitalmente. Es decir, en comparación con las cifras del
2001, el volumen de participación es mayor y la proporción entre virtual y
presencial casi se invirtió.
Según la información oficial, poco más
de la mitad de quienes emitieron su opinión a través de Internet son jóvenes menores de 30 años. Lo relevante es que el documento
destaca como principales preocupaciones de los participantes por este medio a: “i)
la educación, seguida del; ii) crecimiento económico; iii) el apoyo a grupos vulnerables;
iv) la reducción de la violencia; y v) el liderazgo de México en el mundo” (p.
178). Esto es, se establecen prioridades de la política pública relativamente
similares a las que están en operación.
La utilización
de TIC también está del lado de las organizaciones intermedias del campo de la
ciencia y la tecnología. El ejercicio emprendido por la Academia Mexicana de
Ciencias, al final del año pasado, en la elaboración de la denominada Agenda
Ciudadana de Ciencia, Tecnología e Innovación.
El ejercicio básicamente
consistió en la disposición de una página web
en la que se presentaron una decena de temas, previamente seleccionados por
especialistas, y el ciudadano participante seleccionaba tres, mismos que a su
juicio constituían los retos más importantes a enfrentar como país.
Los tres temas que
recibieron el mayor número de votos fueron: “modernizar el sistema educativo
con un enfoque humanístico, científico y tecnológico; asegurar el abasto de
agua potable para toda la población; y recuperar y conservar el medio ambiente
para mejorar nuestra calidad de vida”.
(Publicado en Campus Milenio No. 512. Mayo 30, 2013. p. 9)
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