¿Incumplirá
el compromiso del uno por ciento del PIB para investigación científica?
Alejandro Canales
UNAM-IISUE/SES
canalesa@unam.mx
Twitter: @canalesa99
Todo parece
indicar que sí: en esta administración será prácticamente imposible alcanzar el
uno por ciento del PIB para investigación científica y desarrollo experimental.
El indicador internacional más utilizado para establecer comparaciones válidas.
Probablemente, y todavía está por verse, la meta se aproximará a un gasto
global en ciencia y tecnología, no en investigación científica. No es lo mismo.
El pasado mes
de junio, aquí mismo, reiteramos la persistente discordancia entre la legislación
educativa y la de ciencia y tecnología, en torno del gasto sectorial como
proporción del PIB (“¿De qué hablamos
cuando hablamos del uno por ciento para ciencia y tecnología?” Campus Milenio No. 516). Una se refiere
a una participación relativa de gasto público; la otra a gasto nacional
(público y privado).
Sin embargo, no
solamente es una referencia ambigua acerca de cual podría ser la participación
relativa de las fuentes de financiamiento. El problema, y esto es más
importante, es la confusión sobre el tipo de actividad a la que se podría
canalizar el financiamiento.
La legislación
educativa precisa que el uno por ciento será para “investigación
científica y al desarrollo tecnológico en las Instituciones de Educación
Superior Públicas” (Artículo 25). La ley de ciencia y tecnología dice: “actividades de investigación científica y desarrollo tecnológico”
(Artículo 9 Bis). ¿Es lo mismo? No. Y la diferencia no solamente se debe a la
referencia a las IES públicas.
El Manual de Frascati establece claramente
qué son y cómo se integran las actividades científicas y tecnológicas. El
Manual es un documento técnico --cuya primera versión impulsó la OCDE hace
cuatro décadas y la edición más reciente es del 2002--, con las definiciones
elementales para medir los esfuerzos en materia de investigación y desarrollo.
Es la referencia internacional para establecer comparaciones, aceptada por
científicos y gobiernos nacionales.
De acuerdo al Manual de Frascati, y en esto
coincide con la propuesta de UNESCO relativa a la a la normalización
internacional de las estadísticas en el sector, las actividades científicas y
tecnológicas se integran por tres diferentes actividades: “la investigación y
el desarrollo experimental” (IDE); “la enseñanza y la formación
científica y técnica”; y los “servicios
científicos y tecnológicos”.
La enseñanza y la formación se refieren
fundamentalmente a todas aquellas actividades educativas y de enseñanza de
posgrado, especializadas y de capacitación, en la que se incluyen las becas.
Los servicios científicos y tecnológicos incluyen todas las actividades dirigidas
generar, difundir y aplicar los conocimientos, como las actividades de museos,
bibliotecas, publicaciones, asesorías, los trámites de patentes, entre otros.
Por su parte, la IDE comprende “el trabajo creativo llevado a cabo de forma
sistemática para incrementar el volumen de conocimientos, incluido el
conocimiento del hombre, la cultura y la sociedad, y el uso de esos
conocimientos para crear nuevas aplicaciones”. (Manual de Frascati, 2002, p. 30). Es el núcleo duro de las
actividades científicas y tecnológicas
A su vez, la IDE, según el
mismo documento, incluye tres tipos actividades: a) La investigación básica, la que se
dirige principalmente a obtener nuevos conocimientos, sin detenerse en su
aplicación o utilización; b) la investigación
aplicada, orientada fundamentalmente a un objetivo práctico
específico y c) el desarrollo
experimental, el cual utiliza las dos anteriores y busca la producción
de nuevos materiales, productos o dispositivos, así como la puesta en marcha de
nuevos procesos, sistemas y servicios o a su mejora.
En las estadísticas
internacionales y en las publicaciones sistemáticas de diferentes organismos
mundiales, cuando se habla de inversión en la materia, básicamente se refieren
a la realizada en IDE; las actividades del posgrado y los servicios pertenecen
a otros rubros de comparación.
El Plan Nacional de
Desarrollo 2013-2018, como parte de las estrategias, anotó que se contribuirá a
que “la inversión nacional en
investigación científica y desarrollo tecnológico crezca anualmente y alcance
un nivel de 1% del PIB”. ¿Significa lo mismo que IDE o el Plan más bien se
refiere al conjunto de actividades científicas y tecnológicas? Lo sabremos
cuando aparezca el programa sectorial.
Veremos las
cifras la semana próxima, pero adelantemos que si se trata de IDE el esfuerzo
financiero parece poco probable.
(Publicado
en Campus Milenio No. 523. Agosto 22, 2013, p4)
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