Alejandro Canales
UNAM-IISUE/SES
Twitter: canalesa99
(Publicado en Campus Milenio No. 763.
Julio26, 2018. Pág. 5)
La Secretaría
de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México, tal y como ahora funciona,
no lo será más a partir de diciembre próximo. No duró ni un sexenio. Esa
instancia, según lo anunció recientemente Claudia Sheinbaum, la jefa de
gobierno electa, se fusionará con Educación y se convertirá en la Secretaría de
Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación. La titular de la nueva entidad será
Rosaura Ruiz Gutiérrez, integrante de la junta de gobierno de la UNAM y también
profesora de la Facultad de Ciencias de la misma universidad.
El cambio
todavía no queda establecido en la normatividad local, tampoco en el
organigrama y los nombramientos aún no son efectivos. De hecho, por ahora, la
nueva secretaria, así como todos los funcionarios designados, integran un
gabinete virtual; todos los titulares asumirán funciones hasta el 5 de
diciembre. En todo caso, por lo pronto, se ocuparán de atender los asuntos de
la transición correspondiente.
Sin embargo, parece
indudable que, llegado el momento, los nombramientos y cambios organizativos se
realizarán sin mayores complicaciones. En la primera legislatura de Ciudad de
México, los escaños que logró la coalición que postuló a la jefa de gobierno
electa suman 42 de 66 posibles (Morena se adjudicó 38, el PT tres y uno el PES).
¿Cuál podría
ser la razón para fusionar dos secretarías en una? Claudia Sheinbaum dijo que era
“no sólo por un asunto de austeridad si no principalmente
porque consideramos que la educación no puede estar separada de la ciencia y la tecnología”
(Reforma 23.072018: 18). El cambio parecería
doblemente razonable: ahorrar en estructura burocrática sin perder eficiencia y
reunir administrativamente dos sectores que bien podrían trabajar de forma
conjunta.
No obstante, por
una parte, vale la pena recordar que Andrés Manuel López Obrador, el ahora
presidente electo, en el tercer y último debate presidencial, ante la pregunta explícita
de la moderadora de si crearía una Secretaría de Ciencia, Tecnología y
Educación Superior. Él respondió: “no, no, vamos a fortalecer al Conacyt”
(12.06.2018) Y en ese momento reiteró que nombraría a María Elena Álvarez
Buylla como titular del organismo. Así que a nivel federal, a diferencia del
local, la educación (superior) si puede estar separada de la ciencia y la
tecnología.
Por otra
parte, como seguramente se tiene presente, el gobierno de Ciudad de México no
tiene bajo su responsabilidad los servicios de educación básica y normal, mientras
que el resto de entidades federativas sí los tienen. El gobierno local solamente
controla el sistema de planteles dependientes del Instituto de Educación Media
Superior. En el nivel superior está la Universidad Autónoma de la Ciudad de
México (UACM), pero es una institución autónoma.
Pero también
están los cinco planteles de educación superior que impulsó precisamente Morena
hace dos años, ubicados en las delegaciones políticas que gobernaba y de los
que poco se sabe. Además, también está la propuesta de Andrés Manuel López
Obrador, gobierno federal electo, de crear un centenar de universidades
públicas en el país durante su sexenio. Todavía no hay demasiadas precisiones sobre
ese proyecto ni tampoco se conoce, si es que efectivamente se lleva a cabo, cuántas
de esas instituciones se ubicarían en Ciudad de México. Visto así, el número de
instituciones de educación superior que habría en la ciudad capital no sería irrelevante,
por lo mismo tendría otro carácter y otra dimensión fusionar las dos
secretarías que ahora se proyecta.
En este asunto
tampoco se debe soslayar el desempeño de la efímera Secretaría de Ciencia,
Tecnología e Innovación de la Ciudad (Seciti). La secretaría apenas se creó en
enero de 2013, en su momento de instauración, el entonces jefe de gobierno,
Miguel Ángel Mancera, dijo que había sido compromiso de campaña y se dispuso a
cumplirlo. Además, argumentó que la nueva estructura administrativa no
requeriría financiamiento adicional porque funcionaría sobre las bases del
Instituto de Ciencia y Tecnología (entidad a la que sustituyó). Poco duró.
Sin embargo, apenas
habían transcurrido escasos tres años de operación de la Seciti cuando comenzó
a recibir críticas. En este mismo espacio, en su oportunidad, dimos cuenta de
la posición del diputado Israel Betanzos que frente a Miguel Ángel Mancera, en
ocasión de su cuarto informe de gobierno, le espetó que por inutilidad debía
desaparecer esa secretaría, así como los institutos de Juventud y Deporte, con
lo que se ahorraría aproximadamente 1 mil 400 millones de pesos (Campus Milenio No. 675). Una posición
que se hará realidad.
Por cierto, el
diputado Betanzos se refería especialmente a que la Seciti no había participado
en el diseño y planeación del programa de las Fotomultas, uno de los programas
que fue y sigue siendo controvertido. Pero la Seciti, con un presupuesto
relativamente reducido, el menor entre el conjunto de secretarías, fundamentalmente
entrega apoyo para proyectos de investigación, becas para estudios de posgrado
(doctorados y posdoctorados) y entrega el premio Heberto Castillo, entre otras
iniciativas.
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