domingo, 31 de julio de 2011

SNI: LA NORMA Y LOS ERRORES

La relativamente nueva e inocua actualización del reglamento del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) armoniza con el conjunto de normas del sector, pero también muestra descuido y que la esperada reforma del programa no será en breve y seguramente ya no lo será en esta administración.

En mayo pasado, como lo indicamos en su oportunidad, se cumplió un año de la celebración del primer congreso de miembros del SNI, un encuentro en el que se presentaron variadas opiniones sobre el programa y diferentes propuestas. Sin embargo, a la fecha no se tiene previsto un siguiente paso sobre un eventual cambio en el SNI y tampoco nada sobre un próximo congreso.

Lo que sí ocurrió en esta semana fue la publicación de las reformas al reglamento del SNI (Diario Oficial de la Federación 25.07.2011: 76-77). El cambio más importante fue la actualización de las fracciones del artículo 6 del reglamento, el cual se refiere, entre otros aspectos, a las personalidades que integran el consejo de aprobación del programa. En realidad, la modificación elemental fue la nominación correcta de las actuales direcciones adjuntas del Conacyt.

Tal vez, estimado lector, recordarás que hace poco más de un año Conacyt realizó un cambio sustantivo a su estatuto orgánico, mediante el cual renombró sus ocho direcciones adjuntas, la segunda línea de mando en la gestión del organismo. No suprimió ni aumentó su estructura organizativa, simplemente cambió el nombre de sus direcciones adjuntas y al parecer redistribuyó algunas funciones entre ellas.

En consecuencia, dado que por disposición normativa los titulares de las direcciones adjuntas participan en diferentes posiciones en los múltiples programas que tiene el organismo, si se modifica un ordenamiento también es necesario realizar los cambios en toda la reglamentación.

El reglamento del SNI, al menos hasta hace una semana, su consejo de aprobación todavía funcionaba con algunos de los nombres de las direcciones adjuntas anteriores, aunque formalmente ya no existían. La reciente reforma solamente actualizó la nomenclatura de las cuatro direcciones adjuntas que participan en el consejo: Desarrollo Científico; Desarrollo Tecnológico e innovación; Centros de Investigación; y Posgrado y Becas.

En el mismo sentido, dado que el artículo 30 del reglamento establece que el secretario ejecutivo del SNI es el titular de la principal dirección adjunta del organismo rector de las políticas científicas y tecnológicas, la reforma también incluyó la nueva denominación: Dirección Adjunta de Desarrollo Científico.

Por último, los cambios al reglamento incluyeron las modificaciones de los artículos 32 y 35. El primero de ellos se refiere a las características que deben satisfacer los potenciales aspirantes a ingresar o reingresar al Sistema. La versión anterior del reglamento señalaba que: “Podrán participar en los concursos de selección que convoque el SNI los investigadores y tecnólogos que realicen habitual y sistemáticamente actividades de investigación científica o tecnológica presenten los

productos del trabajo debidamente documentados…”.

Además, indicaba que los aspirantes debían tener un contrato vigente por al menos 20 horas con una institución de México para realizar actividades científicas y tecnológicas, y que en los casos de instituciones privadas y sociales debían estar inscritas en la Registro Nacional de Instituciones y Empresas Científicas y Tecnológicas (Reniecyt) y especificaba que cuando el solicitante no tuviera la “nacionalidad mexicana, deberá contar con antigüedad mínima de un año en alguna de las instituciones mencionadas…”.

Ahora, la modificación al reglamento, a diferencia del anterior, indica lo que se requiere para ser miembro del SNI --no para participar en los concursos de selección del programa— y no aparece el párrafo que se refiere a la necesidad de cubrir cierta antigüedad en el caso de los extranjeros.

Probablemente, de ser una modificación deliberada, el cambio es para facilitar y agilizar el ingreso de los extranjeros al Sistema, pero también es posible que exista algún error en la publicación del decreto. De hecho, en este mismo artículo 32, la fracción II, la nombra como fracción III, así que también se puede tratar de una omisión. Además, el decreto tiene otra errata, dice que la anterior modificación al reglamento del SNI se publicó el 5 de octubre de 2009, cuando en realidad se publicó el 21 de octubre.

Una confusión relativamente similar también se advierte en la modificación de las fracciones del artículo 35, el cual también se refiere a los requisitos de ingreso y reingreso al Sistema. La norma anterior, la del 2009, incluía cuatro fracciones en este artículo, la reforma actual también contiene cuatro fracciones y tres párrafos, pero inicia su numeración a partir de una supuesta quinta fracción. Tal vez se trate de otro pequeño error. El contenido es más o menos similar antes y ahora, pero se presta a confusión.

Las modificaciones al reglamento del SNI son casi insignificantes, pero la demora en publicarlas y los errores muestran lo difícil que podría ser emprender cambios profundos en el Sistema.

(Publicado en Campus Milenio No. 424. Julio 28, 2011)

domingo, 17 de julio de 2011

UNIVERSIDADES POLITÉCNICAS

El 27 de junio del 2001 se expidió el decreto de creación de la primera universidad politécnica en el país, la de San Luis Potosí. Hoy, una década después, suman cuatro decenas de instituciones de este tipo y un promedio de casi mil alumnos por plantel. La actual administración destaca los esfuerzos realizados para impulsar esta opción educativa y señala desmedidamente sus méritos.

A propósito de la inauguración de “unidad de docencia 2” de la Universidad Politécnica de Morelos –la cual bien a bien nadie supo en qué consistió -- el pasado 5 de julio, el secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio señaló que: “El Presidente Calderón ha enfrentado el reto extraordinario de darles más espacios educativos a los jóvenes mexicanos. Yo quiero decirles que hay 41 universidades politécnicas en México, 41 universidades politécnicas en México, de las cuales 24, escucharon bien, 24 de las 41, han sido construidas, precisamente, en la Administración del Presidente Calderón”.

En el sexenio anterior comenzó la instauración de las Universidades Politécnicas (UPs). Uno de los primeros modelos educativos diseñado con base en competencias profesionales y laborales y que, se dijo en su momento, ampliaría y diversificaría las opciones educativas conforme las necesidades de los estados y las regiones. Una característica de ubicación compartida con las universidades tecnológicas, pero con la diferencia de que las UPs ofrecieron una formación de nivel licenciatura y previeron la impartición de estudios de posgrado.

Según los requisitos previstos, los profesores de las politécnicas debían contar al menos con grado de maestría y los de asignatura con título de licenciatura y experiencia en el sector productivo. Aunque las estadísticas disponibles no permiten corroborar tal información. También desde el comienzo se dijo que las instituciones estaban diseñadas para albergar a un máximo de 5 mil alumnos, pero ninguna ha llegado a su máxima capacidad.

La administración anterior concluyó con 18 UPs en funcionamiento, tres más en proyección y una matrícula total de poco más de 5 mil alumnos. Las instituciones estaban distribuidas en una docena de entidades federativas.

Según los datos del cuarto informe de gobierno, actualmente suman 39 universidades politécnicas, distribuidas en 23 entidades federativas. Una cantidad que duplicó el número de instituciones de este tipo creadas en el sexenio anterior. Aunque realmente llegarían a las 41 mencionadas por el secretario de Educación Pública si se agregan la ampliaciones de la Universidad Politécnica de Altamira en septiembre del año pasado y la Universidad Politécnica de Chiapas en el municipio de Suchiapa en enero de este año.

En el ciclo escolar 2009-2010, la matrícula total de las UPs era de 39 mil 949 alumnos y su planta de personal académico estaba compuesta por 2 mil 262 personas, un tercio de tiempo completo. Es decir, respecto de la administración anterior, la matrícula en este tipo de instituciones se multiplicó por un factor de 7. No obstante, sigue representando una proporción relativamente pequeña: 1.6 por ciento del total de alumnos de educación superior en el país.

Al interior del subsistema tecnológico, la matrícula de las UPs también representa un volumen modesto: 8 por ciento (una décima parte de la matrícula de los institutos tecnológicos y poco más de una tercera parte de las universidades tecnológicas).

Sobre la pertinencia de la UPs, el secretario de Educación invocó erróneamente: “Nosotros, sin embargo, debo decirlo así, no estamos en la Unión Soviética. No le podemos decir a un joven: No estudies medicina, porque está saturada la carrera”. Sobre todo porque quería enfatizar las bondades de la opción formativa tecnológica y destacar que el 85 por ciento de los egresados de las UPs encontraban trabajo en los seis meses posteriores a la conclusión de su carrera, otro 12 por ciento cursaba estudios de posgrado y solamente 3 por ciento estaba buscando empleo.

No obstante, según los datos disponibles de seguimiento de egresados de las UPs, existen diferencias notables entre las instituciones. Por ejemplo, los datos a noviembre del 2010 señalan que la Universidad Politécnica de Tulancingo con 1 mil 450 egresados es la que concentra los mejores números, mientras que en el lado opuesto con 31 y 73 egresados están la de Baja California y Durango, respectivamente.

El índice general de titulación en las UPs es de 66 por ciento, pero también es variable por institución. Los mejores promedios son para la de Durango, la de Francisco I. Madero, la de Puebla o la Politécnica del Valle de México y los más bajos son para Baja California, Guanajuato o Zacatecas. Lo mismo ocurre con el porcentaje de empleabilidad, solamente 3 instituciones están por arriba del 80 por ciento y el promedio general es de 57 por ciento.

Las UPs sí ampliaron y diversificaron las opciones educativas pero sus números no son los mejores.

(Publicado en Campus Milenio No. 423. Julio 14, 2011)

DESEMPEÑO VIRTUAL

Uno de los datos que generalmente se destaca en las actuales tecnologías de la información y la comunicación es la relativa familiaridad de los jóvenes para manejarlas. La diferencia generacional es notoria, se dice. ¿Puede un leer un artículo directamente en la pantalla de la computadora o necesita imprimirlo? Una u otra opción es indicativa de los hábitos generacionales. Si los adultos han tenido que acercarse y aprender con ciertas dificultades sobre los dispositivos tecnológicos, los jóvenes han crecido a la par de los nuevos desarrollos, son nativos de la tecnología. Sin embargo, existen diferencias entre los mismos jóvenes.

Los niveles de destreza para manejar los dispositivos ha sido uno de los escollos –no insalvable-- para llevar las tecnologías a las aulas, sobre todo porque los principales responsables del recinto, los profesores, han experimentado ciertas dificultades y reticencias para utilizar las herramientas tecnológicas en el salón de clases. Aunque, como lo hemos comentado en este mismo espacio, todavía está en debate el efecto de los actuales dispositivos tecnológicos en el aprendizaje escolar de los jóvenes; las evidencias no son concluyentes acerca de sus efectos. Al parecer, la utilización de tales herramientas en casa o en la escuela marca una diferencia sustantiva, y el papel del profesor es decisivo.

No todos los jóvenes muestran la misma capacidad para el manejo de los dispositivos tecnológicos ni tienen el mismo nivel de acceso. Las diferencias son manifiestas según regiones, estratos socioeconómicos y niveles educativos. Los avances en la última década han sido notorios, pero persisten fuertes desigualdades.

La desigualdad en el acceso a las tecnologías de la información y la comunicación, así como la preocupación por sus efectos educativos, han motivado una medición más sistemática de las diferencias en el desempeño de los jóvenes en este terreno. En la evaluación más reciente de PISA, la correspondiente al 2009 que enfatizó el área de lectura, también incluyó otra serie de reportes que indagan aspectos complementarios para comprender mejor los resultados de esa prueba a gran escala.

El último de estos reporte se dio a conocer la semana pasada y se refiere a la habilidad de los jóvenes de 15 años para leer, entender y aplicar textos digitales (PISA 2009 Results: Students On Line. Digital Technologies and Performance. Vol. VI. Disponible en la página web de la OCDE).

La tabla más ilustrativa del reporte incluye los datos de 16 países participantes de la OCDE: Australia, Austria, Bélgica, Corea, Chile, Dinamarca, España, Francia, Hungría, Islandia, Irlanda, Japón, Noruega, Nueva Zelanda, Polonia y Suecia, así como de páises no miembros de la organización, como Colombia, Hong Kong-China y Macao-China.

Según el reporte, alrededor del 8 por ciento de los estudiantes de los 16 países participantes de la OCDE alcanzaron el nivel más alto de desempeño (nivel 5) en lectura digital. Esto es, pueden evaluar información de varias fuentes provenientes de la páginas web, valorar la credibilidad y utilidad de lo que leen, navegar de forma autónoma y eficientemente en diferentes páginas en Internet.

Sin embargo, las diferencias por país son notables. Corea es el país que muestra el mejor desempeño, con arriba del 17 por ciento de sus estudiantes en el nivel 5 de desempeño y un puntaje total de 568, le siguen de cerca Nueva Zelanda (537 puntos) y Australia (537); después Japón (519), Hong Kong (515), China (492) e Islandia (512). La media en los países de la OCDE fue de 499 puntos. Mientras que menos del 3 por ciento de estudiantes en el mismo nivel están en el caso de Chile, Polonia y Austria.

Además, el reporte indica que para la mayoría de los países, el desempeño en lectura digital estaba más o menos en correspondencia con el desempeño en lectura de texto impreso como lo habían indicado los resultados de la prueba PISA clásica. No obstante, los jóvenes de las naciones mencionadas en el párrafo anterior, mostraron un desempeño significativamente superior en lectura digital. En el caso contrario se ubicaron los estudiantes de Polonia, Hungría, Chile, Austria, Hong-Kong-China y Colombia.

Obviamente, el desempeño digital está relacionado con el acceso de los jóvenes a las computadoras y los servicios de Internet. Los datos más recientes muestran que, en promedio, alrededor del 94 por ciento de los estudiantes de los países de la OCDE reportaron tener computadora en casa. Sin embargo, en la misma organización, algunas naciones están por debajo del 80 por ciento: Chile (76 por ciento), Turquía (61 por ciento) y México (50 por ciento).

El acceso a Internet en casa también muestra porcentajes similares. El promedio en la OCDE es de 89 por ciento, pero algunos países están por arriba del 98 por ciento (Holanda, Noruega, Finlandia, Dinamarca, etc) y otros por debajo del 40 por ciento, como México o incluso Indonesia con 8 por ciento.

El tema de la lectura digital tiene múltiples implicaciones; su exploración apenas comienza.

(Publicado en Campus Milenio No. 422. Julio 7, 2011)