Alejandro Canales
UNAM-IISUE/PUEES
Twitter: @canalesa99
(Publicado en Campus Milenio No. 839.
Febrero 27, 2020. Pág. 4)
Todo muestra que
Alfonso Romo, el jefe de la oficina presidencial, actualmente concentra mayores
capacidades y atribuciones. La semana pasada, el jueves 20, en su intervención
en el Foro de Fondos de Inversión 2020, claramente volvió a anunciar que por restricciones
presupuestarias no habrá incremento en la inversión para investigación
científica y desarrollo tecnológico.
La afirmación es
notable por varias razones. El anuncio no fue realizado por el Conacyt, el
organismo cabeza de sector que tiene la responsabilidad de promover las
actividades correspondientes. Tampoco fue la Secretaría de Hacienda, cuyos
proyectos de presupuesto limitan o desahogan al resto de dependencias. Así que
queda claro quién toma o anuncia las decisiones.
Si lo dice el
que será coordinador de un gabinete encargado del crecimiento economico, entonces
la actual administración no espera ningún respaldo, contribución o vínculo con
la actividad científica y el desarrollo tecnológico. Por lo menos no en el
terreno económico.
También confirma
la continuidad de un horizonte presupuestal restrictivo para el 2021, porque el
de este año ya está más que claro y el del próximo está por elaborarse, lo cual
significa que, cuando menos, las limitaciones alcanzaran la mitad del periodo
de gobierno. Adicionalmente, exhibe que la planeación puede prescindir totalmente
de las directrices de un Plan Nacional de Desarrollo y de un programa sectorial.
Notable, por donde se le mire.
En agosto de
2018, antes del actual sexenio, Alfonso Romo ya era el hombre fuerte de los
negocios de la actual administración gubernamental. Todavía no tomaba posesión como
Jefe de Oficina de la Presidencia de la República, pero ya tenía su lugar en el
virtual gabinete y conducía las reuniones con el sector empresarial.
Alfonso Romo lo anticipó
claramente en una de las reuniones con el Consejo Coordinador Empresarial: “La
parte de incentivos fiscales no va a haber, por lo pronto vamos a ahorrar,
vamos a crear condiciones de confianza para que la inversión venga” (Forbes México. 10.08.2018). Y añadió: tampoco
habrá mayor inversión en ciencia y tecnología; lo que sí un plan de austeridad.
En el periodo de
transición sonaba cada vez con mayor insistencia la idea de que vendrían restricciones
presupuestarias fuertes, porque el presidente electo, López Obrador, ya había
anunciado desde julio de 2018 los “50 lineamientos generales para el combate a
la corrupción y la aplicación de una política de austeridad republicana en el
gobierno”.
Sin embargo, tanto
los lineamientos como el anuncio de Romo fueron tomados con distancia en el
sector de ciencia y tecnología, después de todo había confianza en que ocuparía
un lugar estratégico y central para impulsar el desarrollo nacional. Además, en
la reunión que el presidente electo tuvo con integrantes de la comunidad
académica y cientifica, en el mismo mes de agosto de 2018, prometió aumentar el
presupuesto y que, en el peor de los casos, nunca habría “un presupuesto por
abajo de la inflación”.
En el primer año
de gobierno, respecto de 2018, el presupuesto para las actividades científicas
y tecnológicas mostró que el monto global no estuvo por abajo de la inflación e
incluso el gasto corriente de Conacyt disminuyó diez puntos porcentuales. De
hecho, el presupuesto nominal del organismo en este año sigue abajo seis puntos
porcentuales de lo que tenía en 2018.
Lo que anticipó
Alfonso Romo, a pesar de múltiples declaraciones en sentido contrario, sí
ocurrió. No hubo incentivos fiscales y tampoco mayor inversión en el sector científico.
El capítulo IX de la Ley del Impuesto sobre la Renta, correspondiente a las
condiciones para el otorgamiento de estímulos, sigue vigente pero no se aplica.
El último reporte de estímulos fiscales para investigación y desarrollo de
tecnología correspondió al ejercicio fiscal 2018 y distribuyó poco más de 319
millones de pesos (DOF. 26.02.2019).
Ahora, el tema vuelve
a cobrar relevancia porque Alfonso Romo no solamente es el Jefe de Oficina de
la Presidencia, el presidente López Obrador también lo nombró como virtual coordinador
de un “gabinete para el fomento de inversiones y crecimiento económico” (Comunicado. 29.01.2020).
La figura de
coordinador de gabinete todavía no está definida en el reglamento de la Oficina
de la Presidencia, tampoco está mencionada en ningún documento oficial. No
obstante, coordinará y tomará decisiones sobre algunas actividades de las
secretarías de Estado, cabría suponer que las más relacionadas con el fomento económico,
aunque ya se ve que alcanzará a otras.
Si Alfonso Romo,
antes de comenzar el ejercicio gubernamental, adelantó que no habría mayor
inversión en ciencia y tecnología, ahora, en el papel de coordinador de
gabinete, vuelve a anticipar que las restricciones en el sector continuarán. Sorpresa,
lo que se llama sorpresa, no será el presupuesto para 2021.