El actual proceso electoral ha sido dominado por las
escaramuzas de lo que dicen o hacen los candidatos a la Presidencia de la
República. Pero los números de las elecciones locales y las agendas no son irrelevantes.
Todavía menos si se trata del Distrito Federal (DF) y los puntos que se han
comprometido en el terreno de la ciencia y la tecnología.
Los comicios federales a realizarse este 1 de julio, incluyen
la elección de presidente, 500 diputados (300 de mayoría relativa y 200 de
representación proporcional) y 128 senadores. A la par, otras siete entidades
elegirán gobernador (Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Yucatán y Tabasco;
el DF jefatura de Gobierno), en 15 entidades se votará por poco más de medio
millar de diputados locales y casi un millar de ayuntamientos. Un cambio
importante en casi la mitad del total de los estados.
Al inicio de las campañas electorales parecía que la
contienda federal arrastraría en el
mismo sentido las preferencias políticas en la Ciudad de México, pero el curso
de las acciones y las encuestas poco a poco mostraron que se trataba de
procesos diferentes y relativamente independientes. El DF renovará su jefatura
de gobierno, 66 asambleístas y sus 16 delegaciones políticas.
A diferencia de lo que ocurre a nivel federal, los números
de las últimas encuestas locales advierten una creciente y clara diferencia a
favor de Miguel Ángel Mancera, el candidato del PRD, PT y MC. Si las encuestas reflejan
lo que serán los resultados finales, vale la pena considerar con mayor
detenimiento las propuestas en materia de ciencia y tecnología de quien se perfila
con mayor ventaja.
Las preocupaciones de los habitantes de la Ciudad de México
se concentran en asuntos como el transporte, la seguridad pública, el agua, la
vivienda, los índices de contaminación, el desarrollo urbano, la recolección de
basura y otros problemas propios de una gran ciudad.
El tema de la ciencia y la tecnología no figura particularmente
como un asunto priritario para la metrópoli. De hecho, en la plataforma
electoral del PRD-DF registrada en abril de este año, en el apartado de “una
ciudad productiva y solidaria” apenas se menciona la propuesta de favorecer la
artículación con los centros de investigación y las insituciones de educación
superior. O bien, en el rubro de “una ciudad con igualdad y equidad para todas
y todos” se dedica un inciso a tecnología para mencionar cuatro propuestas.
Por ejemplo, se propone que: el Instituto de Ciencia y
Tecnología del DF realice funciones prioritarias de tranasferencia de
tecnología; el incremento de banda ancha; el desarrollo de patentes y tecnología
desde el gobierno y la iniciativa privada; o el ofrecimiento de servicios de
internet universal y gratuito.
En la plataforma nada se dijo de otras iniciativas o de nuevas
estructuras administrativas para la ciencia y la tecnología. Sin embargo, en
mayo pasado, al día siguiente del primer debate presidencial, el candidato
Mancera se comprometió a “elevar de
rango el Instituto de Ciencia y Tecnología para dar paso a la Secretaría de
Ciencia, Tecnología e Innovación en el Distrito Federal”. Una idea que a nivel
de candidatos presidenciales había comenzado a discutirse.
La
semana anterior, en reunión con académicos de diferentes instituciones, el
candidato Mancera volvió a reiterar su compromiso de crear la nueva secretaría –sin
incluir a educación-- y añadió que impulsará el modelo de la triple hélice de
la innovación. Este último es un modelo de los años noventa propuesto por
Leydesdorff y Etzkowitz que plantea el impulso a la innovación a través de la
interacción entre universidades, empresas y gobierno; una metáfora de tres
hélices que potencian la innovación.
El
modelo es, en realidad, una versión modificada del famoso triángulo IGE del
argentino Jorge Alberto Sábato. En los años setenta, Sábato planteó que su
triángulo era un modelo muy primario: un vértice correspondía a la
Infraestructura científico-técnica; otro al Gobierno; el tercero a la
Estructura productiva; y flechas reversibles unían los diferentes vértices. A
pesar de lo elemental, decía Sábato, permitía analizar y entender la realidad
de los subsectores. Lo sorprendente es que, como en la propuesta de Mancera, la
triple hélice se sobrepuso al triángulo.
(Publicado en Campus Milenio No. 468. Junio 28, 2012)