jueves, 8 de diciembre de 2011

LAS VOCACIONES DE LOS JÓVENES

En la región iberoamericana, particularmente en la última década y con claras diferencias entre países, la tendencia de la matrícula universitaria se ha desplazado hacia las ciencias sociales. Esa área de conocimiento representa entre el 50 y 56 por ciento del total. Una expresión de las preferencias vocacionales de los jóvenes que parece ir a contracorriente del intento por acercarlos a las áreas de las ciencias naturales, exactas y tecnológicas.

Los jóvenes universitarios mexicanos también se concentran en las ciencias sociales, aunque en la última década, esta área de conocimiento más bien han disminuido su participación relativa (de 50 a 46 por ciento), mientras que las ingenierías y las tecnologías la han incrementado (de 29 a 34 por ciento), lo mismo que educación y humanidades (de 3 a 6 por ciento). Un reflejo parcial de las iniciativas de reorientación de la matrícula que concentró el crecimiento del sistema en las opciones tecnológicas.

También para el caso de México, las áreas de conocimiento que se han mantenido relativamente estables son las agropecuarias (entre 2.6 y 2.4 por ciento), igual que las ciencias naturales y exactas (2 por ciento) y las ciencias de la salud (entre 9 y 10 por ciento). Las tendencias más o menos son las mismas si solamente se considera a los titulados.

En algunos países, especialmente en Estados Unidos y en las llamadas naciones emergentes, el crecimiento se ha verificado tanto en las ciencias sociales como en las ciencias naturales y las ingenierías. No obstante, en la mayoría de países existe cierta preocupación por el escaso interés de los jóvenes en las disciplinas que permitirían un mayor desarrollo científico y tecnológico.

La Organización de Estados Iberoamericanos acaba de dar a conocer los resultados de una encuesta regional, la cual busca aportar mayor información sobre las razones del rechazo o desinterés de los jóvenes por las carreras predominantemente científicas (Los estudiantes y la ciencia. Encuesta a jóvenes iberoamericanos. 285 pp. Disponible en su sitio de Internet).

La encuesta fue aplicada entre 2008y 2010 a cerca de nueve mil jóvenes de educación media de siete ciudades de la región iberoamericana: Asunción, Bogotá, Buenos Aires, Lima, Madrid, Montevideo y Sao Paulo. El objetivo de la encuesta era precisar la percepción de los estudiantes sobre las profesiones científicas y tecnológicas, su atractivo como opción laboral, y la imagen que proyectan la ciencia y los científicos.

Una de las preguntas de la encuesta a los alumnos de educación media era “¿Qué vas a estudiar?” Las respuestas fueron: como primera opción, las ciencias sociales: 28.4 por ciento; después, las ingenierías y las tecnologías con 19.4 por ciento; y en tercer lugar humanidades con 16.9 por ciento. Como segunda opción, también aparecen: en primer lugar las ciencias sociales con 36.9 por ciento; luego las humanidades con 25.2 por ciento; y las ingenierías y tecnologías con 17 por ciento. Lo notable es que dos de cada diez de los jóvenes encuestados no sabe qué carrera estudiar. Un rasgo que alcanza proporciones diferenciadas en los distintos países.

Tampoco es de sorprender que uno de los principales motivos que expresaron los jóvenes para continuar sus estudios y la selección de la carrera esté relacionado con la cercanía o no de información científica. Obviamente quienes carecen de contacto muestran la mayor vacilación y dificultades.

Otro de los datos relevantes de la encuesta es el interés que manifestaron los estudiantes sobre su horizonte profesional y la posibilidad de trabajar como científicos, ingenieros, médicos o profesores.

Por ejemplo, sólo uno de cada diez de los estudiantes a los que se les aplicó la encuesta, manifestó que le gustaría trabajar como científico. El porcentaje tampoco es mejor para desempeñarse como profesor, puesto que solamente fue seleccionado por un 13 por ciento de los jóvenes.

Los promedios son un poco mejores para la profesión de ingeniero y médico, puesto que alrededor de una cuarta parte de los jóvenes expresaron que les gustaría trabajar en esas posiciones. Sin embargo, otra proporción similar de estudiantes (26 por ciento) manifestó claramente que no le gustaría trabajar en ninguna de las profesiones mencionadas y otro 15 por ciento más expresó no saber si le gustaría dedicarse a alguna de esas actividades.

Según los resultados de la encuesta, la tendencia de respuesta de los dos párrafos anteriores, no muestra variación por género, tampoco si son estudiantes del sector público o privado, laico o religioso, o nivel socioeconómico. Incluso, es la misma apreciación en las diferentes ciudades donde se aplicó la encuesta.

La encuesta incluyó una treintena de preguntas, pero como se podrá advertir no parece sencillo precisar las motivaciones y el horizonte vocacional de los jóvenes.

Posdata

¿Cuál será la respuesta del SNI a la queja interpuesta por Sergio Aguayo? El recurso no podrá ser ignorado para la operación y reforma del Sistema.

(Publicado en Campus Milenio. No. 443. Diciembre 8, 2011)

jueves, 1 de diciembre de 2011

LA DEFENSA Y LA MARINA AL CONSEJO GENERAL DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA

Es probable que los titulares de la Defensa Nacional y de la Marina se integren al Consejo General de Investigación Científica, Desarrollo Tecnológico e Innovación. El máximo órgano de las políticas científicas y tecnológicas. Todavía no es un hecho, apenas se emitió el dictamen correspondiente por comisiones unidas de la Cámara de Diputados, pero la iniciativa ya está en marcha.

La propuesta es del diputado Gerardo del Mazo Morales del Partido Nueva Alianza, el mismo que asumió la titularidad de la curul en octubre del 2009, al renunciar una de las llamadas diputadas “juanitas”, Karla Daniela Villareal, integrante del mismo partido, aunque la diputada fundamentó su renuncia argumentando cuestiones de salud (Milenio Diario 29.10.09).

El diputado Gerardo del Mazo presentó su iniciativa hace un año e incluye reformas y adiciones a la Ley de Ciencia y Tecnología, a la Ley de Educación Militar del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, al decreto de creación de la Universidad del Ejército y Fuerza Aérea, así como a la Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, y a la Ley Orgánica de la Armada de México.

De acuerdo con el proyecto del diputado Del Mazo, tanto la educación militar como la naval incluyen la formación, el adiestramiento, la capacitación, actualización y especialización de recursos humanos. Pero, sobre todo, argumenta el diputado, “tienen el deber, como la educación en general, de estar vinculadas a la ciencia, la tecnología y la innovación” (Gaceta Parlamentaria No. 3394-II. 17.11.11).

En general, en la breve argumentación de la propuesta se resalta que en el mundo se registra un importante avance en el terreno científico y tecnológico, lo cual también ha propiciado que, a nivel de las naciones, se le otorgue prioridad a la educación y a la investigación. En estos términos, dice el diputado, “el sistema educativo militar debe estar en el mismo camino”. Es decir, que la educación militar también incluya una importante actividad científica y tecnológica y que sostenga un vínculo con el sector correspondiente.

Aunque el conjunto normativo que se piensa reformar incluye, en cierta medida la mención a la ciencia y la tecnología en la educación militar, las reformas que se proponen sugieren hacerlo explícito en donde no lo está y añadir la palabra “innovación” en todos los casos.

Por ejemplo, en la Ley de Educación Militar del Ejército y Fuerza Área, en su artículo 5, sobre los objetivos de la educación militar, en su fracción III indicaba que uno de ellos era: “Vincular permanentemente la educación y adiestramiento de los militares”. La reforma propone que ahora indiqué que el objetivo es: “Vincular permanentemente la educación, la investigación
científica, el desarrollo tecnológico y la innovación adiestramiento de los militares” (sic).

Es el mismo caso para el artículo 6 y 11 de la misma ley o de la que crea la Universidad del Ejército y Fuerza Área, en las que se sugiere añadir que se impartirá al personal militar conocimientos científicos, tecnológicos y de innovación, o que el sistema de educación militar promoverá, organizará y realizará investigación en esos mismos términos.

Los cambios previstos no habilitarán al sistema educativo militar para realizar actividades científicas, tecnológicas y de innovación, porque su marco normativo previo ya se lo permitía con anterioridad y, de hecho, ya las practicaba. En todo caso, las reformas solamente armonizarán los conceptos con leyes que rigen a la educación en general y a la de ciencia y tecnología.

No obstante, el cambio más importante es que propone la integración de los titulares de la de Defensa Nacional y de Marina al Consejo General de Investigación Científica, Desarrollo Tecnológico e Innovación.

El Consejo General, instancia creada por la reforma del 2002 y cuya función se localiza en la coordinación de las políticas para el sector, presidido por el ejecutivo federal y en el que participan todos los secretarios de Estado vinculados a las políticas públicas en ciencia y tecnología (actualmente son 9 secretarios). Además, también incluye al director de Conacyt, al coordinador del Foro Consultivo, al presidente de la Academia Mexicana de Ciencias, un representante de la Conferencia Nacional de Ciencia y Tecnología, el secretario general de Anuies y cuatro representantes de la comunidad científica, tecnológica y empresarial.

Un enorme Consejo General, como se podrá apreciar. En otras ocasiones ya nos hemos referido a la inoperancia del Consejo y las contadas sesiones que ha efectuado desde que se creó, principalmente porque el ejecutivo federal no lo convoca y porque no es funcional. Ahora, de aprobarse el proyecto de reforma, el Consejo todavía será más numeroso.

La iniciativa no es inminente. El proyecto todavía no se discute en el pleno, seguramente se modificará y faltaría ver que dice la colegisladora. Pero plantea el inquietante asunto de la integración formal del sistema educativo militar al sistema científico y tecnológico.
(Publicado en Campus Milenio No. 442. Diciembre 1, 2011)