viernes, 17 de febrero de 2017

Los hechos alternativos de Trump: Científicos se preparan para tomar la calle

Alejandro Canales
UNAM-IISUE/SES
Twitter: @canalesa99

(Publicado en Campus Milenio No. 693. Febrero 16, 2017. pág. 5)

El epicentro de la protesta será el próximo 22 de abril en Estados Unidos, y particularmente en Washington, D.C., pero réplicas de inconformidad se manifestarán en múltiples ciudades de esa nación y del mundo, incluyendo México. Ya no se habla de una marcha, son “Marchas por la ciencia”. Y sí, lo que está en juego es la evidencia científica.

Lo que estamos viviendo es una situación perturbadora, inquietante, rara: todo parece cambiar aceleradamente y, al mismo tiempo, de forma imprevista e inevitable. Si hace muy poco el presidente Trump formulaba amenazas imposibles de cumplir en el conocido marco de las relaciones internacionales y de la política interna, ahora son órdenes ejecutivas en serie y en serio. El conocimiento técnico para fundar esas decisiones no tienen la menor importancia.

La que sería una inminente ratificación del acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, el mayor acuerdo megarregional en materia comercial, ese que llevó una década de negociaciones, quedó fácilmente eliminado sin mostrar prueba alguna de que sería inútil o catastrófico.  El cambio del TLCAN podría llevar más tiempo, porque tiene candados e involucra a más de un país, pero ya no queda duda de que será sacudido fuertemente. Lo que no hace mucho era una relación relativamente amistosa entre países vecinos, hoy ya es francamente hostil y envenenada.

Lo dramático es que los cambios y buena parte de las decisiones se han fundado en verdades a medias o auténticas falsedades, también conocidos como “hechos alternativos”. Esa frase que utilizó Kellyanne Conway, consejera de Trump, para justificar porqué el secretario de prensa estadounidense, Sean Spicer, había dicho terminantemente que la ceremonia de asunción de Trump había sido la más concurrida, cuando las imágenes mostraban lo contrario. (Un rasgo de Spicer que el programa SNL ha capitalizado muy bien en sus parodias).

Sean Spicer había dicho sobre la ceremonia: “esta fue la mayor audiencia que alguna vez atestiguó una toma de posesión, punto” (cnn.com). Algo que no mostraban las imágenes comparativas que circularon una y otra vez. Por eso, cuando la consejera de Trump la dio por buena, como una versión de “hechos alternativos”, el entrevistador, Chuck Todd, le dijo: “hechos alternativos no son hechos, son falsedades” (nbcnews.com).

Si el diferendo solamente fuera por una mera impresión de ilusoria popularidad para inflar el ego, hasta podría ser desestimable. Lo grave es que se configura un mundo paralelo de “hechos alternativos” para la toma de decisiones. Uno que hasta hace muy poco era completamente inadmisible

Seguramente usted todavía recuerda la época de campaña del actual presidente Trump, particularmente cuando se pronunció sobre cambio climático diciendo que era un “mito y un engaño”, así que anunció que de resultar electo retiraría a Estados Unidos del Acuerdo Climático de París. Tal intención provocó que casi 400 científicos, entre ellos 30 premios Nobel, le remitieran una carta para señalarle que “sus declaraciones son inconsistentes y no tienen ninguna relación con la realidad” y explicarle las consecuencias de abandonar el Acuerdo, todas catastróficas y de larga duración .

Ahora, como presidente, Donald Trump no ha firmado la orden ejecutiva para retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París. No es nada claro si lo hará o no. Sin embargo, la posverdad y los hechos alternativos siguen comandando buena parte de sus decisiones, sea para prohibir el ingreso a su territorio, para el fenómeno migratorio o para cancelar programas. Así que en este caso, como en muchos otros, el desenlace podría ser inevitable.

En estas circunstancias, un grupo de científicos, casi al día siguiente de la marcha de las mujeres del pasado mes de enero, comenzaron a expresar la intención de realizar una marcha por la ciencia. Lo hicieron a través de Reddit, ese sitio web utilizado para debates que generan adhesiones o rechazos. Los adherentes pronto se multiplicaron y expandieron, no solamente en Estados Unidos.

Ahora, con una misión, metas y principios claramente establecidos (marchforscience.com), el movimiento se manifiesta a favor de la formulación de políticas basadas en evidencias y la inclusión en la comunidad científica. En cada lugar se establece más o menos lo mismo del documento base, pero en algunos casos se añaden particularidades.

Por ejemplo, en el caso de la “Marcha por la ciencia en México”, convocada para el mismo  22 de abril, el día que se realizará en otras partes del mundo, la cuartilla de presentación añade, entre otras cosas: “En México, el presupuesto para ciencia se ha reducido más que nunca y la precariedad de las nuevas generaciones de científicos se hace más profunda ante la crisis económica y los malos manejos de los administradores del país” (@ScienceMarchMx). Veremos las evidencias.

Posdata: No, en el cálculo de incentivos económicos, no está clara la diferencia entre la UMA utilizada en el reglamento de becas y el INPC del reglamento del SNI.

jueves, 9 de febrero de 2017

Revalidaciones y equivalencias. La ida y retorno de jóvenes estudiantes

Alejandro Canales
UNAM-IISUE/SES
Twitter: @canalesa99

(Publicado en Campus MIlenio No. 692. Febrero 9, 2017 p. 5)

Sin duda es algo paradójico. Todavía a mediados del año pasado las autoridades nacionales hacían malabares y se quebraban la cabeza para diseñar acciones que permitieran acercarse a la prometida meta, al término de este sexenio, de 100 mil mexicanos enviados a estudiar en Estados Unidos. Hoy más bien hacen cálculos sobre quiénes y cuántos de lo que ya estaban allá retornarán al país como alumnos. La población objetivo es diferente, pero es ilustrativa de la actuación gubernamental.

El nuevo mandatario estadounidense, Donald Trump, está dispuesto a cumplir sus inverosímiles propuestas de campaña a punta de órdenes ejecutivas y las cosas han dado un vuelco de 180 grados. Estados Unidos, el país que imantaba a jóvenes talentos de todo el mundo, endurece los requisitos de entrada a su territorio, intenta prohibir definitivamente el ingreso de algunas naciones y tal parece que se quiere aislar del resto del mundo.

Sin embargo, en un eventual cambio de contexto internacional y del tipo de relaciones con el país vecino, convendría diferenciar las acciones irrealizadas que caen en el ámbito de la responsabilidad nacional, sea por omisión, indolencia, incapacidad institucional o simple negligencia, de aquellas otras que se derivan de las nuevas condiciones o son consecuencia de la entrada en vigor de una orden ejecutiva de Donald Trump.

Tal vez ahora se culpabilizará a Trump de todos los problemas nacionales e incumplimiento de metas. Al final, seguramente su contribución no será nada irrelevante. No obstante, nuestras dificultades no comenzaron con Trump; antes de que resultara electo ya estaban las fisuras de la credibilidad gubernamental, los problemas del crecimiento económico, los obstáculos de las reformas estructurales y ya se habían operado los recortes presupuestales. En todo caso nuestras preocupaciones simplemente se agravaron.

El programa que buscaba enviar 100 mil estudiantes mexicanos a los Estados Unidos y recibir 50 mil estadounidenses en México (“Proyecta 100,000) es emblemático. No es el más importante en el terreno educativo y científico. Sin embargo, es un programa que, en el marco del Foro Bilateral México-Estados Unidos sobre Educación Superior, Innovación e Investigación (FOBESII), muestra la forma de solventar los problemas.

En estas páginas lo comentamos anteriormente: simplemente resulta increíble que el programa, a septiembre de 2016, ya hubiera enviado 77 mil estudiantes (¡pasó de 14 mil a 77 mil en cuatro años!) con recortes presupuestales y todo. Claro, ahora, posiblemente ya no llegarán a los 100 mil, pero será cosa del nuevo contexto internacional, dirán.

Otro caso son los estudiantes mexicanos en Estados Unidos que probablemente regresarán a México, dreamers o no, a raíz de las órdenes ejecutivas de Trump. El gobierno federal, cuando fue impelido para que tomara acciones específicas e inmediatas ante la indubitable hostilidad del nuevo mandatario estadounidense, anunció diferentes medidas. Unas de protección consular y otras para la recepción de los deportados.

Una de las medidas se refiere a la modificación de la ley general de educación (LGE) para facilitar la incorporación de niños y jóvenes al sistema educativo nacional, así como para la revalidación de estudios. La propuesta fue presentada al Senado al comienzo de este mes, en carácter de iniciativa preferente, lo que quiere decir que pasarán máximo 30 días para que sea dictaminada y enviada a la cámara revisora por otro periodo similar. La aprobación seguramente será en breve.

Entre las modificaciones que propone está la autorización a las instituciones particulares para las revalidaciones: “...autorizar que las instituciones particulares de educación superior con reconocimiento de validez oficial de estudios, otorguen revalidaciones y equivalencias parciales de estudios de licenciatura, de acuerdo con los lineamientos generales que la Secretaría expida” (fracción III del artículo 14).

O bien, añade una fracción al artículo 33 para impedir “que la falta de documentos de identidad o académicos de niñas, niños y adolescentes sea un obstáculo para acceder al sistema educativo nacional”. Lo mismo que se modifica el artículo 62 para que los estudios realizados nacionalmente puedan declararse equivalentes, “según lo establezca la regulación respectiva, la cual deberá facilitar la movilidad académica”, así como para que las IES que tienen RVOE puedan otorgar revalidaciones y equivalencias (artículo 63).

Desde hace tiempo la reforma a la ley era necesaria, al menos desde que la internacionalización y la movilidad académica formaron parte de las políticas educativas. Sin embargo, la autoridad no se había dado por enterada. Hasta ahora, ante lo que parece inevitable.

La autorización de revalidaciones y equivalencias no es nada insignificante. No lo es para los jóvenes que cursaron estudios en el extranjero, tampoco para el sistema educativo nacional y menos para un mercado académico voraz en franca expansión. Y todavía faltan los lineamientos de SEP. ¿Otra veleidad?

jueves, 2 de febrero de 2017

SISTEMA NACIONAL DE INVESTIGADORES ¿Quién nombrará al director del SNI?

Alejandro Canales
UNAM-IISUE/SES
Twitter: @canalesa99

(Publicado en Campus Milenio No. 691. Febrero 2, 2017. pág. 5)

Una vez más, como ha ocurrido en los últimos 30 años, los cambios más importantes al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) ocurren a través de la modificación de su normatividad interna. Ahora lo hace para agilizar su funcionamiento, concentrar responsabilidades en el Consejo de Aprobación y actualizar el espinoso tema de los montos de incentivo. Bueno, también deja en suspenso el nombramiento de su titular.

Las modificaciones al SNI, prácticamente desde que fue instaurado en 1984, han tratado de ofrecer respuesta a los reclamos de la comunidad científica, al cambiante contexto o a la búsqueda de mayor eficiencia y eficacia. Desde el comienzo, en 1986, se ampliaron sus comisiones dictaminadoras, luego su estructura administrativa (consejo directivo y el secretario ejecutivo), la apertura a investigadores de instituciones particulares, el recurso de revisión, los aspectos éticos y más recientemente la inclusión de investigadores del programa Cátedras – Conacyt, entre otros.

Al comienzo, las modificaciones fueron mediante reformas al decreto de creación del SNI, pero después y, hasta ahora, los cambios han sido más bien a través de su reglamento interno. Seguramente porque el programa sigue conservando más o menos los mismos objetivos de su creación (evaluar la investigación e incentivar el rendimiento individual) y pareciera una imprudencia trastocar su funcionamiento y el de todo el sistema científico y tecnológico.

Y sí, el SNI sigue su cauce, a pesar de la crítica de que no ha logrado una efectiva renovación del personal dedicado a la investigación, a la relativa inmovilidad de los niveles altos de sus categorías, al incremento de la cantidad pero no la calidad de los productos, a los fallos en la evaluación e incluso pese a los grandes intentos de reforma profunda del SNI de 1997 y 2010.

La nueva versión del reglamento del SNI se publicó el viernes de la semana anterior (DOF. 27.01.2017). Las modificaciones incluyen precisiones sobre el objeto y ámbito de validez. Por ejemplo, se introducen definiciones básicas que no estaban en el reglamento, las cuales habían dado lugar a equívocos y controversias, particularmente a nivel de funcionarios, como la de: “cargo administrativo, aquél que ocupa el investigador fuera de su institución de adscripción y entre cuyas funciones no haya académicas o de investigación”. Así dice.

O bien, “estímulo económico por notificación extemporánea, aquél otorgado al investigador sin tener derecho a él por no notificar al SNI en tiempo y forma un cambio en su situación contractual o la establecida en su convenio institucional y que, en consecuencia, tiene obligación de reintegrar”.

Otras modificaciones fueron para expresar de forma más clara y sencilla varias regulaciones de la actividad. De hecho, el nuevo reglamento tiene 76 artículos, el anterior tenía 93 y todavía no cumplía ni seis meses de vigencia. Sin embargo, a la par de la sencillez también va una mayor atribución de responsabilidad en el “Consejo de Aprobación”. Este último es la instancia de mayor autoridad, lo preside el titular de Conacyt, participan los directores adjuntos, dos subsecretarios de SEP e integrantes del Foro.

En el reglamento actual, a diferencia del anterior, no se establece el número de integrantes de las comisiones dictaminadoras ni revisoras, sólo se indica que “se conformarán, operarán y funcionarán en términos de los lineamientos que al efecto emita el Consejo de Aprobación”.

Pero quizás el cambio más significativo en el nuevo reglamento es el monto de los estímulos económicos y las partes proporcionales. Anteriormente estaban expresados en salarios mínimos mensuales (smm): 3 smm para candidatos a investigador; 6 smm para nivel I; 8 smm para nivel II; y 14 smm para nivel III y eméritos). Ahora serán montos fijos ($6,800; $13,600; $18,200; y $31,900, respectivamente) y a partir del 1 de enero de cada año tendrán un “incremento anual de acuerdo con el Índice Nacional de Precios al Consumidor pero nunca superior al del 3 por ciento”.

En parte, la modificación se debe al cambio constitucional de enero de 2016 que especifica que “el salario mínimo no podrá ser utilizado como índice, unidad, base, medida o referencia para fines ajenos a su naturaleza” (Artículo 123 Fracción A párrafo VI). Es el proceso para desindexar el salario mínimo y su sustitución por una Unidad de Medida y Actualización (UMA) que calculará el INEGI.

El asunto relativamente inquietante es que los montos que aparecen en el nuevo reglamento no corresponden a la UMA de este año, son ligeramente inferiores. Aunque, seguramente, es difícil sostener un programa en expansión en un contexto de recursos escasos.

Todavía más sorprendente es que en el reglamento vigente, en el capítulo dedicado al director del SNI, no aparece como será nombrado. El anterior, decía que sería nombrado por la Junta de Gobierno del CONACYT a propuesta del Director General. Ahora, pues quién sabe.

Posdata: en la entrega anterior dije erróneamente que no estaban publicados los documentos del TPP. Sí lo están, se pueden consultar en: http://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/86770/Capitulado_completo_del_Tratado_de_Asociaci_n_Transpac_fico_en_espa_ol.pdf