Alejandro Canales
UNAM-IISUE/PUEES
Twitter: @canalesa99
(Publicado en Campus Milenio. No. 855. Junio 25, 2020. Pág.
4)
Todo sería más transparente y comprensible
si las iniciativas gubernamentales estuvieran acompañadas de la información y
datos correspondientes, especialmente si sus efectos se extenderán a lo largo
del tiempo.
El ruido mediático causado por la
presencia de médicos cubanos en México no fue suficiente para disipar las dudas
sobre carencias y retos del personal de salud. Solamente alcanzó, según las
preferencias políticas del que respondiera, para reprobar o elogiar el apoyo
médico de la Isla.
No fue un comunicado oficial,
pero algo de información ofreció la titular de Salud del gobierno de la CDMX en
declaraciones a la agencia Reuters. Por
ejemplo, dijo que son 585 trabajadores de la salud provenientes de Cuba, el convenio
es entre el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) y el Ministerio de
Salud del país caribeño, suma 135 millones de pesos y estará vigente hasta el
31 de julio de este año con posibilidad de prorroga (15.06.2020).
Los perfiles profesionales del
personal no son conocidos, tampoco las funciones que realizan, solamente se
sabe que es una de las delegaciones más numerosas de Cuba en el extranjero.
Toda ayuda es importante, aunque por su volumen no pinta mucho en el sistema de
salud capitalino. Este último cuenta con alrededor de 26 mil médicos y si
contamos a enfermeras y personal técnico la cifra se eleva a más de 160 mil.
Medio millar de personas en una
situación crítica, desempeñando tareas de alta especialidad o localizados
estratégicamente puede marcar una diferencia relevante. Sin embargo, a pesar de
que se trata de un asunto de interés público, no hay ninguna explicación
oficial de las funciones que realizan o cómo se distribuyen. Se entiende que la
situación actual es de emergencia nacional y por la misma razón el gobierno
está facultado para tomar medidas extraordinarias, como la adquisición de
bienes y servicios, nacional o internacionalmente, sin los procedimientos habituales
(DOF. 27.03.2020). Pero ¿todo será
provisional?
Desde que comenzó a vislumbrarse
la capacidad de daño del Covid-19 estaba claro el desafío que enfrentarían los sistemas
de salud en el mundo y el de México no sería la excepción. Hasta el momento, nadie
parece tener duda de la importante y ejemplar actuación del personal de salud,
a pesar de hechos aislados de agresión, motivados por temor irracional o franca
estupidez.
Las carencias y retos de personal
de salud no es un tema que surgió con la epidemia en curso, ni tampoco es cosa
de estar improvisando. Hace casi un año el gobierno federal, antes de la
reforma a la Ley General de Salud, dijo que estaba haciendo un censo sobre el
número de médicos (generales y especialistas) que existen en México y cómo
están distribuidos.
Los datos del censo no se conocen
públicamente, si es que tuvo lugar en el segmentado territorio de la salud
nacional, pero desde hace un año se dio por supuesto que más bien hacían falta
médicos generales y atención primaria a la salud; las acciones se encaminaron
en esa dirección (Campus Milenio No.
849).
La versión se modificó con la
aparición del Covid-19 y ahora resultaba que los indicadores mostraban un
faltante de médicos especialistas. El mes pasado, incluso, el presidente López
Obrador habló de becar a cerca de 20 mil o 30 médicos para que obtuvieran una
especialización en el extranjero.
La planeación de recursos humanos
conforme a coyunturas u ocurrencias no arrojan buenos resultados. ¿Recuerda
usted el impulso a la sobre especialización técnica de la educación media o,
nada menos, el ambicioso programa de la administración anterior sobre formación
de técnicos e ingenieros en materia energética? Sí, cuando la reforma
energética era la riqueza por venir. Ahí tiene.
Seguramente podría ser útil conocer
la información del censo reciente, sobre todo porque permitiría hacer
comparaciones y proyecciones con las distintas fuentes de información que ya
existen (nacionales e internacionales) sobre el personal de salud en formación
y en activo .
En otra entrega entraremos en el
detalle de las cifras, pero consideremos que en México, en el ciclo escolar
anterior, en el sistema de educación superior, había casi 140 mil estudiantes
de medicina general y en ese año se graduaron poco más de 15 mil; a nivel de
especialización estaban matriculados poco menos de 29 mil y los graduados
sumaron menos de 8 mil. Las cifras para el personal de enfermería son
relativamente similares: 142 mil y se graduaron 19 mil; en especialidad 2 mil
600 y graduadas un mil 700.
Los grandes números no son todo,
porque están involucrados los gremios, el tipo de especialidades, la
distribución territorial, los procesos de formación, el aseguramiento de la
calidad, pero mayor información ayudaría a conocer qué tan respaldadas están las
decisiones.