viernes, 15 de diciembre de 2023

Presupuesto: el antes y el después

 

Alejandro Canales

UNAM-IISUE/PUEES

@canalesa99

 

(Publicado en la versión digital de Campus Milenio No. 1025. Diciembre 14, 2023)

 

La asignación del presupuesto para el sector científico y tecnológico para el 2024, como ocurrió en los cinco años previos del actual periodo de gobierno, muestra lo difícil que es respaldar de forma sostenida los esfuerzos del sector y también que, una vez más, habrá que esperar mejores tiempos.

 

El Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el sábado 25 de noviembre. Sí, en sábado. La norma permite la publicación del DOF en fin de semana e incluso todos los días del año y varias ediciones en un mismo día, aunque lo común es que aparezca de lunes a viernes.

 

La publicación del PEF, como todo ordenamiento de los poderes de la federación, debe aparecer en el DOF para marcar su vigencia y aplicación. En realidad, no despertó mayor sorpresa la aparición del presupuesto, no solamente por la tendencia del periodo, también porque desde el 8 de septiembre, cuando el ejecutivo federal envió su proyecto de paquete económico, ya se conocía su monto y distribución. Luego, el 9 de noviembre, cuando los diputados aprobaron el presupuesto, sin grandes modificaciones, las cifras quedaron más que confirmadas.

 

Tal vez lo novedoso es el contraste entre la expectativa que había al inicio del periodo y lo que ocurre al final. ¿Usted recuerda cómo fueron las cosas en ese largo periodo de transición de cinco meses que había entre ganar las elecciones y asumir el cargo? Aparte de un movimiento de un millón y medio de servidores en la administración pública, el equipo gobernante se reúne con las más diversas agrupaciones.

 

Una de esas reuniones fue con la comunidad académica y científica. En agosto del 2018, en el Palacio de Minería, el entonces presidente electo, Andrés Manuel López Obrador recibió un documento de propuestas de política para el sector científico y tecnológico. Una de las propuestas del documento y formulada de diversas formas era la de incrementar en 1 por ciento del PIB el gasto en investigación y desarrollo experimental.

 

AMLO, después de escuchar largos posicionamientos, dijo: “Vamos a apoyar mucho la investigación, de modo que tengamos disponibilidad de recursos para que cuenten con apoyos del presupuesto” (22.08.2018). Pero también aclaró que el sector privado debía tener una mayor participación y precisó que, “hablando con objetividad”, es muy poca la aportación del sector privado. Efectivamente, lo es.

 

Según la información oficial más reciente, correspondiente al Informe del estado general del sector del año 2020 –no se han publicado los de años recientes--, el gasto en investigación y desarrollo experimental (GIDE) para ese año era del orden de 0.30 por ciento respecto al PIB. Y de ese total, la participación relativa del sector empresarial era del 18 por ciento, mientras que la del gobierno es del 77 por ciento; proporciones que más o menos se han mantenido en ese orden en la última década.

 

El tema del GIDE, las modificaciones de cálculo que se han realizado en este periodo, la encuesta con la que se estima y la ausencia de información, ameritan un tratamiento aparte y a ello le dedicaremos una próxima entrega, por ahora solamente anotemos que, en el 2018, cuando se realizó la reunión con la comunidad científica, el GIDE tenía una proporción de 0.45 por ciento respecto al PIB.

 

A eso se refería, López Obrador, en aquel entonces, cuando señaló que mucho se mencionaba que la inversión no alcanzaba ni la mitad del 1 por ciento del PIB, pero poco se decía sobre la escasa participación del sector privado. El caso es que, en la reunión de agosto del 2018, López Obrador hizo un compromiso más.

 

Dijo: “vamos a garantizar que la aportación en el presupuesto para ciencia y tecnología aumente, en el peor de los casos, y ese es el compromiso que hago con ustedes, porque vamos a enfrentar una situación difícil, en el peor de los casos que no se reduzca, que, en términos reales se mantenga. Es decir que nunca tengan un presupuesto por abajo de la inflación, ese sí es un compromiso para adelante y vamos a procurar que aumente en términos reales, ese es mi planteamiento muy concreto”.

 

Pero no, los años que siguieron mostraron lo difícil que resultó sostener, en términos reales, el nivel de inversión. En una siguiente colaboración veremos los números, por lo pronto señalemos que el presupuesto del sector apenas tuvo un incremento relevante en este año y aunque el ramo 38, el que ejerce centralmente el Conahcyt, tuvo un incremento desde el año pasado, no alcanza a compensar. El PEF para el año próximo se propone un gasto para todo el sector de 126 mil 475 millones de pesos y de ese total, le corresponden al Conahcyt 33 mil 171 millones de pesos, pero es poco esperanzador cuando se resta el efecto de la inflación, se desagregan las cifras y se ve la distribución del presupuesto.

 

El presupuesto para el año próximo es el último que está bajo la responsabilidad del gobierno actual. Solamente queda el contraste entre las expectativas y lo que ocurrió. El dato contundente es que ahora el gasto en investigación y desarrollo experimental ronda el 0.32 por ciento respecto al PIB. No solamente no se incrementó respecto de lo que había al inicio del periodo, hoy estamos casi a la mitad del promedio que destina América Latina.

 

Pie de página: eramos muchos y lo vienen a confirmar los resultados de PISA 2022.