jueves, 13 de diciembre de 2012

¿NUEVA LEY Y/O SECRETARÍA DE CTI EN EL DF?



La relativa facilidad que se preveía para crear una secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación en el DF, podría no ser tan sencilla ni tan rápida.  El tema tiene sus implicaciones técnicas y financieras.

El actual gobierno federal abandonó la idea de crear una nueva secretaría de ciencia y tecnología –incluyera o no a la educación superior. Al menos, como lo dijimos aquí hace dos semanas, no la consideró en su reciente reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal (LOAPF) y seguramente no presentará otra reforma a la misma ley en el plazo corto.

De hecho, más que crear nuevas secretarías, la propuesta de reforma administrativa del actual ejecutivo federal va más bien en el sentido de suprimir estructuras, centralizar y concentrar funciones.

En estas páginas sostuvimos que había una especie de paralelismo en los gobiernos federal y del DF, respecto a la iniciativa de crear una nueva estructura para la ciencia y tecnología. Aunque, en realidad, la situación local funcionó más bien como un acicate a la reticente actitud del gobierno federal en esta materia.

La disposición del hoy jefe de gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera, al expresar como compromiso de campaña, el 7 de mayo de este año, la creación de una secretaría de ciencia, tecnología e innovación, ofrecía la posibilidad de que sus promesas se podrían convertir en hechos. Una vez ganadas las elecciones y asumido el puesto, la certeza fue mayor.

Los mismos diputados locales del partido en el gobierno, con mayoría en la Asamblea, como también lo señalamos en estas páginas, el pasado mes de octubre se aprestaron a formular un proyecto de reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública del DF (LOAPDF) para dar lugar a la creación de una Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.

Una iniciativa que, según el proyecto de reforma, solamente modificaba la LOAPDF e inicialmente se preveía que la nueva Secretaría no consumiría recursos adicionales a los destinados al Instituto de Ciencia y Tecnología del DF (ICyTDF). Sólo faltaba que transcurrieran los 30 días que prevé el reglamento para el dictamen en comisiones, la aprobación en el pleno y listo.

Sin embargo, en la sesión de la Asamblea Legislativa del pasado 27 de noviembre, el presidente de la Comisión de Ciencia y Tecnología, Edgar Borja Rangel, solicitó una prórroga para el dictamen y, a la vez, junto con el diputado Federico Döring, ambos del Partido Acción Nacional, presentaron otra iniciativa de nueva secretaría.

La propuesta de Borja y Döring también es una reforma a la LOAPDF, pero fundamentalmente se trata del proyecto de Ley de Ciencia y Tecnología del DF. Una iniciativa de mayor alcance y de mayor complejidad.

En la parte de justificación, dicen los diputados panistas, el ICyTDF tiene insuficientes alcances interinstitucionales y hacia el exterior. Mientras que una Secretaría de Ciencia y Tecnología, la cual absorbería al Instituto, “coadyuvaría directamente a establecer los mecanismos y canales necesarios para incrementar el desarrollo económico de nuestra Ciudad” (Gaceta Parlamentaria No. 025: 60).

La propuesta de ley sectorial para el DF, tanto por la definición de actividades, órganos y funciones, como por su estructura y capitulados, es relativamente similar a la norma federal. Obviamente, con las debidas referencias a lo local.  

Lo interesante es que, en tales circunstancias, también reproduce las funciones, formas de conducción del sistema y esquema de financiamiento que anota la ley federal. Por ejemplo, en el capítulo I del proyecto de ley, propone un Consejo de Desarrollo Científico y Tecnológico del Distrito Federal, presidido por el jefe de gobierno, cinco secretarios y siete consejeros designados por el mismo ejecutivo local. Las funciones, operación y atribuciones son más o menos equivalentes a las del Consejo de nivel federal.

Más relevante es que en el capítulo VII del citado proyecto, el referente al presupuesto, se anota que “El monto que se asignará a la Secretaría dentro del Presupuesto de Egresos para su respectivo ejercicio fiscal, deberá ser equivalente al 1 por ciento del presupuesto total del Distrito Federal” (Artículo 41). Lo cual significaría más que duplicar el actual presupuesto del ICyTDF.

Faltan los dictámenes y el debate en el pleno, pero como se puede anticipar, a pesar de la composición de la Asamblea, el dilema de optar por una ley sectorial o una estructura no se resolverá tan fácilmente.

(Publicado en Campus Milenio No. 490. Diciembre 6, 2012 p. 9)

TUIT PRESIDENCIAL: NUEVA COORDINACIÓN DE CyT



El sector científico y tecnológico no tiene el sentido de urgencia que caracteriza al campo educativo en este inicio de gobierno. Tampoco se advierte el activismo de otras esferas. Incluso la reciente iniciativa del ejecutivo federal de crear una nueva coordinación para el área, escrita a través de su cuenta de tuiter personal, tiene cierta virtualidad que bien a bien no se sabe si terminará por convertirse en realidad.

La propuesta de crear una nueva secretaría de ciencia y tecnología o de educación superior, ciencia y tecnología, lo hemos reiterado en diversas oportunidades en este espacio, no era una idea que compartiera ni convenciera al entonces candidato presidencial, Enrique Peña Nieto (EPN). Lo expresó claramente en su encuentro con rectores en Anuies en mayo de este año.

Posteriormente, una vez obtenido el triunfo en las elecciones y durante el periodo de transición, la negativa de EPN ya no fue rotunda. Parecía haber sido persuadido de que no era una mala opción crear una nueva estructura para la ciencia y la tecnología. Pero no fue el caso.

En los días previos a la toma de posesión, cuando envió al Congreso, a través de su partido, la reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, era la ocasión para proponer la nueva estructura del sector. Sin embargo, tenía otras finalidades y la nueva secretaría no figuró.

Después, en el primer día del actual periodo gubernamental, en el mensaje a la nación del ejecutivo federal, Enrique Peña Nieto (EPN), mencionó los ejes de lo que será su gobierno y lo que llamó decisiones presidenciales. Sin embargo, no apareció el tema de la actividad científica y el desarrollo tecnológico.

Lo sobresaliente fue que en el denominado “Pacto por México” el tema sí ocupó un lugar. En el documento, firmado por el ejecutivo federal y los representantes de las tres principales fuerzas políticas, al igual que ocurrió con casi todos los temas de interés público, quedó incorporado el compromiso de promover el desarrollo a través de la ciencia, la tecnología y la innovación.

Como parte de los “acuerdos para el crecimiento económico, el empleo y la competitividad”, se planteó que se sentarían las bases para convertir a México en una “economía del conocimiento” y se anotaron tres grandes objetivos: inversión del 1 por ciento del PIB en ciencia y tecnología; establecer prioridades para el desarrollo de la ciencia y la tecnología; e incrementar el número de investigadores, centros de investigación y patentes.

Además, se comprometieron en cada caso. Por ejemplo, en materia de inversión, se destaca que se alcanzará de manera gradual la inversión prevista en la ley y el incremento iniciará en el presupuesto 2013 (compromiso 46). Las prioridades estructurarán un programa de largo plazo en todo el país (compromiso 47). Y de forma más bien ambigua e imprecisa se dice que se incrementarán los investigadores, centros y patentes (compromiso 48).

Hasta ahí, parecía confirmarse, nuevamente, que se continuaría con la tendencia inercial de apoyos para el sector y que no habría la estructura administrativa como se había supuesto. Incluso los cambios de SEP en una de sus subsecretarías --el cual se resolverá con una modificación de reglamento interno--, corroboró la negativa a cambios mayores.

No obstante, durante la primera gira del ejecutivo federal a Nuevo León, el pasado 6 de diciembre, para la inauguración de centros de investigación en el Parque de Investigación e Innovación Tecnológica (PIIT), anunció el Proyecto de Monterrey VI para garantizar abasta de agua a esa zona metropolitana y el de la línea 3 del metro.

Lo notable es que ese mismo día, en su cuenta personal de tuiter (@EPN) escribió: “También inauguré centros de investigación y anuncié la creación de la Coordinación de Ciencia y Tecnología de la Presidencia”. ¿O sea, un organismo similar al Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia que creó el expresidente Salinas de Gortari? Esperemos que no.

Más sorprendente es que en la versión estenográfica del largo discurso que pronunció EPN en Nuevo León, no hay ninguna referencia a tal anunció o mención alguna a tal posibilidad. La instrucción tampoco fue recogida por las dependencias gubernamentales. Pero de que apareció, apareció en tuiter.

En breve sabremos si forma parte del plan para el sector o no, de ser el caso las características precisas y también cómo se distribuirán los recursos, cuyo incremento no es del volumen que parece.

(Publicado en Campus Milenio No. 491. Diciembre 13, p. 6)