Alejandro Canales
UNAM-IISUE/SES
Twitter: @canalesa99
¿Usted ha visto o consultado datos
nacionales, de carácter oficial, sobre los dreamers
mexicanos? No los hay. Lo que hoy conocemos proviene de cálculos que han
realizado diferentes organizaciones y centros de investigación, o bien, de
reportes de la base de datos que construyó la administración de Barack Obama
para implementar su programa de atención a los dreamers (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, DACA,
por sus siglas en inglés). Esa base que ahora muchos temen utilice el nuevo
gobierno para perseguir a los indocumentados que se registraron.
A la fecha, el mayor volumen de dreamers y de los que se registraron en
ese programa son mexicanos (alrededor de 655 mil). El gobierno nacional no
puede desentenderse o ignorar su responsabilidad. El DACA comenzó desde el
2012, unos meses antes de que tomara posesión el gobierno de Peña Nieto; las
deportaciones comenzaron antes y siguieron después (2.5 millones entre 2008 y 2014).
Desde entonces se comenzaron a contar algunas historias sobre esos jóvenes, con
admirables logros escolares unas y muy tristes muchas otras, pero todas
dramáticas y conmovedoras.
En marzo del año pasado, a instancias
del Centro de Estudios California-México se realizó el “Seminario internacional sobre dreamers y menores ciudadanos de Estados Unidos exiliados en México
con sus padres deportados”. Un acto en el que algunos jóvenes relataron su
experiencia y llamaron la atención de los gobiernos de ambos países sobre las
dimensiones del problema. Pero no, no se tomó ninguna previsión ni pasó mucho
más; ni de un lado ni del otro.
Respecto al plan para
incrementar el número de jóvenes mexicanos estudiando en Estados Unidos y
viceversa también, lo hemos reiterado, está bajo la responsabilidad del Foro
Bilateral sobre Educación Superior, Innovación e Investigación (Fobesii) acordado
en 2013. El gobierno mexicano se planteó que para el final de este
sexenio la cantidad de estudiantes nacionales en Estados Unidos pasaría de 14
mil a 100 mil y los estadounidenses de poco más de 4 mil a 50 mil; Proyecta 100
mil se llama el programa.
La Secretaría de
Relaciones Exteriores (SRE), lo dijimos aquí la semana pasada, justo nos informó
que en este año suman 77 mil los jóvenes mexicanos estudiando en Estados Unidos
(SRE. 11.11.2016). Una cifra completamente sorprendente. En el 2014, primer año
del programa, dice la SRE, 31 mil mexicanos realizaron actividades académicas a
nivel superior, en 2015 fueron 35 mil y la “meta para este año es de 64 mil 500
movilidades”.
La primera pregunta que uno se plantea es qué tipo de estudios
han realizado o realizan estos jóvenes. El informe de 2014 de la SRE dice que
Proyecta 100 mil: “ha movilizado a más de mil estudiantes y profesores desde
13 estados mexicanos hacia instituciones de educación superior en los E.U.A....
Al finalizar el primer semestre de 2014, más de 200 estudiantes recibieron
visas de estudiante durante un evento en la Embajada de E.U.A. en México. Estos
estudiantes forman parte de los 464 estudiantes que coordinó la AMEXCID para
que iniciaran cursos de idioma inglés en julio de 2014”. (p.156). Nada más. Y
sí, esas cifras son creíbles.
Sin embargo, en el informe del 2015 y especialmente en el
de 2016, la SRE salta a las cifras de los miles y ya no aparecen cuántos fueron
para cursos de inglés, semestres académicos o prácticas profesionales: “Desde
su lanzamiento, en mayo de 2014, y hasta agosto de 2016, sumando los esfuerzos
de los sectores público, académico, privado y social, se ha registrado la
movilidad de 67,013 mexicanos” (p.176). Una cifra increíble.
Si uno compara una fuente alternativa, como sería el
reporte anual (“Open Doors”) sobre estudiantes internacionales que publica el Institute
of International Education, ahí dice que en este año (2015/2016) los
estudiantes mexicanos en territorio estadounidense sumaron 16 mil 733
(incluyendo opciones técnicas, licenciatura, posgrado o sin grado).
Entonces, la única posibilidad de que este año sumen 70 mil
jóvenes mexicanos estudiando en Estados Unidos es incluir cualquier viaje
(entrada por salida), estancia corta o las crecientes becas por un mes para
aprender inglés. Eso que no cuenta en las estadísticas estadounidenses, pero
que cuenta mucho para decir que se alcanzaron las metas. Por ejemplo, ahí están
las muy bienvenidas becas de Universia, CANIETI o Televisa. Por cierto, su
portal de solicitudes sigue sin funcionar (http://mobilitasedu.net)
Lo que de ninguna forma está bien es pensar que tenemos en
marcha un ambicioso programa de formación de recursos de alto nivel y de
movilidad académica y que ahora, con Trump como presidente, se podrá ir a la
basura. Proyecta 100 mil puede quedarse trunco simplemente porque no se puede
improvisar la formación de recursos humanos y porque el presupuesto no alcanza
(la SRE se quedó casi con el mismo monto) y la paridad peso-dólar lo hace
insostenible.