jueves, 28 de abril de 2016

Los fondos de apoyo a la investigación


Alejandro Canales
UNAM-IISUE/SES
Twitter: @canalesa99

La convocatoria se emitirá en junio próximo, pero desde ahora se anunció la creación de un fondo entre Conacyt y el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (Inee). Al parecer, como la mayoría de apoyos canalizados a través de estos fondos, se trata de incentivar la investigación en un sector específico.

Según anunciaron los titulares de Conacyt e Inee, el propósito del convenio es doble: por un lado, para la “formación y perfeccionamiento de las capacidades técnicas de las instancias que constituyen el Sistema Nacional de Evaluación Educativa”. Por otro, para realizar “investigaciones para generar o perfeccionar los instrumentos, técnicas y procedimientos de evaluación, con el objetivo de mejorar la calidad de sus procesos” (Comunicado 38/16).

El establecimiento de este tipo de fondos no es ninguna novedad en el terreno de las políticas científicas y tecnológicas, tampoco en el de la investigación educativa y ni siquiera en el campo propiamente de la evaluación de la educación. Sin embargo, el fondo de referencia sí será el primero entre los dos organismos participantes y dirigido centralmente a fomentar la investigación sobre evaluación educativa.

En el sistema científico y tecnológico nacional se establecieron los fondos competitivos a partir de las profundas modificaciones normativas de fines de los años noventa, las cuales redefinieron los instrumentos para impulsar la actividad y las instancias de diseño de las políticas. En la ley para el fomento de la ciencia y la tecnología de 1999 se constituyeron por primera vez los fondos Conacyt; un mecanismo diferente al respaldo sin condiciones que había otorgado previamente.

Los fondos que se incluyeron en la ley fueron: 1) los “fondos institucionales”, bajo la responsabilidad exclusiva de Conacyt y dirigidos a apoyar las demandas de la comunidad científica y tecnológica. 2) los “fondos sectoriales”, creados mediante convenios entre Conacyt y las dependencias y entidades, cuyo propósito sería alentar la investigación en el sector firmante. 3) Los “fondos mixtos”, integrados con aportaciones del organismo rector de las políticas científicas y tecnológicas, así como de los gobiernos estatales y municipales para el fomento de la investigación en cierta área.

El fondo recientemente creado entre Conacyt e Inee estaría en la categoría de fondos sectoriales. A la fecha, existen más de una treintena de fondos constituidos con una decena de secretarías de Estado, como las de Educación, energía, Economía, Marina y otras más. Pero también se han constituido otros con institutos como el Inegi, el de la Juventud o el de las Mujeres.

De acuerdo a la información proporcionada por los titulares de Conacyt e Inee, el fondo que acaban de crear tendrá un monto inicial de 25 millones de pesos y será esencialmente para financiar investigaciones con la información derivada de las evaluaciones que se realizan en el Sistema Nacional de Evaluación. ¿La cifra de presupuesto que se considera para este fondo es mucha o es insignificante?

La información de los resultados de la convocatoria 2014, la más reciente sobre los fondos sectoriales, indica que se canalizaron alrededor de 772 millones de pesos para 18 de estos fondos (10 de desarrollo tecnológico y 8 de investigación científica) y se apoyaron un total de 986 proyectos.

El presupuesto de los fondos sectoriales para proyectos de desarrollo tecnológico van de los 8 a los 30 millones de pesos y los de investigación científica de 2 a 420 millones de pesos. Aunque, en realidad, de estos últimos, solamente un fondo, el  de “investigación básica SEP” es el que tiene la cantidad de 420 millones y apoya a 550 proyectos.

Es decir, si se considera la cantidad global de Conacyt para fondos sectoriales, el de SEP tiene más de la mitad del total de recursos financieros (54 por ciento del total) y más o menos un porcentaje equivalente de proyectos apoyados.

Una situación contrastante con lo que apenas ocurría hace más de una década. En el reporte que realizó la OCDE sobre el desarrollo y la investigación educativa en México en 2003, en lo correspondiente al respaldo financiero, destacó que había una carencia general de fondos para la investigación educativa y precisó que de los fondos sectoriales y mixtos de Conacyt apenas “un 1.5 por ciento van a educación” (p.33). En esas circunstancias, sugirió asegurar un mayor financiamiento para la actividad.

Tal vez un poco por las recomendaciones recibidas, otro tanto por las inocultables dificultades del sistema educativo nacional y otro tanto por la presión de la comunidad de investigadores educativos, los recursos financieros para la actividad se incrementaron de forma significativa. Sin embargo, lo que también está claro es que frente al tamaño del sistema educativo y el volumen de personal, los recursos todavía siguen siendo insuficientes. Veamos qué ocurre con el  fondo recientemente creado.


(Publicado en Campus Milenio No. 654 Abril 28, 2016, p.5)
El diputado Bernardo Quezada y los San Lázaro papers

Alejandro Canales
UNAM-IISUE/SES
Twitter: @canalesa99


En octubre de 2015, cuando los diputados acordaron finalmente la distribución de comisiones, comentamos aquí mismo la integración y titularidad de esas instancias (Campus Milenio No. 629). En particular, enfatizamos la presidencia de la comisión de ciencia y tecnología, asignada a José Bernardo Quezada Salas, integrante del Partido Nueva Alianza (Panal).

Recientemente, el diputado Quezada cobró gran notoriedad pública, aunque desafortunadamente no fue por sus propuestas como presidente de comisión, ni siquiera por representar las posiciones de su partido y mucho menos por sus intervenciones en tribuna. Lo fue por los peores motivos: la compra de lujosos departamentos en Miami, Florida.

Según reportaje de Nicholas Nehamas y Tim Johnson para el diario estadounidense Miami Herald del pasado 15 de abril, el ahora diputado Quezada y algunos de sus familiares, entre 2004 y 2008, gastaron 8.8 millones de dólares en la compra de 11 condominios lujosos en aquella ciudad norteamericana (www.miamiherald.com).

Al parecer, el reportaje del Miami Herald forma parte de la serie dedicada a tratar de documentar el flujo de fondos dudosos que, provenientes del exterior, han impulsado el mercado inmobiliario en el sur de Florida. Una idea alentada por la reciente filtracion de los archivos del despacho panameño Mossack Fonseca que ha puesto al descubierto millones de documentos de transacciones financieras cuestionables de todo el mundo, conocidos como los Panama Papers.

Aunque, el diputado de Nueva Alianza y su parentela no establecieron negociaciones con el despacho Mossack fonseca, porque como se especifica en el reportaje del diario estadounidense: “Quezada Salas y sus familiares no aparecen en los Panama Papers y sus transacciones no involucran cuentas offshore”.

El reportaje de Miami Herald fue difundido en México por el periódico Reforma el pasado 17 de abril y lo sorprendente es que el diputado Quezada, su esposa y dos cuñados, gastaron en un solo día 6.3 millones de dólares. Todavía más porque el sueldo de Bernardo Quezada en el periodo de referencia, como dirigente de la sección 60 del SNTE, la que agrupa a los trabajadores del Poli, era de aproximadamente 30 mil pesos mensuales.

Al parecer el asunto es más complicado o más pedestre de lo que parece porque, como lo señaló Reforma, el enriquecimiento del diputado y sus familiares provino, en su momento, de su papel como secretario de créditos del SNTE. Una posición que le permitió alentar la creación de una empresa prestamista, a nombre de sus familiares (www.etesa.com.mx).

Etesa, como otras empresas más, se dedicaron a otorgar préstamos a profesores que a la postre se volvieron impagables. En el 2013 el gobierno rescató la cartera de deuda a través de Bansefi con un costo de más mil millones de pesos, lo que se conoció como el Profeproa. El diputado ha dicho que aclarará la compra de los departamentos de Miami. No obstante, lo cierto es que cuatro días después, el legislador sigue sin aclarar absolutamente nada.

Seguramente, como tantos otros casos de legisladores y gobernantes, habrá una argucia legal que ofrecerá una farragosa e inconcebible explicación, pero que exonerará de culpa al diputado Quezada. Sin embargo, independientemente de cómo se resuelva el asunto, resaltan varios aspectos.

En primer lugar, el problema se conoció por la prensa, extranjera y local; ninguna institución o dispositivo nacional, dedicado a la transparencia, fiscalización o a la rendición de cuentas parece haberse percatado de la situación previamente. Y si lo hizo, como ya parece ser costumbre o asunto cultural, no tuvo ninguna consecuencia. Verdaderamente muy preocupante.

En segundo lugar, también llama la atención las negociaciones en San Lázaro para decidir la titularidad de comisiones. El diputado Quezada es presidente de la comisión de ciencia y tecnología, fundada en el avance del conocimiento, en el bien común y en el progreso. Él mismo es diputado por representación proporcional. En realidad, no importa cuál comisión sea, se supone que todos los legisladores debieran conducirse con la debida responsabilidad, decoro y honestidad. Aunque, sí, tal vez es mucho pedir.

En tercer lugar, Nueva Alianza preside la comisión de ciencia y tecnología desde la LX legislatura. Esto es, desde hace una década y al año de fundarse como partido ocupa esa posición. La primera en conducir la comisión fue la profesora Silvia Luna; siguió en la titularidad Reyes Taméz Guerra, el que fuera secretario de Educación con Vicente Fox y luego coordinador parlamentario del Panal; en la anterior legislatura la presidió Rubén Benjamín Félix, también del Panal; y ahora el famoso diputado Quezada.

Ya va siendo tiempo de rendir cuentas y de publicitar los documentos y acuerdos de San Lázaro.

(Publicado en Campus Milenio No. 653 Abril 21, 2016, p.5)


lunes, 18 de abril de 2016

Género: logro educativo dividido en ciencias

Alejandro Canales
UNAM-IISUE/SES
Twitter: @canalesa99

Uno de los temas recurrentes en la agenda educativa ha sido el asunto de género. Primero, para nivelar las oportunidades de acceso a la escuela entre hombres y mujeres. Un paulatino pero sostenido ascenso de las mujeres en la matrícula ha llevado a la paridad de género en el nivel elemental en la mayoría de los sistemas educativos de la mayor parte de las regiones e incluso a una diferencia a favor de las mujeres en algunas áreas de los estudios superiores.
Fuente:noticiasdelcentro.mx

No obstante, persisten las inequidades de género y se ha insistido en la conveniencia de asegurar una igualdad de género, tanto en materia de planeación como de logro educativo. En la literatura ha quedado relativamente asentado que las mujeres, en comparación con los hombres, tienen más dificultades para pasar de un nivel educativo a otro, pero una vez inscritas, su desempeño es mejor.





Sin embargo, ha quedado como una interrogante las diferencias de hombres y mujeres en el logro educativo conforme área de conocimiento y su reiterada inclinación a una u otra área. Todavía hace una década, seguramente lo recordará, estimado lector, se generó una polémica a partir de lo dicho por el entonces presidente de la Universidad de Harvard, Larry Summers, cuando en un discurso público afirmó que las diferencias de desempeño entre hombres y mujeres eran innatas y un asunto de aptitudes.

Summers indicó que no tenía intención de ofender a las mujeres y expresó una disculpa pública. No fue suficiente y al parecer tuvo que renunciar como rector al año siguiente. Sin embargo, la exploración sistemática del logro educativo según el sexo quedó como tarea pendiente.

Fuente: www.emaze.com
La OCDE, con el cúmulo de datos obtenido en la aplicación de la prueba PISA, ha abordado el asunto del género con mayor detenimiento. El año pasado publicó un reporte al respecto (The ABC of Gender Equality in Education. Aptitude, Behaviour, Confidence), en el que destaca la mayor propensión de los hombres a abandonar la escuela tempranamente, porque la ven como pérdida de tiempo. Pero, al mismo tiempo, en el ingreso a la universidad y en comparación con las mujeres, una mayor proporción se inscribe en los campos de la física, las matemáticas y la computación (39 por ciento vs 14 por ciento).

En América Latina, desde el final de los años 90 se impulsó una iniciativa para evaluar la calidad de los sistemas educativos nacionales de la región y precisar qué están aprendiendo los niños en la educación primaria, cuya iniciativa está a cargo del Laboratorio Latinoamericano de la Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE), auspiciado por UNESCO y coordinado por la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC).

El estudio más reciente es del 2013, denominado, Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE) y, al igual que los dos estudios anteriores (PERCE Y SERCE), evalúan el desempeño escolar de los niños en tercer y sexto grado de escuela primaria de 15 países de la región. A diferencia de PISA, estos estudios comparativos, tienen una orientación conceptual basada en pruebas referidas al currículum de la región e intentan precisar cuáles son los factores asociados al aprendizaje.

Fuente:www.junji.cl
Los datos del TERCE se han procesado paulatinamente y la entrega de resultados se ha realizado por etapas. Desde los primeros informes se mostró una mejora en el aprendizaje de los niños y niñas respecto del estudio previo. Pero, recientemente, se acaba de publicar el reporte sobre el desempeño conforme el sexo (Inequidad de género en los logros de aprendizaje en educación primaria. ¿Qué nos puede decir TERCE?)

Los resultados son reveladores y están relativamente en consonancia con lo que mostró el reporte de PISA y otros estudios. En resumidas cuentas, los datos del TERCE señalan que los estudiantes hombres tienen un desempeño significativamente mejor en matemáticas, mientras que las mujeres tienen una ventaja similar en las pruebas de lectura y escritura. Sin embargo, el desempeño en ciencias está dividido: en la mitad países que participan en la prueba, las niñas obtuvieron mayores puntajes y los niños en la otra mitad.

En el reporte se atribuyen las diferencias de desempeño a las prácticas culturales. Por ejemplo, se anota que las niñas tienen mayores oportunidades para realizar presentaciones orales y elaborar reportes de trabajo; incluso destaca que en las familias se refuerza un patrón de lectura y escritura en las niñas.

En el caso de las matemáticas, dice el reporte, tal vez la escuela moldea de forma diferenciada las oportunidades de aprendizaje y refuerza la idea de que los hombres son mejores en esa asignatura, lo que tiene un efecto posterior, en el ingreso a los estudios superiores.

El asunto parece más complicado de lo que parece.

(Publicado en Campus Milenio No. 652 Abril 14, 2016, p.5)