viernes, 14 de julio de 2023

Entidades federativas: ¿armonizar o discrepar de la ley general de ciencia?

 

Alejandro Canales

UNAM-IISUE/PUEES

Twitter: @canalesa99

 

(Publicado en la versión digital de Campus Milenio No. 1005. Julio 13, 2023)

 

El tema de las normas en el terreno científico y tecnológico es, aquí mismo lo dijimos la semana pasada, un problema irresuelto. Y en esas seguimos. Lo más reciente es que no se sabe si antes de que la corte emita una resolución sobre la validez o no de la nueva ley general de ciencia, algunas entidades federativas armonizarán sus respectivas leyes. Lo prudente sería esperar, pero…

 

Las organizaciones Uniendo Caminos y Ciencia Plural, inconformes con las acciones de las autoridades del sector, emitieron un desplegado público el pasado 7 de julio para informar que habían presentado 41 amparos en contra de la nueva ley general de ciencia y que en 37 amparos admitidos en distintas entidades federativas obtuvieron una “Suspensión Provisional con Efectos Generales” (Comunicado).

 

Además, en el mismo comunicado, añadieron que la suspensión implicaba que las autoridades “tienen prohibido llevar a cabo procesos administrativos relacionados con esta ley, hasta que se resuelva el asunto de fondo”. Aunque precisaron: “Resulta prioritario señalar que dicha suspensión provisional no concluye el proceso legal, pero sí pone un alto temporal a las acciones que ya se estaban realizando”.

 

Los medios y buena parte de la comunidad científica consideraron que la aplicación de la ley general de ciencia quedaba sin efectos. Alrededor de media docenas de medios de circulación nacional replicaron el comunicado y, una vez más, parecía que el sector quedaba en el limbo normativo.

 

El mismo 7 de julio, el ahora Conahcyt emitió su propio boletín para destacar que no fue notificado de ninguna determinación judicial que suspenda “con efectos generales la aplicación de la Ley General en Materia de HCTI”, por lo cual desconocía “el expediente, los quejosos, así como el juzgado o tribunal que supuestamente emitió dicha determinación” (Comunicado 406/2023).

 

También advirtió que “los actos reclamados en el juicio de amparo, en principio, sólo tendría efectos en relación con los promoventes y respecto de las normas concretas que se controvierten. De ser el caso, Conahcyt impugnará las resoluciones judiciales que pretendan detener la aplicación de la Ley General en materia de HCTI y realizará todas las acciones jurídicas en el ámbito de su competencia para defender su aplicación”.

 

O sea, según las comunicaciones de un lado y de otro, lo que técnicamente ocurrió es que 37 personas que ingresaron un amparo en contra de la ley general de ciencia, lograron una suspensión provisional con efectos generales. La suspensión es válida solo para esas personas y no es algo definitivo; no aplica para todos los casos. Y, como siempre pasa en las disputas legales, las partes continuarán interponiendo recursos hasta que venga una resolución final, pero todavía no estamos en esas.

 

Tampoco sabemos cuándo emitirá la Suprema Corte de Justicia su fallo sobre las acciones de inconstitucionalidad en contra de la nueva ley general de ciencia. La resolución de la Corte, sea en el sentido de declarar la validez o no, sí tendría un efecto generalizado. Sin embargo, no hay fecha para que eso ocurra.

 

En estas circuntancias, parece razonable que los congresos de las entidades federativas, antes de armonizar sus leyes respectivas a lo que dice la ley general de ciencia, aguarden la resolución de la Corte. Después de todo, tienen hasta mayo del año 2024 para “emitir las disposiciones legales necesarias para armonizar su marco jurídico y regular las atribuciones de las autoridades locales” (Octavo transitorio de la ley general de ciencia).

 

No obstante, desde el mes pasado, el Conahcyt ha dado la impresión de que la armonización ya es un hecho, al menos en los convenios de colaboración que ha firmado con los gobiernos de Quintana Roo, Campeche, Yucatán, Michoacán y Colima, ha dicho que se producen en el marco de la nueva ley. Incluso, en el reciente comunicado del Conahcyt da por supuesto que los poderes legislativos de las entidades ya están en marcha, porque dice: “las legislaturas locales se encuentran elaborando sus respectivas iniciativas para armonizar sus marcos legales”.

 

Lo más sensato, sin embargo, sería esperar el fallo de la corte. Morena gobierna en 20 entidades federativas y tiene mayoría en un número similar de congresos locales, ya mismo podría armonizar las respectivas leyes en esos estados. Pero hay otra docena de estados que no están en ese caso y es probable que tengan sus discrepnacias con el nuevo marco normativo. ¿Tiene sentido escalar las escaramuzas y la conufusión?

 

Lo conveniente sería aguardar el fallo de la corte y evitar la información con señales cruzadas que solamente generan falsas expectivas de armonización o desacuerdo normativo. Al final, si hay una ley general de ciencia firme, el conjunto de entidades federativas se ajustarán a ella.

 

Pie de página: Ya hay nuevo reglamento de becas de posgrado del Conahcyt (DOF 10.07.2023). La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) informó el pasado 6 de julio que “no ha identificado ningún ámbito de preocupación crítico en su revisión por pares de la evaluación de riesgos de la sustancia activa glifosato en relación con el riesgo que representa para los seres humanos, los animales o el medio ambiente. Una preocupación se define como crítica cuando afecta a todos los usos propuestos de la sustancia activa objeto de evaluación (por ejemplo, usos previos a la siembra, usos posteriores a la cosecha, etc.), impidiendo su renovación o aprobación” (Comunicado 06.07.2023). Atención a la prohibición del glifosato en México.

jueves, 6 de julio de 2023

Ley general de ciencia: un año para alinear reglamentos

 

Alejandro Canales

UNAM-IISUE/PUEES

Twitter: @canalesa99

 

(Publicado en Campus Milenio No. 1002. Julio 6, 2023, pág. 4)

 

Los hilos de la madeja normativa se enredan cada día más en el campo científico y tecnológico. Usted recordará que la nueva Ley General en Materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación (LGHCTI) fue publicada en el Diario Oficial de la Federación el pasado 8 de mayo. Ya es una ley vigente.

 

Lo que corresponde, en los casos en los que hay una nueva disposición normativa jerárquicamente superior, es alinear todo el conjunto de reglamentos que dependen de ese ordenamiento. No obstante, el asunto no es tan sencillo como parece, al menos en esta nueva ley.

 

El proceso legislativo de su aprobación fue irregular y muy cuestionado, así que legisladores y miembros de la comunidad científica han interpuesto acciones de inconstitucionalidad en contra de esa y otra leyes que se aprobaron el pasado 29 de abril. El expediente está en el escritorio de la Suprema Corte de Justicia y ahí se tomará la decisión final.

 

Sin embargo, la Corte tiene múltiples asuntos y no hay una fecha precisa de cuándo resolverá. La semana pasada, el diputado Santiago Creel, presidente de la mesa directiva, anticipó que le solicitará a la Corte considerar el tema del Conacyt como asunto de atención prioritaria, “atendiendo una petición de la comunidad científica del país, de científicos de distintas universidades, de distintos institutos de investigación que desean que se resuelva lo más pronto posible su situación” (Conferencia 29.06.2023)

 

A su vez, las autoridades del ahora denominado Conahcyt han puesto en marcha las nuevas disposiciones de la ley general. Lo de menos es el cambio de nomenclatura del organismo, lo relevante es la operación de nuevas instancias de gestión, la modificación de programas y la serie de reglamentos que se derivan de la ley.

 

Las relaciones entre la autoridad del sector y miembros de la comunidad científica han sido ríspidas desde el inicio del periodo; el diseño de la ley ha sido uno de los motivos. No es ninguna sorpresa que la dirección del Conahcyt se apresure a llevar a efecto lo que establece la ley general, con independencia de si la Suprema Corte de Justicia la declarará válida o no y a pesar de las inconformidades que pueda causar.

 

Por otro lado, la adecuación de la normatividad secundaria podría esperar, porque el artículo sexto transitorio de la nueva LGMHCTI dice que “En un plazo de un año, contado a partir de la entrada en vigor de esta Ley, el Consejo Nacional expedirá las disposiciones reglamentarias y administrativas a que se refiere este ordenamiento legal, así como aquéllas necesarias para su cabal cumplimiento, en concordancia con su contenido”.

 

Pero la autoridad tiene prisa y al día siguiente de la publicación de la ley general, inició las modificaciones. Incluso el día que quedó instaurada la Junta de Gobierno del Consejo Nacional, el pasado 7 de junio, ese mismo día aprobó y envió a la Comisión nacional de Mejora Regulatoría (Conamer) la adecuación de cinco normas para su análisis.

 

En la tubería de la Conamer están los nuevos reglamentos de Becas y del Sistema Nacional de Investigadores, los lineamientos de los Proyectos Nacionales Estratégicos y del Sistema Nacional de Posgrados, así como el Estatuto Orgánico del Conahcyt. Todos con la solicitud de exención de Análisis de Impacto Regulatorio y lo más probable es la Conamer no tenga ningún reparo en concederla.

 

De hecho, el nuevo estatuto del Conahcyt ya pasó el trámite de la Conamer. El pasado 30 de junio fue publicado en el Diario Oficial de la Federación y ya es plenamente vigente. ¿El hecho tiene importancia? Sí. Después de todo, es la cabeza del sector, su organización y funcionamiento involucran a todo el sector. Además, ya no existe una ley orgánica del organismo, su personalidad jurídica quedó incluida en la nueva ley general, a pesar de que no es una ley federal.

 

Sin embargo, no se puede soslayar que es altamente probable que la Corte se incline por la invalidez de la nueva ley general de ciencia, el cúmulo de evidencias muestran que su aprobación no cumplió con los procedimientos mínimos de legalidad en el Congreso.

 

El caso es complicado porque la autoridad del sector continúa como si no hubiera ningún pendiente, los programas siguen los nuevos lineamientos y las instancias previstas en la ley se instauran y toman decisiones. Aunque, al parecer, las entidades federativas todavía no armonizan su marco jurídico a la nueva ley, tienen un año para hacerlo, según lo indica en el octavo transitorio.

 

En fin, ¿qué ocurrirá si va para atrás la nueva ley general de ciencia? Seguramente sus disposiciones quedarán sin efecto y los hechos consumados serán impugnados por sectores inconformes. Otra vez nadie sabrá a qué atenerse, una vez más los conflictos se resolverán en los tribunales, pasará el tiempo y el proceso se repondrá.

 

Lo incomprensible es que bien se pudo dialogar y alcanzar un mínimo consenso, pero no, los puentes de entendimiento están dinamitados. Así no se puede.

 

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