miércoles, 29 de septiembre de 2010

EDUCACIÓN: COMPARECER Y RENDIR CUENTAS

Desde 2008, el ejecutivo federal no se presenta más ante el Congreso para dar cuenta del estado que guarda la administración pública, solamente entrega su informe por escrito. El nuevo formato ha perdido interés público y, en su lugar, una buena parte de la atención de los medios se ha trasladado a la comparecencia de los funcionarios que también prevé la normatividad, como la del pasado 20 de septiembre del Secretario de Educación, Alonso Lujambio. En un caso o en otro, lo que no debe omitirse es la importancia de rendir cuentas e informar a la ciudadanía.

Los ríspidos encuentros entre el ejecutivo federal y legisladores fueron escalando en la última década. El escenario parecía cada vez más complicado, pero hace dos años los legisladores y el gobierno federal acordaron reformar el artículo 69 constitucional, para que, en lo que toca a informar, el titular del poder ejecutivo quedara exento de presentarse ante el Congreso. En lugar de la presencia gubernamental, la misma reforma concedió a los legisladores la facultad de formular preguntas por escrito al ejecutivo federal sobre el informe. Un mecanismo que no ha sido útil ni práctico.

A partir del 2008 el presidente de la República, ya sin el espectáculo de las perturbaciones en el Congreso, sigue emitiendo su mensaje a la nación con motivo del informe de gobierno. El año pasado no se centró en lo que había realizado sino en lo que estaba por impulsar y formuló diez puntos “para transformar a México”. El tercero de ellos indicaba: “Alcanzar una educación de calidad y superar el marasmo de intereses a fin de que la educación sea la puerta grande para salir de la pobreza”.

El mensaje del ejecutivo de este año no podía soslayar lo que había prometido realizar y en lo concerniente a educación no le quedo más remedio que admitir: “Es en este rubro donde, en lo social, nos queda más por hacer, pero estamos avanzando en varios frentes”. Enumeró cinco aspectos que a su juicio muestran los progresos. Por ejemplo, destacó los beneficios del concurso de plazas que hoy tiene lugar, aunque en estas mismas páginas se ha dado cuenta de que solamente se refiere a una porción mínima de nuevas plazas. También señaló las obras de mejoramiento de la “Escuelas Dignas”, el número de becas otorgadas, los más de 700 nuevos bachilleratos, las 75 nuevas instituciones de educación superior y la ampliación de la cobertura en el nivel medio superior y superior.

El hecho, sin embargo, es que la educación no es hoy de más calidad. Tampoco se ha logrado disminuir los 33.4 millones de la población que se encuentra en situación de rezago educativo. Incluso, el dato actual del rezago es superior en casi un millón a la reportada para el año 2000; el cuarto informe de gobierno solamente consigna población en rezago atendida y la nueva operación de las “Plazas Comunitarias”, pero no si ha disminuido la cifra del rezago (p. 450). Igualmente, aunque se ha alcanzado la meta del 30 por ciento de cobertura en educación superior, el porcentaje es sumamente modesto y bajo en comparación con economías similares a la nuestra.

El Secretario de Educación compareció el pasado 20 de septiembre ante las Comisiones Unidas de Educación y Cultura del Senado, particularmente para que explicara la persistencia del rezago y un subjercicio de más mil millones de pesos, entre otros aspectos ( Boletín del Senado 14/09/2010). Las preguntas de los Senadores, en primer lugar del Senador y líder del SNTE, Rafael Ochoa, no fueron estrictamente sobre los asuntos que se habían previsto sino de variados temas. Uno de ellos fue sobre los 7.5 millones de jóvenes sin escuela y sin empleo. A lo que el secretario respondió que sí era una preocupación central ofrecer espacios educativos y repitió las cifras de crecimiento de instituciones que el ejecutivo federal ya había indicado, aunque aclaró que “la cuestión laboral ciertamente es una cuestión que está más allá de la esfera estrictamente de la Secretaría de Educación Pública” (versión estenográfica).

Otro tema planteado por el Senador Ricardo Monreal fue el del desastre educativo y las aspiraciones presidenciales del secretario: “¿Es cierto, como lo afirma la cúpula oficial magisterial, que su verdadera prioridad es la sucesión presidencial, no la educación, y si así fuera qué está haciendo aquí?”, espetó el legislador.

El secretario de educación dijo no coincidir con el diagnóstico de desastre educativo, aunque aceptó que ahora el reto es la calidad. En lo que concierne a sus aspiraciones dijo: “me halaga muchísimo que miembros de mi partido piensen en mí para efectos de una candidatura presidencial, pero no es eso en lo que estoy pensando”.

Diferentes cuestionamientos le fueron formulados al secretario, quien expuso cifras y destacó avances. Sin embargo, lo que vale la pena reiterar es que, sea a través de la comparecencia del titular del poder ejecutivo, de los secretarios del despacho o del examen del informe, los gobernantes están obligados a rendir cuentas a la sociedad y ofrecer explicaciones satisfactorias sobre el incumplimiento de sus deberes, errores u omisiones. Desafortunadamente es una exigencia que no termina de hacerse realidad.
(Publicado en El Universal, Septiembre 26, 2010, p. A19).

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