jueves, 1 de diciembre de 2011

LA DEFENSA Y LA MARINA AL CONSEJO GENERAL DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA

Es probable que los titulares de la Defensa Nacional y de la Marina se integren al Consejo General de Investigación Científica, Desarrollo Tecnológico e Innovación. El máximo órgano de las políticas científicas y tecnológicas. Todavía no es un hecho, apenas se emitió el dictamen correspondiente por comisiones unidas de la Cámara de Diputados, pero la iniciativa ya está en marcha.

La propuesta es del diputado Gerardo del Mazo Morales del Partido Nueva Alianza, el mismo que asumió la titularidad de la curul en octubre del 2009, al renunciar una de las llamadas diputadas “juanitas”, Karla Daniela Villareal, integrante del mismo partido, aunque la diputada fundamentó su renuncia argumentando cuestiones de salud (Milenio Diario 29.10.09).

El diputado Gerardo del Mazo presentó su iniciativa hace un año e incluye reformas y adiciones a la Ley de Ciencia y Tecnología, a la Ley de Educación Militar del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, al decreto de creación de la Universidad del Ejército y Fuerza Aérea, así como a la Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, y a la Ley Orgánica de la Armada de México.

De acuerdo con el proyecto del diputado Del Mazo, tanto la educación militar como la naval incluyen la formación, el adiestramiento, la capacitación, actualización y especialización de recursos humanos. Pero, sobre todo, argumenta el diputado, “tienen el deber, como la educación en general, de estar vinculadas a la ciencia, la tecnología y la innovación” (Gaceta Parlamentaria No. 3394-II. 17.11.11).

En general, en la breve argumentación de la propuesta se resalta que en el mundo se registra un importante avance en el terreno científico y tecnológico, lo cual también ha propiciado que, a nivel de las naciones, se le otorgue prioridad a la educación y a la investigación. En estos términos, dice el diputado, “el sistema educativo militar debe estar en el mismo camino”. Es decir, que la educación militar también incluya una importante actividad científica y tecnológica y que sostenga un vínculo con el sector correspondiente.

Aunque el conjunto normativo que se piensa reformar incluye, en cierta medida la mención a la ciencia y la tecnología en la educación militar, las reformas que se proponen sugieren hacerlo explícito en donde no lo está y añadir la palabra “innovación” en todos los casos.

Por ejemplo, en la Ley de Educación Militar del Ejército y Fuerza Área, en su artículo 5, sobre los objetivos de la educación militar, en su fracción III indicaba que uno de ellos era: “Vincular permanentemente la educación y adiestramiento de los militares”. La reforma propone que ahora indiqué que el objetivo es: “Vincular permanentemente la educación, la investigación
científica, el desarrollo tecnológico y la innovación adiestramiento de los militares” (sic).

Es el mismo caso para el artículo 6 y 11 de la misma ley o de la que crea la Universidad del Ejército y Fuerza Área, en las que se sugiere añadir que se impartirá al personal militar conocimientos científicos, tecnológicos y de innovación, o que el sistema de educación militar promoverá, organizará y realizará investigación en esos mismos términos.

Los cambios previstos no habilitarán al sistema educativo militar para realizar actividades científicas, tecnológicas y de innovación, porque su marco normativo previo ya se lo permitía con anterioridad y, de hecho, ya las practicaba. En todo caso, las reformas solamente armonizarán los conceptos con leyes que rigen a la educación en general y a la de ciencia y tecnología.

No obstante, el cambio más importante es que propone la integración de los titulares de la de Defensa Nacional y de Marina al Consejo General de Investigación Científica, Desarrollo Tecnológico e Innovación.

El Consejo General, instancia creada por la reforma del 2002 y cuya función se localiza en la coordinación de las políticas para el sector, presidido por el ejecutivo federal y en el que participan todos los secretarios de Estado vinculados a las políticas públicas en ciencia y tecnología (actualmente son 9 secretarios). Además, también incluye al director de Conacyt, al coordinador del Foro Consultivo, al presidente de la Academia Mexicana de Ciencias, un representante de la Conferencia Nacional de Ciencia y Tecnología, el secretario general de Anuies y cuatro representantes de la comunidad científica, tecnológica y empresarial.

Un enorme Consejo General, como se podrá apreciar. En otras ocasiones ya nos hemos referido a la inoperancia del Consejo y las contadas sesiones que ha efectuado desde que se creó, principalmente porque el ejecutivo federal no lo convoca y porque no es funcional. Ahora, de aprobarse el proyecto de reforma, el Consejo todavía será más numeroso.

La iniciativa no es inminente. El proyecto todavía no se discute en el pleno, seguramente se modificará y faltaría ver que dice la colegisladora. Pero plantea el inquietante asunto de la integración formal del sistema educativo militar al sistema científico y tecnológico.
(Publicado en Campus Milenio No. 442. Diciembre 1, 2011)

No hay comentarios:

Publicar un comentario