jueves, 22 de agosto de 2013



¿Incumplirá el compromiso del uno por ciento del PIB para investigación científica?

Alejandro Canales
UNAM-IISUE/SES
canalesa@unam.mx Twitter: @canalesa99


Todo parece indicar que sí: en esta administración será prácticamente imposible alcanzar el uno por ciento del PIB para investigación científica y desarrollo experimental. El indicador internacional más utilizado para establecer comparaciones válidas. Probablemente, y todavía está por verse, la meta se aproximará a un gasto global en ciencia y tecnología, no en investigación científica. No es lo mismo.

El pasado mes de junio, aquí mismo, reiteramos la persistente discordancia entre la legislación educativa y la de ciencia y tecnología, en torno del gasto sectorial como proporción del PIB  (“¿De qué hablamos cuando hablamos del uno por ciento para ciencia y tecnología?” Campus Milenio No. 516). Una se refiere a una participación relativa de gasto público; la otra a gasto nacional (público y privado).

Sin embargo, no solamente es una referencia ambigua acerca de cual podría ser la participación relativa de las fuentes de financiamiento. El problema, y esto es más importante, es la confusión sobre el tipo de actividad a la que se podría canalizar el financiamiento.

La legislación educativa precisa que el uno por ciento será para “investigación científica y al desarrollo tecnológico en las Instituciones de Educación Superior Públicas” (Artículo 25). La ley de ciencia y tecnología dice: “actividades de investigación científica y desarrollo tecnológico” (Artículo 9 Bis). ¿Es lo mismo? No. Y la diferencia no solamente se debe a la referencia a las IES públicas.

El Manual de Frascati establece claramente qué son y cómo se integran las actividades científicas y tecnológicas. El Manual es un documento técnico --cuya primera versión impulsó la OCDE hace cuatro décadas y la edición más reciente es del 2002--, con las definiciones elementales para medir los esfuerzos en materia de investigación y desarrollo. Es la referencia internacional para establecer comparaciones, aceptada por científicos y gobiernos nacionales.

De acuerdo al Manual de Frascati, y en esto coincide con la propuesta de UNESCO relativa a la a la normalización internacional de las estadísticas en el sector, las actividades científicas y tecnológicas se integran por tres diferentes actividades: “la investigación y el desarrollo experimental” (IDE); “la enseñanza y la formación
científica y técnica”; y los “servicios científicos y tecnológicos”.

La enseñanza y la formación se refieren fundamentalmente a todas aquellas actividades educativas y de enseñanza de posgrado, especializadas y de capacitación, en la que se incluyen las becas. Los servicios científicos y tecnológicos incluyen todas las actividades dirigidas generar, difundir y aplicar los conocimientos, como las actividades de museos, bibliotecas, publicaciones, asesorías, los trámites de patentes, entre otros.

Por su parte, la IDE comprende “el trabajo creativo llevado a cabo de forma sistemática para incrementar el volumen de conocimientos, incluido el conocimiento del hombre, la cultura y la sociedad, y el uso de esos conocimientos para crear nuevas aplicaciones”. (Manual de Frascati, 2002, p. 30). Es el núcleo duro de las actividades científicas y tecnológicas

A su vez, la IDE, según el mismo documento, incluye tres tipos actividades: a) La investigación básica, la que se dirige principalmente a obtener nuevos conocimientos, sin detenerse en su aplicación o utilización; b) la investigación aplicada, orientada fundamentalmente a un objetivo práctico específico y c) el desarrollo experimental, el cual utiliza las dos anteriores y busca la producción de nuevos materiales, productos o dispositivos, así como la puesta en marcha de nuevos procesos, sistemas y servicios o a su mejora.

En las estadísticas internacionales y en las publicaciones sistemáticas de diferentes organismos mundiales, cuando se habla de inversión en la materia, básicamente se refieren a la realizada en IDE; las actividades del posgrado y los servicios pertenecen a otros rubros de comparación.

El Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018, como parte de las estrategias, anotó que se contribuirá a que “la inversión nacional en investigación científica y desarrollo tecnológico crezca anualmente y alcance un nivel de 1% del PIB”. ¿Significa lo mismo que IDE o el Plan más bien se refiere al conjunto de actividades científicas y tecnológicas? Lo sabremos cuando aparezca el programa sectorial.

Veremos las cifras la semana próxima, pero adelantemos que si se trata de IDE el esfuerzo financiero parece poco probable.

(Publicado en Campus Milenio No. 523. Agosto 22, 2013, p4)

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