La evaluación del desempeño del programa de becas
Alejandro Canales
UNAM-IISUE/SES
Twitter:
@canalesa99
A partir del 2005,
con la creación del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo
Social (Coneval), comenzaron una serie de serie de nuevos lineamientos para la
medición de la pobreza y también criterios especiales para la evaluación de
programas y acciones de desarrollo social.
En la Ley General
de Desarrollo Social quedó especificado que el Coneval sería el encargado de
evaluar la política de desarrollo social y “para la evaluación de resultados,
los programas sociales de manera invariable deberán incluir los indicadores de
resultados, gestión y servicios para medir su cobertura, calidad e impacto”
(Artículo 74). Además, en el mismo artículo se anotó que las dependencias
gubernamentales (federales, estatales o municipales) tenían que proporcionar
toda la información y facilidades para tales efectos.
Entonces, las
dependencias gubernamentales que operan programas sociales deben realizar
evaluaciones anuales (de mayo a abril), o multianuales, de los objetivos, metas
y acciones que se plantearon y observar los criterios que establece el Coneval.
A diferencia de las
evaluaciones que realiza la Auditoria Superior de la Federación, centradas en
la fiscalización de los recursos públicos conforme a los objetivos de las
políticas y programas, las evaluaciones del Coneval se dirigen más bien a
valorar el cumplimiento social de los programas.
Las evaluaciones
específicas del desempeño, conforme la norma de Desarrollo Social, suponen un
reporte con base en: a) los resultados que muestra el programa (“avance en la
atención del problema o necesidad para el que fue creado”); b) los productos
que generó (entrega de bienes y servicios); c) cambios en su presupuesto, d) la
cobertura que alcanza (población potencial, objetivo y atendida); y e)
seguimiento de aspectos susceptibles de mejora.
En el periodo
2014-2015 se evaluaron más de un centenar de programas de alrededor de 15
dependencias gubernamentales. En el caso de Conacyt, se evaluaron nueve
programas, como el de becas, el SNI, el fortalecimiento en las entidades
federativas de las capacidades científicas, tecnológicas y de innovación, o el
de apoyo a la consolidación institucional, entre otros.
La evaluación del
desempeño del programa de becas, realizada por Valora Consultoría, presenta información relativamente conocida,
como el volumen de becas nuevas y vigentes que se han otorgado en el periodo,
la mayor proporción para ciencias sociales e ingenierías, así como el monto de
recursos que se destinan o la desconcentración paulatina en el otorgamiento de
becas.
Pero también
incluye datos menos conocidos. Por ejemplo, señala que las tasas de ocupación
de los ex becarios son altas, en empleos acordes a su formación: “El 60 por
ciento de los ex becarios se ocupan en los sectores de educación superior e
investigación. El 16 por ciento se ocupa en el sector privado”. Sin embargo, no
especifica qué ocurre con el porcentaje restante, el cual representa casi una
cuarta parte del total. ¿No se gradúan y/o se emplean en sectores que no
corresponden a su formación?
Otro dato relevante
es la cobertura del programa. Los datos para este indicador muestran que en
2008 la población potencial u objetivo (estudiantes de posgrado que fueron
propuestos para recibir una beca) sumaba 29 mil 502 personas, mientras que la
población atendida (a la que le otorgaron la beca) sumaron 26 mil 918. Para el
año 2014, la población potencial sumaba 57 mil 861 y fueron atendidos 54 mil
658.
Es decir, por una
parte, en el periodo de referencia, la población potencial y atendida se
duplicó. Por otra parte, disminuyó ligeramente la tasa de rechazo entre los solicitantes
y la población atendida. Este segundo aspecto es importante porque tal vez en
este margen está la operación de las becas al extranjero y la distribución en
el posgrado nacional.
Esto es, se supone que
en el caso del posgrado nacional, los aspirantes a becarios son propuestos por
instituciones con programas reconocidos en el Padrón Nacional de Posgrados de
Calidad y uno de sus beneficios es que respaldan con becas a sus estudiantes,
así que inscribirse en un programa de ese tipo, salvo que el alumno decida no
estudiar de tiempo completo, trabaje parcialmente o no requiera de beca, tiene
asegurado el apoyo. Por otra parte, las nuevas becas al extranjero han
disminuido, como ha sido notorio en las estadísticas oficiales, aunque las
cifras no están en la evaluación que comentamos.
En fin, vale la
pena examinar en detalle los documentos con las evaluaciones específicas de
desempeño que se encuentran en la página web
del Coneval y en las dependencias gubernamentales que corresponden, en donde el
lector podrá juzgar su utilidad y su contribución a la rendición de cuentas.
(Publicado en
Campus Milenio No. 640 Enero 14, 2016, p.5)
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