Alejandro Canales
UNAM-IISUE/SESTwitter: @canalesa99
(Publicado en Campus Milenio No.
716. Agosto 3, 2017. Pág. 5)
En este mes comenzará la
renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Las
especulaciones han sido muchas y muy variadas sobre las estrategias que
utilizarán los tres países participantes, su preparación, sus expectativas y lo
que finalmente resultará de las negociaciones. En este proceso, la base la
constituyen las relaciones comerciales, pero no hay duda de que el tema
migratorio y la movilidad laboral serán factores clave.
El presidente estadounidense,
Donald Trump, es el factor más disruptivo e inquietante en el eventual acuerdo
trilateral de comercio. La importancia de la migración, como telón de fondo en
las negociaciones del TLC, ha sido revelada por la más reciente afirmación de
Trump y un sorprendente desmentido del gobierno mexicano este lunes 31 de julio.
Donald Trump, en la presentación
de su jefe de gabinete, John Kelly, dijo que la frontera era un gran problema,
pero que ya se estaba deteniendo a cerca del 80 por ciento y añadió: “incluso
el presidente de México me llamó y ellos dijeron que de su frontera sur muy
pocos vendrán [a los Estados Unidos] porque saben que no podrán cruzar la
frontera” (https://www.whitehouse.gov/the-press-office/2017/07/31/remarks-president-trump-cabinet-meeting).
Sencillamente inaudito.
Horas después, la cancillería
mexicana envió un boletín para desmentir la llamada: “El presidente
Enrique Peña Nieto no ha sostenido
recientemente comunicación telefónica con el presidente Donald Trump”. Sin
embargo, añadió que en su encuentro del pasado 7 de julio en Alemania, EPN sí comentó
que la repatriación de mexicanos había disminuido 31 por ciento en el primer
semestre de 2017, comparado con el mismo periodo del año previo, y que la
migración de Centro y Sudamérica había disminuido, para el mismo periodo, en 47
por ciento.
Lo que hoy está claro es que los
“hechos alternativos” o las “noticias falsas” pueden ser pronunciadas sin mesura
ni rubor. También que Trump, con independencia de las ventajas comerciales que
pudiera o no lograr, canceló, sin mayores argumentos, el Acuerdo
Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés) al
inicio de este año y, más recientemente, en contra de cualquier principio y
evidencia científica, retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París sobre
cambio climático.
Ahora, lo que también está firme
es la primera ronda para la renegociación del TLC: será del 16 al 20 de este
mes. Después, está previsto que existan otras seis rondas más, con un intervalo
de tres semanas en cada una (Milenio
Diario 19.07.2017). Sin embargo, esto último todavía no es un acuerdo, así
que habrá mayor certeza una vez realizado el primer encuentro. Lo que sí es
cierto es que el gobierno mexicano solicitó que la renegociación concluya antes
de que arranque el proceso de las elecciones federales del año próximo.
Todavía hay otros dos elementos
que ya se conocen. Uno de ellos es parte del contenido del encuentro privado que
sostuvieron Donald Trump y Peña Nieto, a propósito de su asistencia a la cumbre
de líderes del G20, el pasado 7 de julio, el que apenas la cancillería refirió en
su reciente boletín, pero que presidencia ya lo había adelantado.
En aquellos días, sobre Trump
dijo el presidente mexicano: “Acordamos, también, revisar un programa que
permita que trabajadores agrícolas puedan tener, al amparo de un programa, de
un programa con los Estados Unidos, puedan desempeñar labores en los Estados
Unidos de manera temporal” (Comunicado
presidencia 08.07.2017). Es decir, un programa para trabajadores de baja
calificación. La pregunta es si será como el que operó en los años sesenta o
cómo. Eso no lo reveló.
El otro elemento es que la
composición de los flujos recientes de inmigrantes hacia los Estados Unidos ha
cambiado notablemente. Los datos del Instituto de Política Migratoria (MPI, por
sus siglas en inglés), con los datos del censo estadounidense, encontró que
cerca de la mitad (el 48 por ciento) del total de inmigrantes que llegaron a
ese país entre 2011 y 2015 eran graduados universitarios, mientras que al final
de los años 90 representaban el 27 por ciento (Jeanne Batalova & Michael
Fix “New
Brain Gain: Rising Human Capital among Recent Immigrants to the United States”).
El otro dato importante del mismo
estudio es que el flujo mayoritario de personas altamente calificadas proviene
de Asia, sin embargo, los provenientes de América Latina se han convertido en
el segundo grupo de inmigrantes más numeroso de personas con mayores
calificaciones (alrededor de una cuarta parte). Una posición que habían ocupado
los europeos hasta mediados de los años 2000.
El asunto parece más complicado
todavía. Un informe del año pasado del Center for Global Development, a la vista de los flujos migratorios y las
necesidades de empleo en Estados Unidos, propone un nuevo convenio
laboral bilateral. El documento, bajo la autoría principal de Michel Clemens y en el que figuran
como copresidentes Carlos Gutiérrez y Ernesto Zedillo Ponce de León, así como
un grupo de trabajo de una veintena de personas mexicanas y estadounidenses (“Frontera
compartida, futuro compartido”) fue dado a conocer recientemente por el
periodico El Universal (30.07.2017) e
incluye, centralmente, una propuesta para regular “la movilidad temporaria de
trabajadores menos calificados”.
Y pues sí, la negociación deberá incluir trabajadores no calificados pero también a los altamente calificados. ¿O no?
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