jueves, 26 de julio de 2018

SECITI. El legado de Mancera que no fue

Alejandro Canales
UNAM-IISUE/SES
Twitter: canalesa99

(Publicado en Campus Milenio No. 763. Julio26, 2018. Pág. 5)

La Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México, tal y como ahora funciona, no lo será más a partir de diciembre próximo. No duró ni un sexenio. Esa instancia, según lo anunció recientemente Claudia Sheinbaum, la jefa de gobierno electa, se fusionará con Educación y se convertirá en la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación. La titular de la nueva entidad será Rosaura Ruiz Gutiérrez, integrante de la junta de gobierno de la UNAM y también profesora de la Facultad de Ciencias de la misma universidad.

El cambio todavía no queda establecido en la normatividad local, tampoco en el organigrama y los nombramientos aún no son efectivos. De hecho, por ahora, la nueva secretaria, así como todos los funcionarios designados, integran un gabinete virtual; todos los titulares asumirán funciones hasta el 5 de diciembre. En todo caso, por lo pronto, se ocuparán de atender los asuntos de la transición correspondiente.

Sin embargo, parece indudable que, llegado el momento, los nombramientos y cambios organizativos se realizarán sin mayores complicaciones. En la primera legislatura de Ciudad de México, los escaños que logró la coalición que postuló a la jefa de gobierno electa suman 42 de 66 posibles (Morena se adjudicó 38, el PT tres y uno el PES).

¿Cuál podría ser la razón para fusionar dos secretarías en una? Claudia Sheinbaum dijo que era “no sólo por un asunto de austeridad si no principalmente porque consideramos que la educación no puede estar separada de la ciencia y la tecnología” (Reforma 23.072018: 18). El cambio parecería doblemente razonable: ahorrar en estructura burocrática sin perder eficiencia y reunir administrativamente dos sectores que bien podrían trabajar de forma conjunta.

No obstante, por una parte, vale la pena recordar que Andrés Manuel López Obrador, el ahora presidente electo, en el tercer y último debate presidencial, ante la pregunta explícita de la moderadora de si crearía una Secretaría de Ciencia, Tecnología y Educación Superior. Él respondió: “no, no, vamos a fortalecer al Conacyt” (12.06.2018) Y en ese momento reiteró que nombraría a María Elena Álvarez Buylla como titular del organismo. Así que a nivel federal, a diferencia del local, la educación (superior) si puede estar separada de la ciencia y la tecnología.

Por otra parte, como seguramente se tiene presente, el gobierno de Ciudad de México no tiene bajo su responsabilidad los servicios de educación básica y normal, mientras que el resto de entidades federativas sí los tienen. El gobierno local solamente controla el sistema de planteles dependientes del Instituto de Educación Media Superior. En el nivel superior está la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), pero es una institución autónoma.

Pero también están los cinco planteles de educación superior que impulsó precisamente Morena hace dos años, ubicados en las delegaciones políticas que gobernaba y de los que poco se sabe. Además, también está la propuesta de Andrés Manuel López Obrador, gobierno federal electo, de crear un centenar de universidades públicas en el país durante su sexenio. Todavía no hay demasiadas precisiones sobre ese proyecto ni tampoco se conoce, si es que efectivamente se lleva a cabo, cuántas de esas instituciones se ubicarían en Ciudad de México. Visto así, el número de instituciones de educación superior que habría en la ciudad capital no sería irrelevante, por lo mismo tendría otro carácter y otra dimensión fusionar las dos secretarías que ahora se proyecta.

En este asunto tampoco se debe soslayar el desempeño de la efímera Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad (Seciti). La secretaría apenas se creó en enero de 2013, en su momento de instauración, el entonces jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera, dijo que había sido compromiso de campaña y se dispuso a cumplirlo. Además, argumentó que la nueva estructura administrativa no requeriría financiamiento adicional porque funcionaría sobre las bases del Instituto de Ciencia y Tecnología (entidad a la que sustituyó). Poco duró.

Sin embargo, apenas habían transcurrido escasos tres años de operación de la Seciti cuando comenzó a recibir críticas. En este mismo espacio, en su oportunidad, dimos cuenta de la posición del diputado Israel Betanzos que frente a Miguel Ángel Mancera, en ocasión de su cuarto informe de gobierno, le espetó que por inutilidad debía desaparecer esa secretaría, así como los institutos de Juventud y Deporte, con lo que se ahorraría aproximadamente 1 mil 400 millones de pesos (Campus Milenio No. 675). Una posición que se hará realidad.

Por cierto, el diputado Betanzos se refería especialmente a que la Seciti no había participado en el diseño y planeación del programa de las Fotomultas, uno de los programas que fue y sigue siendo controvertido. Pero la Seciti, con un presupuesto relativamente reducido, el menor entre el conjunto de secretarías, fundamentalmente entrega apoyo para proyectos de investigación, becas para estudios de posgrado (doctorados y posdoctorados) y entrega el premio Heberto Castillo, entre otras iniciativas.

Esperemos a conocer la estructura de la nueva secretaría y, sobre todo, el plan que tiene para fusionar los dos sectores. Por ahora, todo se localiza en el marco de los anuncios.

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