jueves, 2 de junio de 2011

OCDE: ¿EVALUACIÓN DEL APRENDIZAJE EN EL NIVEL SUPERIOR?

En junio del 2006, en la reunión de ministros de educación de la OCDE, celebrada en Atenas, Grecia, el actual secretario general de la organización, José Ángel Gurría, apenas estaba por cumplir un mes en el cargo. También era el primer encuentro ministerial del entonces nuevo funcionario y los temas a resolver se referían a la equidad, eficiencia y calidad en la educación superior. En el discurso que pronunció el secretario, al referirse a los retos del nivel educativo, planteó la posibilidad de crear un “PISA para la educación superior”, puesto que la OCDE, dijo, tenía el expertise, la metodología y sabía cómo reunir la información relevante. Al parecer, después de múltiples reuniones, documentos y convenios, el proyecto podría estar listo el año próximo.

La prueba PISA clásica evalúa a los jóvenes de 15 años y valora qué tan preparados están para desempeñarse con éxito en el futuro. La edad de los estudiantes coincide con la terminación de la educación básica y los contenidos de ésta son relativamente homogéneos prácticamente en cualquier país. El nuevo proyecto que desde hace seis años está en marcha para la educación superior, tiene como objetivo a egresados de sectores insitucionales muy diversos y con conocimientos disciplinarios y profesionales muy variados, por lo que la heterogeneidad parece ser el primer obstáculo para el diseño de una prueba a gran escala para este nivel educativo.

En virtud de las diferencias del nivel superior, en primer lugar, al año siguiente de la reunión ministerial, se integró un grupo de expertos para resolver sobre el diseño e implementación de un estudio de factiblidad del proyecto para evaluar los resultados de aprendizaje en la educación superior. El proyecto fue denominado: Assesing Higher Education Learning Outcomes (AHELO).

El estudio de factibilidad estaba centrado en resolver dos asuntos básicos: a) probar si científicamente era posible una comparación confiable de los logros en educación superior entre países y b) probar si una evaluación válida podía ser prácticamente implementada al interior de las instituciones. Además, el estudio debía considerar las diferencias culturales y linguísticas, por lo que tendría que incluir distintos países y al menos tres lenguajes diferentes.

Obviamente, uno de los puntos más importantes del estudio se refería a ubicar los elementos comunes de habilidades y conocimientos en la educación superior, por lo que tendría que resolver cuáles eran los logros deseables de este nivel educativo y que lo fuesen para diferentes culturas, sobre todo porque habilidades como pensamiento crítico y solución de problemas podrían no tener la misma importancia para los diferentes países.

El grupo de expertos continúa reuniéndose --ha celebrado una reunion plenaria por año desde el 2007 y solamente el año pasado se reunió en dos ocasiones-- para avanzar en las definiciones y en los eventuales componentes del proyecto AHELO. De hecho, conforme han transcurrido las etapas, han ido desclasificando los documentos en los que se expresan los acuerdos y los ejes principales del proyecto, como se puede constatar en su página web.

Según el reporte de avance más reciente, difundido el mes anterior, el estudio de factibilidad, ya desarrolló en su primera fase (enero 2010 a abril 2011) esquemas provisionales de evaluación y probó instrumentos en un contexto internacional para cada uno de los tres ejes de trabajo: habilidades genéricas, economía e ingeniería.

Ahora, en la segunda fase del proyecto que se extenderá hasta diciembre del año próximo, pilotearán los tres instrumentos en pequeña escala, para evaluar habilidades genéricas y dos disciplinarias (ingeniería y economía). Por cierto, los esquemas de evaluación de los dos disciplinas fue desarrollado por la Asociación Tuning. La idea, de acuerdo a los planes del grupo de expertos y anotan que solamente en caso de existir financiamiento, será probar los intrumentos en una decena de insituciones de educación superior en 4 o 5 países de diferentes lenguajes, culturas y caracaterísticas geográficas, para calibrar la validez y confiabilidad internacional de los instrumentos utilizados.

Además, el grupo de expertos señala que “como parte de la evaluación, se recogerán datos contextuales y aproximaciones indirectas a la calidad para agregar dimensiones analíticas esenciales a AHELO y enfatizar el peligro potencial de conducir una evaluación de resultados sin tomar en cuenta características sistémicas, institucionales e individuales”.

Al final del año próximo sabremos sobre la viabilidad o no de realizar una evaluación internacional de los resultados de aprendizaje en el nivel superior. Aunque el proyecto no ha corrido velozmente, tampoco se ha detenido y se ha destacado que existen indicadores genuinos que muestran la factibilidad de poner en marcha a AHELO. La aplicación no es inminente, restan múltiples escollos de contenidos disciplinarios y de convencimiento de autoridades y comunidades académicas. Si fuera el caso ¿cuáles serían sus efectos?
(Publicado en Campus Milenio No. 417. Junio 1, 2011)

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