Lo que va del
actual periodo de transición ha sido suficiente para modificar las posiciones,
tanto de la comunidad académica como del próximo mandatario. Si en el periodo
de campaña el hoy presidente electo había manifestado una clara reserva a la
creación de una nueva secretaría para el sector, actualmente otra es su
declaración y otra la de los investigadores.
En la compleja
organización del equipo de transición que anunció el presidente electo el 4 de
septiembre no hubo espacio para el sector. Las dos coordinaciones generales,
tres vicecoordinaciones y múltiples y variadas coordinaciones no dieron lugar
al área científica, pero sí a turismo, protección civil o deporte. En ese
entonces causó extrañeza y desazón la omisión de un responsable.
Los
cuestionamientos al olvido del sector fueron inmediatos. En ese entonces la
justificación fue que se trataba de un primer anuncio de integrantes del equipo
de la transición y que posteriormente habría más nombres. La demora fue de casi
un mes –un tercio del periodo de transición— y quizás para restañar la omisión
inicial y la posterior dilación, las promesas aumentaron de volumen.
Efectivamente,
el pasado 27 de septiembre en un encuentro con varios integrantes de la comunidad académica en Ciudad Universitaria, el
presidente electo presentó al responsable del área de ciencia y tecnología del
equipo de la transición: Francisco Bolívar Zapata. Un reconocido científico
universitario en el área de biología molecular y biotecnología, investigador
emérito y ganador del premio Príncipe de Asturias.
Además, en el
encuentro, el presidente electo recibió un documento: “Hacia una agenda
nacional en ciencia, tecnología e innovación” y también reaccionó a algunas de
las propuestas expresadas ahí mismo.
El documento reúne un diagnóstico
relativamente conocido del sector, así como una propuesta de visión que plantea
“Hacer
del conocimiento y la innovación una palanca fundamental para el crecimiento
económico sustentable de México, que favorezca el desarrollo humano, posibilite
una mayor justicia social, consolide la democracia y la paz, y fortalezca la
soberanía nacional”.
Según el documento, la propuesta fue consensada con
más de un centenar de representantes de más de 60 organizaciones (académicas, sociales,
empresariales, gubernamentales) e incluye más de una docena de propuestas,
incluido el tema de los recursos financieros (1 por ciento del PIB) y el de
gobernanza.
En lo que concierne al asunto de la gobernanza, en
el documento se sugiere la creación de una Agencia Nacional de Innovación y el
de secretaría de Estado, la cual podría tener una de dos modalidades: una
estructura administrativa solamente para el sector científico y tecnológico, o
bien, incluir en ella a la educación superior. La primera opción es la que se
argumenta. Un dato interesante que contrasta con lo que predominaba en la
comunidad de investigadores hace unos meses.
Por su parte, el presidente electo, en referencia
al documento y a las intervenciones de los participantes, enfáticamente dijo
que reiteraba su compromiso para que el
Estado tomara el liderazgo de una mayor inversión pública en la materia, la
cual, y esto también contrastó con los tiempos de campaña, debía ser medible y
valorarse en su periodo de gestión. Entonces el incremento será gradual pero
apreciable.
Todavía más relevante fue la posición
sobre el tema de la gobernanza. Peña Nieto recordó que en el periodo de campaña
se comprometió a crear una “Fundación para la Innovación, la Ciencia y la
Tecnología”. Entonces seguramente la creación de una nueva agencia de
innovación tendrá lugar.
Lo notable es que Peña Nieto también recordó
que en la reunión con rectores, en Anuies en mayo pasado, había manifestado su
negativa a la creación de una nueva secretaría, pero ahora dijo: “déjenme
llevarme esta propuesta, déjenme valorarla y analizarla”. La posibilidad es
todavía mayor si se considera que en estos días la especulación es que el
equipo de transición planea enviar una propuesta al Congreso para crear no una,
si no seis nuevas secretarías.
(Publicado en Campus Milenio No. 481. Octubre 4, 2012)
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