viernes, 8 de febrero de 2013

¿PREMURA EN LA NUEVA LEY DE CyT PARA EL DF?



Finalmente se publicó el decreto de ley para regular las actividades científicas y tecnológicas en el DF, no así el debate correspondiente en la Asamblea Legislativa del DF (ALDF). El decreto incluye una nueva secretaría, también algunas acotaciones a uno de los órganos de gobierno, aunque tiene varios errores y omite el espinoso tema del financiamiento.

Quizás, estimado lector lectora, recordará que al final del año pasado, indicamos que había cierto paralelismo entre la administración local y federal en torno a la idea de crear una Secretaría de Ciencia y Tecnología.

En definitiva el acicate del gobierno local no funcionó. A nivel federal claramente ya se dijo que no habrá una nueva secretaría. Todavía está en veremos la creación de una agencia o fundación para la innovación, lo mismo que las luces de una evanescente Coordinación de Ciencia y Tecnología a nivel presidencial.

La dificultad que habíamos previsto para crear la nueva secretaría en el DF no fue tal. El asunto se resolvió más o menos rápidamente. El 28 de diciembre del año pasado los asambleístas aprobaron la nueva ley, aunque el decreto para darle vigencia apenas fue publicado la semana anterior (Gaceta Oficial del DF No. 1532, 29 de enero de 2013).  Sin embargo, lo que no es claro es cómo se llegó a tal acuerdo.

En el último trimestre del año pasado se presentaron dos iniciativas en la Asamblea: una de la fracción perredista que solamente proponía reformar la Ley Orgánica de la Administración Pública del DF para dar cabida a una nueva secretaría para el sector; otra de la fracción panista que, además de reformar la ley orgánica, proponía una ley de ciencia y tecnología local.

El detalle es que la iniciativa de los asambleístas del PRD proponían que el presupuesto del entonces Instituto de Ciencia y Tecnología del DF debería ser suficiente para la operación inicial de la nueva dependencia local. Por el contrario, el proyecto del ley del PAN proponía que a la nueva secretaría se le debería asignar el 1 por ciento del presupuesto total del DF (artículo 41).

La Asamblea no ha publicado el dictamen, el debate ni el acta correspondiente a la sesión del 28 de diciembre, de modo que por ahora no es posible conocer las posiciones de los diputados locales. Sin embargo, el decreto de ley del Jefe de Gobierno muestra una combinación de las dos iniciativas que estaban en comisiones, con algunas precisiones y otras adiciones.

La Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación del Distrito Federal (LCYTDF) ya publicada, tomó como base el proyecto de la fracción panista, pero con algunas diferencias. Por ejemplo, la nueva ley, como también ocurrió con su homóloga federal en el 2009, adicionó la palabra “innovación” en todos los artículos correspondientes.

También desagregó con mayor precisión las funciones que corresponden a la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación del Distrito Federal (SCTIDF), combinándolas con las que proponía la reforma perredista a la Ley Orgánica de la Administración Pública del DF y agregando otras.

Una de las diferencias más importantes, respecto del proyecto base y de la legislación federal, es que su Consejo de Desarrollo Científico, Tecnológico e Innovación tiene funciones acotadas. Este Consejo es una especie de órgano superior de gobierno, tanto en el nivel federal como en el local porque se integra por funcionarios de primer nivel, pero en el primero se considera como “órgano de política y coordinación” y se le reservan atribuciones exclusivas para aprobar el programa sectorial y el presupuesto, definir lineamientos, decidir prioridades, entre otras.

En cambio, en el caso del DF, al Consejo se le define como un órgano de consulta, “de opinión, asesoría y análisis” (art. 11), no de coordinación y menos de decisión. Por cierto, en el decreto, aparece nombrado de forma indistinta como Consejo de Fomento y Desarrollo y como Consejo de Desarrollo, seguramente por error –aparte de otros-- y por haber tomado como base el proyecto de la fracción panista. La acotación al Consejo seguramente se debe al escaso funcionamiento y magros resultados que ha mostrado su homólogo a nivel federal.

Otra de las diferencias relevantes es que no incluye el tema del financiamiento. El capítulo sobre presupuesto del proyecto base fue suprimido y no se menciona nada al respecto.

En fin, aunque de forma apresurada, ya se dio el importante paso de elevar a rango de secretaría al sector local, resta poner en marcha la estructura y mostrar sus resultados. Nada menos.

(Publicado en Campus Milenio No. 497. Febrero 7, p. 9)

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