viernes, 5 de abril de 2013

LOS NOMBRAMIENTOS DEL CONACYT



La estructura directiva de Conacyt mostró una relativa inestabilidad prácticamente todo el periodo de la administración anterior. Inició un director general y al cuarto para las doce concluyó otro; casi el conjunto de direcciones adjuntas estuvieron en un permanente ajuste de cambio de titulares. Una dinámica que podría reflejar subestimación por las responsabilidades rutinarias, una fuerza centrífuga en las posiciones o tal vez la ausencia de una carta de navegación.

A partir de enero de este año, en la primera posición, fue designado Enrique Cabrero Mendoza como titular del organismo rector de las políticas científicas y tecnológicas. El pasado primero de abril, formalmente, tres meses después de la designación de aquel, está lista la segunda línea de mando del organismo: las direcciones adjuntas. De hecho, algunas direcciones ya estaban en operación meses atrás, pero ninguna había sido ratificada por la junta de gobierno.

Es muy pronto para anticipar definiciones de un horizonte para el sector. Todavía no aparece el Plan Nacional de Desarrollo de este periodo y menos el programa sectorial. Sin embargo, a juzgar por lo indicado en el discurso de toma de posesión del actual director, ya está identificado cuál es el principal problema y la solución para mejorar sustancialmente los indicadores de desarrollo científico y tecnológico y dar el “gran salto que otros países sí han logrado dar” en esta materia.

El problema, según Cabrero Mendoza, no solamente es de un mayor nivel de inversión. No, principalmente se tata de un marco normativo y de una política pública clara y eficaz. Esto es, un asunto de diseño institucional que genere la estructura de incentivos adecuada. Es un planteamiento, como ya lo hemos mencionado en este espacio, en correspondencia con lo que el propio Cabrero, Diego Valadés y López-Ayllón sostuvieron hace un sexenio (“El diseño insitucional de la política de ciencia y tecnología en México”. UNAM-CIDE), cuando parecía abrirse con relativa fuerza la idea de convertir a Conacyt en una secretaría de Estado.

Entonces, las dificultades de Conacyt y las fallas en la conducción de la política sectorial no se debe a las personas, si no a la insuficiencia de normas que regulen y orienten la gestión. Tal parece que los avances de la última década en el sistema científico y tecnológico, como  una nueva y reformada legislación, la creación de órganos de participación y dirección, la desectorización o el control centralizado de los recursos financieros con la instauración de un ramo de gasto propio (el ramo 38), no han resuelto el problema principal.

Si a lo anterior le añadimos una insuficiente estructura organizativa y administrativa de Conacyt, al igual que cierta inestabilidad y desaliento de los responsables de las diferentes posiciones en la estructura de mando, se puede ubicar uno de los puntos de debilidad del organismo rector.

Ahora, Conacyt ya cuenta con nuevos titulares de media docena de direcciones adjuntas clave. Uno de ellos es Elías Micha Zaga quien quedó en Desarrollo Regional, ya estaba en funciones desde febrero pasado, pero apenas fue ratificado por la junta de gobierno del organismo. El ahora directivo se desempeñó anteriormente como titular del Consejo Mexiquense de Ciencia y Tecnología, precisamente en el periodo que Enrique Peña Nieto gobernó el Estado de México y que se suma a los funcionarios federales provenientes de esa entidad.

En la dirección adjunta de Desarrollo Tecnológico e Innovación, una estructura dedicada al fomento, aplicación y explotación del conocimiento, fue designado Luis Gabriel Torreblanca Rivera. Este último ocupó la titularidad del Centro de Innovación Aplicada en Tecnologías Competitivas (CIATEC). Otro director más, tanto de centros públicos como de casi todas las direcciones adjuntas del mismo Conacyt, Inocencio Higuera Ciapara, ahora estará en la dirección Centros de Investigación, la cual se encarga de coordinar a los 27 centros públicos de investigación, una posición que ya ocupó en el pasado.

La dirección de Desarrollo Científico la ocupará Julia Tagüeña Parga. Esta dirección es una de las posiciones más relevantes para promover y fortalecer el desarrollo de la investigación científica y también una de las más disputadas entre la comunidad científica.

En fin, los nombramientos son muy variados y un reflejo de las presiones del propio diseño institucional, el asunto es si mostrarán el punto de debilidad del organismo o serán el acicate para establecer nuevas reglas de juego.

(Publicado en Campus Milenio. No. 504.  Abril 4, 2013. p. 9)

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