viernes, 12 de abril de 2013

¿Y EL CONSEJO CONSULTIVO DE CIENCIAS?


En diciembre pasado, una vez aclarado que no se crearía una secretaría del ramo, comentamos la intención del presidente Enrique Peña Nieto (EPN) de crear una estructura administrativa, dependiente de su oficina, para los asuntos científicos y tecnológicos (Campus Milenio No. 491).

El anunció quedó expresado el 6 de diciembre en un tuit, en la cuenta personal de EPN, pero no hubo mayores especificaciones. De hecho, ocupó menos de los 140 caracteres permitidos en un tuit y no recibió menciones posteriores. No obstante, se sabía que la nueva estructura estaría a cargo del científico Francisco Bolivar Zapata, en su momento encargado del equipo de transición.

Ahora, cuatro meses después, el gobierno federal publica el reglamento de la Oficina de la Presidencia de la República, en donde se establece la organización y funciones de sus diferentes unidades (Diario Oficial de la Federación 02/04/2013: 2-8). Una de ellas es la Coordinación de Ciencia, Tecnología e Innovación.

Es decir, a nivel presidencial queda establecida una instancia que influirá en la decisiones de la política sectorial que encabeza el Conacyt . El asunto por resover es el tipo de relación que sostendrá con este último y, más todavía, si complementa, sustituye o ignora al Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia (CCCP).

El reciente reglamento especifica que la Oficina de la Presidencia de la República tendrá cinco unidades de apoyo: Jefatura de la Oficina de la Presidencia; Secretaría Particular del Presidente; Coordinación de Asesores del Presidente; Coordinación de Comunicación Social; y Secretaría Técnica del Consejo de Seguridad Nacional.

A su vez, la primera unidad, la Jefatura de la Oficina, contará con siete subunidades, como la secretaría técnica del gabinete y seis coordinaciones. Una de ellas será la Coordinación de Ciencia, Tecnología e Innovación. La Jefatura está encabezada por Aurelio Nuño Mayer. ¿Lo recuerda? Fue el responsable del área educativa en el equipo de la transición.

Según el reglamento, la decena de funciones que se le reservan a la nueva Coordinación de Ciencia, Tecnología e Innovación, más que las de coordinar, dirigir o diseñar, son las de coadyuvar, participar  o apoyar, especialmente al Conacyt.

Por ejemplo, una de ellas es coadyuvar en la elaboración de diagnósticos del sector o en el ejercicio de funciones de las instancias competentes en la materia. O bien, apoyar Conacyt en las modificaciones al marco normativo o en los análisis globales, lo mismo que propiciar vinculación del ejecutivo federal con “instancias públicas y privadas de desarrollo tecnológico, cietífico y de innovación”.

Además, las funciones de la Coordinación serán realizadas en conjunto con Conacyt o en respuesta al jefe de la Oficina de la Presidencia, pero no en relación directa con  el ejecutivo federal. Esto es, es una instancia de consulta y asesoria, no formal y jerarquicamente colocada por encima de Conacyt.

Lo sorprendente es que desde 1989 ya existe una instancia con cacracterísticas similares: el Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia. Un órgano creado casi al iniciar la administración de Carlos Salinas de Gortari, precisamente como “unidad de asesoría y apoyo técnico del Ejecutivo Federal” (Diario Oficial de la Federación 24/01/1989: 2).

El CCCP está integrado por quienes han recibido el Premio Nacional de Ciencias y Artes  y aceptan participar. El fundador y primer coordinador general fue Guillermo Soberón Acevedo; ocupó el cargo durante todo el sexenio de Salinas de Gortari, de 1989 a 1994, dado que los periodos son de tres años y tienen opción de reelegirse una vez.

Los integrantes del CCCP y de su coordinador general son honoríficos, no reciben remuneración, pero cuentan con una secretaría ejecutiva que designa el propio ejecutivo federal y es el mecanismo a través del cual se canalizan los recursos y apoyos al Consejo para su funcionamiento.

La mayor visibilidad e interlocución del CCCP con el ejecutivo federal fue en el sexenio de Salinas de Gortari, las administraciones posteriores más bien lo han ignorado o en contadas ocasiones realmente lo han consultado.

Ahora, la nueva Coordinación se superpone en el sistema científico y tecnológico con funciones más bien genéricas y limitadas. Parece animarla el mismo prncipio que creó al CCCP, pero no lo sustituye. No, no se ve por dónde comenzará el nuevo diseño institucional que se vaticina.

(Publicado en Campus Milenio No. 505. Abril 11, 2013. p. 9)

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