¿Un órgano administrativo desconcentrado de educación tecnológica?
Alejandro
Canales
UNAM-IISUE/SES
canalesa@unam.mx Twitter: @canalesa99
El recientemente
creado Tecnológico Nacional de México no es una nueva institución de educación
superior, es una figura administrativa para la regulación del complejo e
intrincado mundo de la educación tecnológica y particularmente de los
institutos tecnológicos.
En el decreto dice
que “se crea el Tecnológico Nacional de México, como un órgano administrativo
desconcentrado de la Secretaría de Educación Pública, con autonomía técnica,
académica y de gestión” (DOF. 23.07.2014).
Además, precisa que “tendrá
adscritos a los institutos tecnológicos, unidades y centros de investigación,
docencia y desarrollo de educación superior tecnológica con los que la
Secretaría de Educación Pública, ha venido impartiendo la educación superior y
la investigación científica y tecnológica” (artículo 1).
En la administración pública,
las secretarías de Estado, para la atención de los asuntos de su competencia,
cuentan con unidades administrativas (como subsecretarías, direcciones
generales y coordinaciones) y también con órganos desconcentrados. La SEP tiene
casi medio centenar de unidades administrativas y alrededor de una docena de
órganos desconcentrados.
Los órganos desconcentrados están previstos en la Ley orgánica
de la administración pública federal y se supone que permiten una atención más
eficiente y más eficaz en la materia. Tales órganos, desde principios de los años ochenta, surgieron
como una forma más expedita de organización y de prestación del servicio
público.
De hecho, los
organismos desconcentrados están jerárquicamente subordinados y tienen
responsabilidades específicas, pero dependen directamente del titular de la
entidad central, no del conjunto de órganos y unidades administrativas.
El nuevo Tecnológico Nacional de México (Tenam) se sumará como
otro órgano dependiente de la SEP, como la Universidad Pedagógica Nacional, o
los institutos Politécnico Nacional y Nacional de Bellas Artes o incluso como el de la Universidad Abierta y a
Distancia de México, pero no como un nuevo plantel de educación superior pública,
sino como un órgano regulador.
Según se indica en el decreto de creación, el Tenam tendrá bajo
su responsabilidad prácticamente todo lo que tenga que ver con la educación
tecnológica. Esto es, tanto la prestación como la coordinación y la orientación
de ese servicio educativo; en la modalidad escolarizada, no escolarizada a
distancia y mixta; sea a nivel de técnico superior universitario, licenciatura
o posgrado, lo mismo en docencia que en investigación o divulgación.
Igualmente, tendrá atribuciones para las definiciones
pedagógicas que regularán la impartición de la educación tecnológica, así como
los contenidos, métodos, materiales, planes y programas de estudio. Incluso,
también podrá diseñar y establecer programas para el nuevo modelo de formación
dual (esa nueva modalidad que incluye una estancia en la empresas).
En lo que
concierne a la organización del Tenam, en el decreto se establece algo que
resulta relativamente novedoso: un Consejo Académico. Esto es, tendrá un
director general, al igual que el Politécnico o el Inba, nombrado por el
ejecutivo federal a propuesta del secretario de Educación Pública, pero también
un consejo de ocho integrantes.
El consejo lo
formarán: el secretario de Educación Pública, quien lo presidirá; el
subsecretario de Educación Superior; un representante del subsecretario de
Planeación y Políticas Educativas; dos directores de institutos tecnológicos;
un representante de las cámaras industriales; otro del Colegio de Ingenieros; y
uno más del Conacyt.
Las
atribuciones y responsabilidades del nuevo órgano administrativo no son menores,
prácticamente equivalen a las de una subsecretaría. Pero, en tal caso, quedan
por lo menos dos interrogantes por aclarar: a) ¿por qué separarlo de la
administración central y al mismo tiempo presidirlo? y b) ¿la nueva regulación del
sector incluirá a toda la estructura de educación tecnológica, lo que incluye a
las universidades tecnológicas y politécnicas, o solamente a los institutos
tecnológicos? El ajuste apenas comienza.
(Publicado en
Campus Milenio No. 570. Agosto 7, 2014, p.5)
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