jueves, 28 de agosto de 2014

Los jóvenes
Alejandro Canales
UNAM-IISUE/SES

Es el grupo de edad que está entre los 15 y los 29 años e incluye desde la educación básica hasta el posgrado. No solamente en materia educativa, tampoco se trata nada más de los jóvenes y no es únicamente cosa de cifras. Pero ahí se localizan principalmente los grandes retos de este periodo y de esta administración.

El primer desafío ya comenzó con la reciente “Campaña nacional de alfabetización y abatimiento del rezago educativo”. Actualmente, son poco más de 5 millones los jóvenes que no iniciaron o no han concluido su educación elemental; una cifra abultada, aunque no representa la parte mayoritaria de los 32 millones del volumen global de rezago educativo.

En términos relativos, los jóvenes en situación de rezago educativo suman entre 15 y 20 por ciento del total. El punto de quiebre para la mayoría de esos jóvenes ha sido la secundaria. Ahí, en alguno de los tres años del nivel, se truncó su trayectoria escolar y no concluyeron sus estudios.

Ninguna persona debiera carecer de los conocimientos elementales de la enseñanza básica. Todavía menos aquellas que están en la etapa más productiva o que tienen un horizonte de más largo plazo. Las mismas autoridades han reconocido las dificultades de atender el rezago educativo en las personas de edad avanzada y en las zonas más dispersas.

Así que, seguramente, la mayor cuota del combate al rezago, las mayores probabilidades, y especialmente del último tramo de la educación básica, vendrán de la población más joven. Sin embargo, demandará estrategias especiales de captación y atención educativa. El asunto es: ¿están previstas? No lo parece.

Otro gran reto es el de ampliar las oportunidades educativas en el grupo de jóvenes de los 15 a los 17 años, la edad correspondiente a la media superior. La Constitución ya establece la obligatoriedad de este nivel, la cual deberá alcanzarse plenamente en el ciclo escolar 2012-2022.

La actual administración, en su programa sectorial, se ha propuesto llegar a una tasa bruta de 80 por ciento (de los cuales 79 por ciento de hombres y 81.1 por ciento de mujeres) para el ciclo 2018-2019. En el ciclo escolar del año pasado, la matrícula llegó a los 4.5 millones y la tasa de cobertura se estimaba en alrededor del 66 por ciento.

Es decir, en este periodo se propone incrementar alrededor de 14 puntos porcentuales la tasa de cobertura. Al siguiente, nada menos, le corresponderá alcanzar los 20 puntos restantes para lograr la universalización. Una proyección de crecimiento muy rápido en muy poco tiempo: más de tres puntos porcentuales cada año hasta el 2022. Difícil.

Además, el incremento de matrícula debe producirse en el contexto del ajuste estructural que está en marcha con la reforma del nivel. Pero todavía no logra establecer el sistema nacional de bachillerato (solamente incluye a alrededor del 5 por ciento del total de planteles de media superior) ni contener el grave problema de abandono escolar que es recurrente.

Un desafío más es el de las metas de cobertura educativa para los jóvenes entre los 18 y 22 años, el grupo de edad de la educación superior. En el programa sectorial quedó como meta incrementar ocho puntos la tasa bruta de escolarización: pasar de 32 a 40 por ciento entre el 2012-2013 y 2018-2019. Una meta que tampoco está a la vista que se pueda alcanzar fácilmente, como en estas mismas páginas Roberto Rodríguez lo ha examinado (CampusMilenio No. 522).

Ciertamente, la campaña nacional de alfabetización o el “Programa de expansión en la oferta educativa en educación media superior y superior”, así como los programas de becas y diferentes iniciativas institucionales para tratar de ofrecer respaldo a los jóvenes, han buscado remediar los problemas.

Sin embargo, los esfuerzos han sido insuficientes en los asuntos más elementales; ni hablar del tema del empleo. Los jóvenes representan una tercera parte de la población en México, pero la tasa anual de su crecimiento perdió impulso desde los años ochenta. Las oportunidades más bien se les han ido estrechando.

(Publicado en Campus Milenio No. 573. Agosto 28, 2014, p.5)

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