¿El SNI se amplía o se descuadra con las Cátedras?
Alejandro
Canales
UNAM-IISUE/SES
canalesa@unam.mx Twitter: @canalesa99
Un componente
más se agrega al Sistema Nacional de Investigadores (SNI): las Cátedras Conacyt
para jóvenes investigadores. Al más antiguo y complejo esquema nacional de
evaluación del rendimiento individual se le añade ahora el programa más nuevo
de esta administración. ¿Es “otro ladrillo más en la pared” –como dice la sonada
canción de Pink Floyd— de una rocambolesca
edificación o una lápida a punto de fragmentarse?
En este año se
cumplieron 30 años de la creación del SNI. Un aniversario que no fue la ocasión
para una reflexión profunda de las ventajas e inconvenientes que ha traído el
Sistema, ni para explorar las rutas de un posible cambio. Si al caso, como lo
han indicado las autoridades del sector, habrá cambios menores. Por lo pronto
seguirá como hasta ahora y con algunos añadidos.
El SNI sumaba 10
mil 189 integrantes en el 2004; la estimación para este año es que serán 21 mil
358. Esto es, cada año, en la última década, se agregaron alrededor de un
millar de nuevos miembros. Es posible que ahora el volumen pueda ser mayor
porque podrán aspirar a integrarse los jóvenes de las cátedras.
En diferentes
oportunidades hemos registrado aquí mismo el curso del reciente programa de
Cátedras Conacyt. Básicamente, según destacan los lineamientos y bases de la
iniciativa, se trata de plazas académicas comisionadas a instituciones públicas
de investigación, bajo el régimen de nombramientos de confianza, donde el
propio organismo rector de las políticas científicas y tecnológicas es el que
funge como patrón.
Se supone que
desde el pasado mes de septiembre los 574 jóvenes que fueron seleccionados para
ocupar esas nuevas plazas ya están comisionados en determinadas instituciones.
Aunque, como también lo hemos hecho notar, todavía no conocemos la tasa de
rechazo que se produjo, las instituciones específicas a las que fueron
asignados y cómo está operando el programa.
El asunto es
que si se trata de jóvenes dedicados a la investigación en instituciones
académicas, parece derivarse lógicamente que deben tener oportunidad de
pertenecer al SNI, el sistema más prestigioso y reconocido de pago por mérito. Un
tema que Conacyt seguramente tenía previsto desde el comienzo.
De hecho,
Conacyt debió modificar su estatuto orgánico y su manual de organización para
dar cabida a la nueva figura de Cátedras Conacyt. Sin embargo, faltaba lo más
importante: modificar el reglamento del SNI.
El pasado 14
de noviembre se publicaron en el Diario
Oficial de la Federación las reformas a los artículos 33, 67 y 93 del
reglamento. Los cambios delimitan los ámbitos de competencia y responsabilidad tanto
de las instituciones receptoras como del propio organismo y de los
investigadores.
Por ejemplo, en el artículo 33 se
indica que: “para los fines de la solicitud de ingreso y reingreso de los
investigadores que ocupen las Cátedras Conacyt, se entenderá que desempeñan sus
actividades de investigación científica o tecnológica en la Institución
beneficiada a la cual fueron comisionados en los términos establecidos por la
normatividad aplicable” (DOF 14.11.14).
A su vez, el artículo 67 dedicado a
precisar los requisitos que deben cumplir los investigadores para recibir el
incentivo económico, como es contar con un contrato institucional con por lo
menos 20 horas de dedicación a la semana y presentar una constancia de
adscripción, resulta curioso que el mismo organismo se dice a sí mismo: los
jóvenes investigadores “deberán presentar constancia de adscripción emitida por
el mismo Conacyt”.
Seguramente, todos o la mayoría de
jóvenes que ocupan las nuevas plazas buscarán ingresar al SNI, es un asunto de distinción pero también de recursos
financieros adicionales. Si se sostiene la idea de un salario base de 37 mil
pesos mensuales para las Cátedras, la pertenencia al SNI podría añadir
alrededor de 800 a 1,000 dólares más.
Si
consideramos el recorte de un mayor número de Cátedras para el año próximo y
que los diputados dejaron casi intacta la propuesta de gasto del gobierno
federal en materia de ciencia y tecnología, tal vez el crecimiento del SNI no
será mayúsculo. Sin embargo, lo indudable es un añadido más a un ya complicado,
oneroso y rocambolesco sistema de evaluación individual. ¿Tiene un punto de
inflexión? Sí, aunque tal vez no lo veremos en el corto plazo.
(Publicado en
Campus Milenio No. 588. Diciembre 5, 2014, p.5)
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