Alejandro Canales
UNAM-IISUE/PUEES
Twitter: @canalesa99
(Publicado en Campus Milenio No. 844. Abril 2, 2020. Pág. 4)
Una situación de crisis nacional
demanda la participación conjunta de gobierno y sociedad. El primero, desde este
lunes 30 de marzo, decretó emergencia sanitaria, hizo un recuento de los
materiales e infraestructura hospitalaria para hacer frente a la epidemia y hace
acopio de fuerzas. La convocatoria más general a los ciudadanos es a aislarse
de forma voluntaria para atenuar la propagación del virus y aplanar la curva de
contagios que ahora se están disparando. Muy importante.
No obstante, el mismo gobierno hizo
un llamado más específico a instituciones especializadas. Una de las medidas
del más reciente decreto del Consejo de Salubridad General es para que Conacyt
y universidades colaboren en la lucha contra el Covid-19. La iniciativa forma
parte de los líneas de acción que aparecieron publicadas en el Diario Oficial
de la Federación (DOF) esta misma semana.
La convocatoria no es ninguna
sorpresa. Desde que el virus fue detectado el pasado mes de diciembre en China,
poco a poco ha cobrado mayor autoridad y presencia el conocimiento experto,
tanto para precisar rápidamente la secuencia genética del virus para un diagnóstico
correcto, como para el diseño de estrategias de contención, los patrones de comportamiento,
los síntomas, medicamentos y la esperada vacuna que ponga a salvo a la
población.
Nancy Pelosi, la poderosa
presidenta de la Cámara de Representantes en los Estados Unidos, en su discurso
de la semana pasada, enfáticamente reiteró que no ocurriría un control del
coronavirus si no “respetamos la ciencia, la ciencia, la ciencia. Y a los que
dicen que elijamos rezar sobre la ciencia, les digo que la ciencia es la respuesta a
nuestras plegarias" (26.03.2020).
En México, desde la parte
gubernamental, los principales esfuerzos para contender con el virus se han
concentrado en la Secretaría de Salud y particularmente en una de sus
subsecretarías. Lo notable ha sido la ausencia del Conacyt, el organismo que
desde el comienzo debió encabezar las actividades para enfrentar el Covid-19
porque coordina las capacidades nacionales en materia de ciencia y tecnología.
Sin embargo, en enero pasado,
cuando se tomó registro nacional del coronavirus, el Conacyt solamente se limitó a difundir una
entrevista con el doctor Carlos Arias Ortiz, académico que encabezaría el
Proyecto Nacional de Investigación e Incidencia en Virología (27.01.2020). Nada
más.
La actitud tampoco varió conforme
la pandemia creció y fue evidente su alarmante proporción en todo el mundo. El Conacyt
continuó con sus actividades rutinarias e incluso volvieron los ríspidos
intercambios con algunos sectores académicos y científicos.
Uno de los motivos para el reciente desencuentro fue
la consulta para integrar las comisiones dictaminadoras del Sistema Nacional de
Investigadores en plena contingencia sanitaria. La Red Prociencia llamó la atención sobre el carácter inoportuno de
esa consulta, la cual no solamente desdeñaba cualquier interés por contribuir a
enfrentar la pandemia, además contenía graves irregularidades, como un
incorrecto padrón de elegibles (personas duplicadas o fallecidas aparecían como
posibles integrantes), plazos diferenciados y un manejo discrecional de la
información derivada de la consulta (Carta pública 25.03.2020).
El científico Antonio Lazcano
también hizo notar la insensibilidad de Conacyt en el momento actual, así como
los errores e inconsistencias de la misma consulta. Igualmente, todos los ex
coordinadores del Foro Consultivo Científico y Tecnológico firmaron un
comunicado público para aclarar que ese organismo no fue tomado en
consideración, “a pesar de que esto ha sido parte de las funciones y facultades
del FCCyT AC, previstas en los artículos 36, 37 y 38 de la Ley de Ciencia y
Tecnología”.
Los comunicados públicos
recibieron una respuesta de Elena Álvarez Buylla, directora del Conacyt. La
carta aclaratoria está fechada el 30 de marzo y es la primera vez que pública,
formal y explícitamente, desconoce la existencia del Foro Consultivo Científico
y Tecnológico AC. El hecho merece un tratamiento aparte –lo haremos en próxima
entrega--, porque tiene múltiples antecedentes, pero también porque es un
episodio más en la disputa legal que sostienen el Conacyt y el Foro Consultivo.
Diferentes instituciones
académicas y personalidades científicas han manifestado con anterioridad su
plena disposición a apoyar. Tal vez en estos momentos, frente a la gravedad de
la emergencia sanitaria, ya sería hora de atender los llamados a la prudencia y
a la colaboración de diferentes organismos y personas. Porque el verdadero riesgo
es que ni siquiera veamos pasar la pandemia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario