La Academia
Mexicana de Ciencias (AMC) tiene un nuevo consejo directivo para el periodo 2012-2014.
Es la organización de científicos más numerosa y más relevante a nivel nacional,
seguramente desempeñará un papel activo en la próxima definición de las
iniciativas para el sector. Pero no es la única agrupación en la arena.
La AMC ya
cumplió más de medio siglo de existencia (fue fundada en 1959 con el nombre de
Academia de la Investigación Científica) y durante casi cuarenta años solamente
agrupó a los científicos de las ciencias naturales y exactas. En 1996 cambió a
su denominación actual y también amplió el ingreso a científicos de las
humanidades y las ciencias sociales. No obstante, representantes de estas
últimas especialidades rara vez han presidido la agrupación.
Actualmente,
la organización cuenta con más de 2 mil científicos, pertenecientes a once secciones
de especialidad: agrociencias; astronomía; biología; física; geociencias;
ciencias sociales; humanidades; ingeniería; matemáticas; medicina; y química.
El artículo
sexto de los estatutos de la Academia indica que el ingreso de los miembros
regulares debe ser
a propuesta de uno de los miembros de la propia agrupación e idealmente el
proponente debe contar con la misma especialidad del que aspira a ingresar. Es
decir, la ruta de acceso es regulada por área de conocimiento y por quienes ya forman
parte de la asociación.
La máxima autoridad de la AMC es la asamblea
general, pero el comité directivo, como su nombre lo indica, se encarga de
dirigir, administrar y ejecutar las decisiones (Título segundo de los
estatutos). El comité está compuesto por el presidente, vicepresidente, dos
secretarios y un tesorero.
Los integrantes del comité duran en el cargo
dos años y, según la normatividad,
el vicepresidente de un periodo ocupará el
cargo de presidente al siguiente bienio. Esto es, en los estatutos se marca una
incorporación paulatina y cierta continuidad de quien ocupará la titularidad de
la organización.
El nuevo comité, el que se presentó en la
asamblea del pasado viernes 27 de abril y que estará en funciones hasta el
2014, está compuesto por José Franco López como presidente (vicepresidente en
el periodo anterior); Blanca Jiménez Cisneros como vicepresidenta (especialista
en el tema del agua e investigadora del Instituto de Ingeniería de la UNAM);
Alejandra Bravo de la Parra como tesorera; y Roberto Leyva Ramos como
secretario.
Sin duda tiene relevancia la personalidad de
quien preside el comité directivo: es la representación y la voz pública de la
AMC. En las dos décadas anteriores y particularmente en la última, los
desencuentros entre las autoridades del sector y la Academia han sido notables,
sobre todo frente a la designación de los titulares del Conacyt, la
distribución de los incentivos fiscales para empresas y por el financiamiento
para la ciencia básica.
El papel de la Academia fue decisivo para la
creación del Sistema Nacional de Investigadores a mediados de los años ochenta
y también para su continuidad en todos estos años. Además, durante casi toda su
existencia ha sido uno de los interlocutores privilegiados en la integración de
los programas sectoriales y en las reformas a la ley.
No obstante, desde el final de los años
noventa, con los cambios normativos, otras instancias de contacto entre
autoridades federales y comunidad científica se han hecho presentes y también
han mostrado capacidad de propuesta. Tal es el caso del Foro Consultivo
Científico y Tecnológico, como instancia de expresión de la comunidad
científica y órgano de consulta, o la Conferencia Nacional de Ciencia y
Tecnología que reúne y coordina a las autoridades de Conacyt y los respectivos
consejos estatales.
Otras agrupaciones, no previstas en la ley,
también han mostrado una activa presencia. Una de las más sobresalientes ha
sido la Asociación Mexicana de Directivos de la
Investigación Aplicada y el Desarrollo Tecnológico (Adiat). De hecho, como lo
comentamos aquí hace un mes, esta organización logró que los actuales
candidatos presidenciales, respaldaran la idea de crear una nueva Secretaría de
Ciencia y Tecnología. Otra es la Red Nacional de Organismos y Consejos
Estatales de Ciencia y Tecnología (Rednacecyt).
(Publicado en Campus Milenio. No. 460. Mayo 3, 2012)
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